Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
lunes, 26 de mayo de 2025
Indeleble Alfonso Chico Carrasquel
"Vamos a jugar un Carrasquelito". Siempre que nos reuníamos en
casa de cualquiera de los amigos y hasta en la calle, alguien sacaba
una pelota de goma y la empezaba a rebotar de la pared del frente o
del patio de la casa. Aquella primera referencia infantil nos llevó a
preguntar por el apellido. Padres y abuelos abrían los ojos.
"Carrasquelito, ese es el ídolo nacional que mantuvo viva la llama de
los campeones del '41 e inició la seguidilla de glorias venezolanas
entre los torpederos de las Grandes Ligas".
La lectura de libros, revistas y periódicos nos fueron revelando
la estatura beisbolera de aquel nombre que gritábamos con tanto
entusiasmo cuando salíamos al recreo escolar o en nuestros ratos
libres en la calle. Sus hazañas en el campo de las mayores al lado de
luminarias como Nellie Fox, Billy Pierce, Bob Feller, Rocky Colavito,
Larry Doby, Beto Ávila, Bob Lemon, Sherm Lollar, Sal Maglie, Roger
Maris, Orestes Miñoso, Brooks Robinson, Vic Power, Jim Rivera, Virgil
Trucks, Early Wynn, Al Rosen, Herb Score, revivieron sobre el papel
con cada lectura de las reseñas de los juegos de los Medias Blancas de
Chicago, los Indios de Cleveland, Atléticos de Kansas City y Orioles
de Baltimore. También sus logros en el béisbol profesional venezolano
al defender los colores del Cervecería Caracas, Leones del Caracas,
Pampero, Oriente, Orientales, Magallanes, Aragua. Entonces me percaté
de la razón por la que mis amigos llamaban por el apellido del Chico
al predilecto juego de los roletazos provenientes de pegar una pelota
de goma contra una pared. Más aún al conocer que el Chico aún posee la
marca para un venezolano, de más partidos consecutivos bateando
imparables en las Grandes Ligas (24), eso ocurrió en la temporada de
1950.
La estatura humana del Chico la conocí en noviembre de 2004
cuando por intermedio de Daniel Gutiérrez fuimos a visitarlo en su
casa de Sarría. Salía de una dolorosa sesión de diálisis, sin embargo
la sonrisa brillaba en su rostro. Conversamos de béisbol unos minutos.
Hablamos de Isaías Látigo Chávez. El Chico ajustó los botones de la
chaqueta azul de los Leones del Caracas. "Me gusta mucho que escribas
un libro del Látigo. Él fue un gran pelotero e iba a dar más". También
nos contó como en las prácticas del equipo de Anzoátegui para un
Campeonato Nacional AA vio a un jovencito destacar en la defensa del
campocorto. "¿Cómo se llama ese muchacho?" "Enzo Hernández". "Ese va a
ser mi short en el campeonato". "Pero señor Alfonso ese muchachito es
juvenil, lo trajimos para que se vaya fogueando". "Si ese muchacho no
es el short, yo tampoco voy a dirigir el equipo de Anzoátegui".
El Chico explicó que el campeonato se realizó en Cumaná. Carina
observó que nosotros venimos de allá. El Chico añoró la gastronomía
cumanesa. "Sobre todo el arroz con coco, el majarete y esas morcillas
dulces que nos comíamos después de los juegos. Nunca se me va a
olvidar el sabor dulce y picante de esas morcillas".
En la sala de la casa descansaban varias cajas con restos de la
mudanza desde Chicago. "¿Por qué vivió todos estos años en Chicago?"
"Sencillamente porque allá me respetaban y me trataban bien. Aquí a
veces se presentan incidentes como el de hace algunos días cuando me
llamaron del canal 8 para que tomara un taxi y me fuera para Los
Ruices porque me iban a entrevistar. Les dije que no podía, que estoy
enfermo. Insistieron y me dijeron '¿cuanto le puede costar esa carrera
6, 7 dólares?' Tuve que colgar el teléfono. En Chicago cuando
cualquier periodista quería entrevistarme me mandaban a buscar con una
limusina, me trataban con respeto, estaban pendientes del mínimo
detalle".
El amanecer del 26 de mayo de 2005 supimos que el Chico se fue a la
conquista de la goma. Pero aún seguimos viéndolo desactivar roletazos
candentes en todas direcciones. Escuché a la distancia el llamado de
mis amigos. "Vamos a jugar un Carrasquelito".
Alfonso L. Tusa C.Mayo 26, 2005.
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