jueves, 1 de mayo de 2025

Esquina de las Barajitas: Música desde el Fanzone.

Bruce Markusen.
Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown.
Al posar para su barajita Topps de 1973 en una fotografía que fue tomada en Shea Stadium, Carmen Fanzone es mostrado claramente sosteniendo un bate. Imagine por un momento que el bate sea una trompeta. De alguna manera, esa habría sido una decisión más apropiada y creativa para una barajita de beisbol de Fanzone. Mientras el tercera base-segunda base a menudo tenía dificultades con el bate, sin discusión el instrumento más importante para un pelotero regular de ligas mayores, él probó que era más que capaz cuando se trataba de manejar un instrumento musical. Como muchos grandes ligas, Fanzone tuvo dificultades para mejorar su bateo, pero al contrario de la mayoría de los peloteros, tenía pocas dificultades en el mundo de la música. A la tierna edad de 8 años, Fanzone empezó a tocar la trompeta. En la escuela secundaria, tocaba para una banda en Detroit, eventualmente estudió música en Central Michigan University. Sin embargo la dedicación de Fanzone por la música no evitó que practicara beisbol. “Si yo no iba a ensayar con la banda”, le dijo Fanzone al periodista Jerry Crowe de Los Angeles Times, “Iba a una práctica de beisbol, o viceversa”. Como pelotero, Fanzone empezó su carrera profesional en 1964, cuando los Medias Rojas de Boston lo firmaron como agente libre amateur. (Ese fue el año final antes del draft amateur, así que Fanzone tuvo la oportunidad de firmar con cualquier equipo). Los Medias Rojas lo asignaron a su equipo filial de la NY-Penn League ubicado en Wellsville (a unas 200 millas de Cooperstown); Fanzone inmediatamente causó una gran impresión al despachar 21 jonrones, agenciar un OPS de 1.165, y jugar tres posiciones: segunda base, campocorto, y tercera base. A los Medias Rojas les gustó tanto lo que vieron que lo promovieron a una liga Clase A de temporada completa hacia el final de su primer verano. Fanzone tuvo dificultades para jugar tan bien como lo había hecho en Wellsville mientras avanzaba en el sistema de ligas menores de los Medias Rojas. Al establecerse eventualmente en tercera base, Fanzone siguió bateando para promedios altos, pero sin el poder que los patirrojos habían visto en la NY-Penn League. En consecuencia, a Fanzone le tomó un buen tiempo en llegar a Boston, seis años para ser exactos. Curiosamente, Fanzone enfrentó algun malestar varias veces en las ligas menores. Mientras sus managers de grandes ligas nunca le pidieron que abandonara sus inclinaciones musicales, si recibió ciertos reclamos de algunos de sus dirigentes de ligas menores. Por lo menos un manager le dijo a Fanzone que renunciara a la música completamente y se concentrara en el beisbol. A pesar de los reclamos, Fanzone siguió dedicado a sus dos amores. El sueño se cumplió en 1970 cuando Fanzone recibió un llamado a mediados de temporada para jugar en Boston. En ese momento difícilmente era un prospecto, tenía 28 años de edad, hace rato había pasado el momento cuando era considerado un fenómeno. Pero seguían siendo las grandes ligas, una meta esquiva para la vasta mayoría de los peloteros de ligas menores.
La falta de poder y velocidad de Fanzone había preocupado a algunos en la organización, pero el daba lo mejor de sí para reponerse ante la ausencia de tales atributos, se fajaba todo el tiempo y mantenía una actitud positiva. Uno de quienes se dio cuenta fue el inquilino del Salón de la Fama, Ted Williams, quien fungía como instructor de bateo en el entrenamiento primaveral de los Medias Rojas antes de convertirse en manager de los Senadores de Washington. Una primavera, la de 1967 o 1968, Williams tomó a Fanzone como uno de sus protegidos y le dio algunos consejos. “Fue como si Dios estuviese hablando conmigo”, le dijo Fanzone a Los Angeles Times. Al completar su aprendizaje, Fanzone debutaría en tercera base, a mediados de la temporada de 1970, jugando ocasionalmente por el tercera base regular, Rico Petrocelli. Por supuesto, no había manera de que Fanzone reemplazara a Petrocelli, uno de los héroes del equipo desde la temporada del “Sueño Imposible” en 1967 quien seguía generando números de poder en 1970. Con Petrocelli en medio de una temporada en la cual batearía 29 jonrones y acumularía 103 carreras empujadas, Fanzone se encontraba bloqueado. La única otra opción real era la segunda base, pero los Medias Rojas tenían a un capaz joven veterano en esa posición en la persona de Mike Andrews, sólido a la defensiva quien también bateaba con poder. Simplemente no había otro lugar para Fanzone que salir de la organización. Ese invierno, en un movimiento que no sorprendió a nadie, los Medias Rojas cambiaron a Fanzone. Lo enviaron a los Cachorros de Chicago por el infielder veterano Phil Gagliano, un jugador viejo quien se había ajustado al trabajo de medio tiempo con los Cachorros y los Cardenales de San Luis. Ahora fuera de Boston, Fanzone esperaba tener más tiempo de juego en la Liga Nacional. Eso no ocurrió, al menos no en principio. Como los Medias Rojas, los Cachorros ya tenían peloteros regulares en tercera base, donde residía el inquilino del Salón de la Fama, Ron Santo, y en segunda base, la posición de Glenn Beckert. Así que tuvo que regresar a AAA, más específicamente al Tacoma, el equipo filial de los Cachorros en la Pacific Coast League. Conocida como una liga de bateadores, la PCL resultó una buena opción para un pelotero experimentado como Fanzone, quien logró topes personales en promedio de bateo (.327), jonrones (28), y carreras empujadas (106). Como recompensa por su buen desempeño en Tacoma, los Cachorros subieron a Fanzone en septiembre. Los Cachorros resolvieron convertir a Fanzone en jugador utility, con un plan para usarlo como reemplazo en posiciones del cuadro interior y los jardines. Su primer turno al bate con los Cachorros fue como bateador emergente ante Steve Blass de Pittsburgh y despachó cuadrangular en el Three Rivers Stadium. Fanzone batearía otro jonrón ese septiembre mientras compilaba un promedio de bateo de .186. De todas formas, a los Cachorros les gustó la versatilidad de Fanzone, la cual le permitió desempeñarse en tercera base, primera base, y las esquinas de los jardines. Así que en 1972, los Cachorros incluyeron a Fanzone en su roster del día inaugural como utility, con la tarea de respaldar a peloteros como Santo, el primera base Jim Hickman, y los jardineros Billy Williams y José Cardenal.
Por primera vez en su carrera, Fanzone no pasaría un día en las ligas menores. Al permanecer en Chicago todo el verano, Fanzone bateó solo para .225 pero aportó protección en cinco posiciones mientras aparecía en 86 juegos. Jugar en Chicago tenía un beneficio adicional. Como todos los juegos de los Cachorros en Wrigley Field eran diurnos, Fanzone tenía libertad para efectuar compromisos musicales en las noches. Una vez que el juego terminaba, Fanzone se dirigía a un establecimiento local para tocar sesiones de jazz. Como diría Fanzone muchos años después, “eso era una buena terapia para mí”. Los Cachorros respetaban el talento musical de Fanzone, en más de una ocasión le pidieron que interpretara el himno nacional con su trompeta. Fanzone tocaba para la Salvation Army durante el receso entre temporadas y dictaba clases de música en el invierno. También tocaba la trompeta en lugares nocturnos de Chicago y en escuelas secundarias del area. Se especializó en jazz, con un poco de música clásica. Por más que la música era muy importante para él, Fanzone hacía del beisbol su primera prioridad durante la temporada. Gracias a su temporada de larga estadía en Chicago en 1972, Fanzone se ganó su primera aparición en barajitas Topps como parte de la colección de 1973. La fotografía, tomada durante uno de los viajes de los Cachorros a Nueva York en 1972, muestra el nuevo uniforme de visitante del equipo. Para 1972, los Cachorros habían cambiado las camisetas abotonadas de algodón por franelas de polyester, mientras adoptaban pantalones de elástica azul en la cintura, para reemplazar el tradicional cinturón negro. Para ese momento, Fanzone hubiera estado dispuesto a usar unas orejas de conejo como parte del uniforme; estaba simplemente agradecido por ser un grandesligas a tiempo completo. Con su primera aparición en las barajitas Topps, Fanzone tuvo su mejor temporada en 1973. De nuevo con la función de jugador sustituto, bateó para .273 y tuvo un OPS de .797, una estadística grandiosa para un pelotero de la banca. Con Santo mostrando algunas señales de desgaste a los 33 años de edad, algunos especularon que Fanzone pronto podría asumir la regularidad en tercera base. Dadas sus rachas ofensivas, junto a una reputación de buen juego defensivo en la esquina caliente, los Cachorros pensaron que podrían haber encontrado al sucesor de Santo. Eso no ocurrió. Ese octubre, los Cachorros cambiaron al inquilino del Salón de la Fama, Ferguson Jenkins, a los Rangers de Texas por un paquete que incluía al tercera base Bill Madlock. Fue Madlock, no Fanzone, quien sustituyó a Santo, quien luego fue enviado a los Medias Blancas, al otro lado de la ciudad. De vuelta a su papel como jugador de reserva, un desanimado Fanzone solo bateó .190 y se embasó apenas el 26 por ciento del tiempo en 1974. Esos números dejaban mucho que desear, eso hizo que los Cachorros decidieran despedir a Fanzone en diciembre.
A los 33 años de edad Fanzone no quería dejar de jugar. Encontró algo de trabajo en las ligas menores, firmó contrato con los Islanders de Hawaii AAA, equipo sucursal de los Padres de San Diego. Para ese momento, los Islanders tenían el hábito de firmar veteranos. Lo cual los convirtió en el paraíso de los grandes ligas despedidos. Los peloteros veteranos disfrutaban la vida con los Islanders, lo cuales proveían un beneficio adicional en forma de sol cálido y las playas infinitas de Honolulu. En 1975, los Islanders contrataron a varios antiguos grandesligas, incluyendo a Fanzone, el catcher Chris Cannizzaro, los infielders Steve Huntz y Sonny Jackson y el jardinero Rod Gaspar. En el papel, mudarse a Hawaii parecía bueno, pero Fanzone solo jugó esporádicamente y bateó poco. Un promedio de .217, combinado con una lesión severa en el tobillo a mediados de temporada, convenció a todos de que era el momento del retiro. A diferencia de muchos peloteros, Fanzone tuvo pocas dificultades para hacer la transición desde el beisbol hacia la vida real. Despues de salir de los Islanders, Fanzone se convirtió en músico a tiempo completo. En uno de sus trabajos más notables, tocaba trompeta para la Baja Marimba Band en el Fairmount Hotel de Nueva Orleans. Ese trabajo duró dos años completos. Aún 40 años despues del final de su carrera de beisbolista, Fanzone aun sigue salpicado por la música, aunque pasa mucho de su tiempo como consultor del capítulo de Los Angeles de la American Federation of Musicians. (La federación es un sindicato de músicos). Mantiene una oficina en Hollywood; el local está lleno de fotografías de músicos célebres y antiguos compañeros de equipo, un recordatorio de los muchos “nombres” que ha conocido en el camino. Aunque nunca se convirtió en una superestrella musical, Fanzone se ha convertido en uno de los casos más exitosos de atletas convertidos en músicos de la historia del deporte. Y no se lamenta por compartir sus prioridades entre el beisbol y la banda. Para muchos peloteros, el beisbol lo es todo. Pero para un músico como Carmen Fanzone, hay una vida muy definida después del beisbol.
Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Agosto 12 2017.

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