Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
miércoles, 14 de mayo de 2025
Mike Norris: El Cy Young Que Nunca Fue
Noviembre 5, 2014. Owen Watson.
Hace dos años, cuando los Atléticos de Oakland se encontraban en la intensidad de una insurgencia en septiembre que culminaría con la conquista de la división Oeste de la Liga Americana el día final de la temporada, yo me hallaba en un abasto de comestibles adyacente a mi vecindario en Oakland. Estaba en camino al juego de los Atléticos de ese día y me había detenido a comprar algunos suplementos en mi ruta al estadio. Estaba haciendo la cola detrás de un tipo mayor quien notó mi gorra de los Atléticos, empezamos a hablar del equipo. Discutimos la trayectoria de la temporada, si podíamos ganar la división, como nuestros abridores y el bullpen estaban pitcheando muy bien en pleno trecho final __tópicos normales de los aficionados al beisbol__ hasta que sacó su cartera para pagarle al cajero.
“¿Quiere ver algo?”, me preguntó, luego de entregarle un billete de veinte dólares al cajero.
Sacó de su cartera una barajita de beisbol y me la ofreció. Estaba muy doblada y desgastada: el cartón se había suavizado mucho, los bordes estaban partidos y rasgados, y la foto estaba desteñida, como una película Technicolor de hace décadas colocada en el armario de un almacén y fue olvidada.
A pesar de la decoloración todavía podía leer el nombre.
“Mike Norris”. Leí en la barajita. ¿Ese es usted?
“El mismo que viste y calza”. Dijo él.
Comparé al tipo flaco de bigotes delgados de la barajita con el hombre parado frente a mí. El parecido estaba ahí, pero él no parecía un antiguo pitcher de grandes ligas __o como yo pensaba debería lucir un antiguo pitcher de grandes ligas. No era muy alto, no tenía una complexión robusta, y sus brazos eran de tamaño normal, tal vez un poco largos.
En ese momento, no pensé en preguntarle porque llevaba una barajita de beisbol en la cartera para mostrársela a los extraños. No pensé en preguntarle porque usaba muletas permanentes, o porque estaba en esa tienda, o que había ocurrido en los 31 años entre la foto congelada del medio wind up de él en la barajita Topps de 1981 que tenía en mi mano y aquel día de septiembre de 2012.
No pensé preguntarle nada, porque había volteado la barajita y veía la línea de su temporada de 1980.
Los números: 22 triunfos, 284.1 innings pitcheados, 180 ponches, 2.53 de efectividad, 1.04 de WHIP.
Veinticuatro juegos completos.
Fue un año de ensueño; del tipo que solo ocurre cuando un joven, espigado pitcher derecho con talento de primera ronda de draft tiene la epifanía __el clic__ y es casi imbateable desde ese m omento.
“Santa cachucha”, dije.
Mas tarde ese día, después del juego, me fui a casa para revisar la temporada de 1980 de este pitcher a profundidad, una temporada que siguió mejorando y mejorando a medida que avanzaba en las estadísticas. Por medidas tradicionales, su temporada fue ejemplar; por sabermetría, fue mejor. Entre los pitchers de la Liga Americana, él clasificó así:
*tercero en Fielding Independent Pitching (Defensiva independiente del pitcheo)
* primero en Adjusted Pitching Runs (Carreras ajustadas al pitcheo).
* primero en Adjusted Pitching Wins (Triunfos ajustados al pitcheo)
* primero en Wins Above Replacement de pitcheo (triunfos por encima de reemplazo).
Sin embargo había un número que impresionaba en su perfil de Baseball-Reference más que cualquier otro: Un segundo lugar en la votación del premio Cy Young en la sección de “Premios”. Al hacer clic en el enlace, vi la votación del premio Cy Young de la Liga Americana en 1980 por primera vez, y las palabras de Mike Norris de temprano ese día resonaron en mi cráneo.
“Me robaron”, me había dicho, tomando de vuelta la barajita para verla, como si hubiese algo que hubiese olvidado en los 30 años que había estado en su cartera. “Debí haber ganado ese Cy Young”.
Fue una votación muy cerrada. Steve Stone, abridor de los Orioles de Baltimore y ganador de 25 juegos, empató con Norris con 13 votos para el primer lugar. Los electores que no votaron por Norris para ganar lo ubicaron muy abajo en la votación (Stone recibió 10 votos para segundo lugar por siete de Norris), lo cual le dio una pequeña cantidad de puntos totales y eso le dio el premio a Stone. Tres electores dejaron a Norris fuera de la votación por completo.
Sin embargo la carrera en logros en el campo no fue cerrada. La campaña de 1980 no fue el caso de la carrera de la Liga Americana de este año (2014) entre Félix Hernández y Corey Kluber, en la cual las estadísticas de ambos pitchers estaban separadas por márgenes tan finos como el espesor de una hojilla de afeitar. Norris había sacado considerable ventaja a Stone en cada categoría de pitcheo durante 1980, excepto dos: triunfos y porcentaje de triunfos. Stone jugó para un equipo que ganó 100 juegos; Norris para otro que ganó 83. Como resultado, Stone tuvo marca de 25-7 y Norris 22-9. Esas parecieron las únicas estadísticas a las que los electores prestaron atención.
En el transcurso de los dos años desde que me encontré con Norris en aquella tienda de comestibles de Oakland, no he podido dejar de regresar a los sucesos del premio Cy Young de 1980. ¿Qué fue de Norris después de 1980? Más importante aún, ¿por qué no he oído más de él, la víctima de uno de los escamoteos más grandes en la historia del premio Cy Young?
Empecé por el comienzo.
Mike Norris fue seleccionado en la escogencia 24 de la primera ronda del draft amateur de 1973, por los Atléticos de Oakland en el City College de San Francisco. Su primera apertura para el equipo grande de los Atléticos ocurrió en 1975, y en los próximos cuatro años tuvo poco éxito relativamente, agenciando una marca general de 12-25 con 4.67 de efectividad y 1.53 de WHIP después de la temporada de 1979.
Muchas de las derrotas que sufrió Norris pueden ser atribuídas a la actuación del equipo, el cual, luego de ganar tres Series Mundiales seguidas desde 1972 hasta 1974, pasó por una etapa seria de reconstrucción mientras Norris avanzaba en su formación. Luego de ganar 98 juegos en 1975 mientras se fajaban con los Reales de Kansas City en la carrera por el título de la división oeste de la Liga Americana, Oakland perdió 74 juegos en 1976, 98 en 1977, 93 en 1978, y 108 en 1979.
Algo cambió en 1980 para los Atléticos y Norris, cuando la rotación de lanzadores abridores estuvo compuesta por jóvenes ases bajo la ejida de un manager nuevo, Billy Martin. Rick Langford ganó 19 juegos con efectividad de 3.26 (además de 28 iuegos completos), Matt Keough ganó 16 con 2.92 de efectividad (20 juegos completos), y Norris emergió como el mejor de todos ellos. Steve McCatty y Brian Kingman redondearon la rotación, cada uno lanzando más de 210 innings y efectividades por debajo de 4.00.
Con Martin, los primeros tres abridores lanzaron un combinado de 824.1 innings en 1980, convirtiéndolo en el último equipo con tres abridores en lanzar al menos 250 innings cada uno con una efectividad por debajo de 3.30. La pesada carga de trabajo de los abridores vendría a formar parte del estilo de dirigir de Martin, conocido coloquialmente como “Billyball”, y fue la sospechada causa de que todos los cinco abridores de la rotación de 1980 vieran sus carreras recortadas debido a las lesiones que experimentaron en los años siguientes.
Norris le dijo a LA Times en 2011 respecto a las visitas de Billy Martin al montículo, “Si le decías que estabas cansado, te miraba como si fueses menos que un hombre”, dijo Norris. “Así que le decía que se fuera de ahí, que se fuera al demonio”.
Y, más a menudo que nunca, Martin se iba de ahí. El joven derecho Norris pitchearía 284.1 innings en esa temporada de 1980, para ocupar el segundo lugar en la Liga Americana. La nota resaltante de la temporada, para aquellos inclinados al agotamiento y los maratones dolorosos de exigencia atlética, fue un juego de 14 innings contra los Orioles liderados por Jim Palmer. Norris cubrió la distancia, permitió 12 imparables, dos boletos y dos carreras limpias, enfrentó 51 bateadores en el transcurso del juego. Finalmente obtuvo el triunfo cuando Tony Armas despachó jonrón con las bases llenas en el cierre del décimo cuarto inning.
Para el final de la temporada, el zumbido del Cy Young seguía al nuevo as del cuerpo de lanzadores. Luego de su apertura final de 1980, un triunfo 11-3 sobre los Medias Blancas de Tony LaRussa en la cual Norris pitcheó su quinto juego completo seguido, LaRussa diría, “Ese muchacho que nos venció hoy tiene que ser el candidato principal del Cy Young”. Martin fue más allá luego del triunfo, al decir “…si ellos no pueden tomar una decisión basados en lo que él ha hecho hasta ahora, nunca lo harán”.
El pitcher derecho terminaría la temporada con logros muy notorios: de las 33 aperturas que hizo, 24 fueron juegos completos, incluyendo cinco juegos completos en extrainning de 11, 14, 10, 11, y 11 innings. Obtuvo un tope para su carrera de 7.3 en porcentaje de tasa de boletos, ganó sus primeros dos guantes de oro (el único pitcher de los Atléticos en ganar ese premio), y terminó entre los primeros tres lugares en la Liga Americana en WHIP, imparables por cada nueve innings pitcheados, innings pitcheados, ponches, triunfos, Fielding Independent Pitching (defensiva independiente del pitcheo).
Solo con las estadísticas, Norris parecía tener asegurado el Cy Young. Stone terminó por detrás de los primeros cinco pitchers del joven circuito en la mayoría de las categorías de arriba (WHIP, H/9, IP, Ks, & FIP). Parecía haber un claro ganador al finalizar la temporada. Como Norris diría en septiembre de 1980, “…basado en mis estadísticas, no hay duda de que hice mejor trabajo que él”.
Norris, sin embargo no ganó el Cy. Tres votantes llegarían tan lejos como dejarlo completamente fuera de la votación (desde 1970 hasta 2010 solo había tres lugares en la votación). Esos miembros de la BBWAA eran de Kansas City, Detroit y Anaheim. Norris tuvo una marca combinada de 5-1 con efectividad de 1.41 y WHIP de 0.92 contra los Reales, Tigres y Angelinos en 1980.
No es un secreto que el sesgo de los triunfos y el porcentaje de triunfos dominó el proceso de selección del premio Cy Young hasta muy recientemente, pero ¿Cuáles fueron las otras razones para que el premio se le entregase a Stone en vez de a Norris?
Hay la posibilidad de un sesgo de Baltimore/Costa Este. Empezando en 1973, los pitchers de los Orioles ganaron cuatro de los próximos siete premios Cy Young: Jim Palmer en 1973, 1975 y 1976, junto con Mike Flanagan en 1979. Los votantes podrían haber incluido el pedrigree organizacional en sus boletas de votación, dado que Baltimore fue una franquicia altamente exitosa durante los 1970s. Stone también inició el Juego de Estrellas por la Liga Americana, pitcheó tres innings perfectos, y los Orioles fueron los favoritos de la Liga Americana desde el propio comienzo de la temporada. Stone también estaba al final de su carrera, y Norris solo empezaba la suya.
Como diría Norris luego de la decisión del Cy Young, “Me parece que ellos pensaron que Steve lo merecía más, puedo aceptar eso…Tengo muchos años por delante. Espero que yo pueda ser considerado otro año”.
No habría otro año como 1980 para Norris.
Con la pesada carga de trabajo de Martin, no sorprende que todos los cinco abridores de Oakland en la temporada de 1980 se esfumaran con una variedad de lesiones de codo y hombro en las temporadas siguientes. Langford solo tuvo dos temporadas exitosas antes de ser despedido en 1985, Keough nunca pasaría otra vez de los 100 innings pitcheados durante una temporada después de 1982, McCatty se había retirado a la edad de 31 años, y Kingman estaba ido después de 1982.
Para Norris hubo la confluencia de dos influencias igualmente dañinas en su carrera luego de su temporada de irrupción: la aparición de daños neurales en su hombro de lanzar y la rampante epidemia de cocaína que plagó al beisbol a inicios de los 1980s. 1981 significó una temporada interrumpida por la huelga de peloteros con amplios espacios para actividades extracurriculares y pérdida de fuerza en el hombro, seguido por una temporada de 1982 que vio la introducción de “Billyball” en todos los niveles de la organización de los Atléticos luego que a Martin le fuesen entregados todas las operaciones de beisbol en Oakland.
En 1982, los pitchers jóvenes estaban lanzando juegos completos en lugar de los abridores de las ligas mayores durante los juegos del entrenamiento primaveral, eso llevó a una falta de preparación para los encuentros de nueve innings que les aguardaban a partir del día inaugural. Norris fue a la lista de incapacitados con tendinitis en el hombro en junio de 1982 igual que el resto del cuerpo de lanzadores desgastado por la intensa carga de trabajo, y tuvo cirugía en su hombro en noviembre de 1983 luego que el dolor y la inefectividad habían aparecido. Su lesión también aumentó su dependencia de las drogas, lo cual le sacó de la liga y le llevó a la rehabilitación de drogas. Tendría un corto regreso en 1990 para los Atléticos y pitchearía bien, pero fue despedido luego de solo 27 innings de trabajo.
Dos años después de nuestro encuentro circunstancial en la tienda de comestibles, decidí que era tiempo de preguntarle a Norris acerca de su carrera, la carrera por el Cy Young de 1980, y su vida actual. Durante mi investigación de un mes sobre él, encontré algunas sorpresas, incontables historias de leyendas e inquilinos del Salón de la fama, y un programa para jóvenes en riesgo que usa el beisbol como herramienta para la movilidad social y los hábitos saludables.
Con una búsqueda rápida, hallé que el antiguo as ahora encabeza un programa llamado la Mike Norris School for Baseball and Wellness, una sociedad sin fines de lucro en el Área de la Bahía que busca comprometer a la juventud urbana mediante un currículo de beisbol y una apropiada combinación dieta/ejercicios. El programa está en las etapas iniciales de su sociedad con la también sin fines de lucro Peacemakers, Inc., pero sirve como un programa posterior a la escuela para ayudar a mantener a los niños alejados de las repercusiones negativas de vivir en áreas urbanas de bajos ingresos.
Desde ahí, llamé a números que resultaron estar desconectados, envié correos electrónicos a direcciones que nunca respondían, y llamé a la organización sin fines de lucro y dejé un mensaje. Pocos días después, conseguí algo, al hablar con el fundador, Hank Roberts. Él explicó algo del gran trabajo tutorial que la organización está haciendo en Oakland y condados vecinos. Dijo que me pondría en contacto con Mike.
Pocos minutos después, recibí una llamada.
“Es Mike Norris”.
Dos días después, estoy sentado frente a él en un café de Oakland. Es más alto de lo que recuerdo. Sus manos son grandes. Tiene la sonrisa fácil y la actitud afable de alguien que ha sido entrevistado miles de veces.
Él parece, en su esencia, un pitcher de ligas mayores.
Por las próximas tres horas, hablamos intensamente: de él incorporándose a las ligas menores, de su agarre para el lanzamiento screwball (bola de tornillo), de ser atacado por Dave Winfield después de recostarle la pelota. Me habla de un Rickey Henderson de 19 años de edad y una discusión con Bob Gibson. Hablamos prolongado de su School of Baseball and Wellness, un programa de compromiso para los jóvenes de Oakland. Cuando nos despedimos, planeamos reunirnos otra vez.
Después que salgo del café, camino a casa y me siento a mi escritorio. Saco mi grabador de cintas, veo que tengo tres horas de historias, y presiono el botón de reproducir.
Lancé nueve, pero voy a pitchear el décimo inning. Esto trata solo de empezar.
…
Referencias y Recursos
• Special thanks to Graham Womack at baseballpastandpresent.com for help with archival newspaper research.
• Associated Press. “LaRussa, Martin cite Norris for Cy Young.” The Pantagraph, 2 Oct. 1980: p. B-5.
• Associated Press. “Mike Norris is Thinking About Cy Young.” Santa Cruz Sentinel, 11 Sept. 1980: p. 33., Web. 13 Oct. 2014.
• Associated Press. “Stone Receives Cy Young Award.” The Cornell Daily Sun, 13 Nov. 1980: p. 1.
• Ben Bolch. “In 1980 & ’81, Oakland A’s pitchers had the finishing touch.” Los Angeles Times, 18 Jul. 2011: n. pag.
• Jeff Kallman. “The Rise and Demise of the Five Aces.” Throneberry Fields Forever. Throneberry Fields Forever, 22 Feb. 2012.
• Ron Kroichick. “He’s finding his control.” San Francisco Chronicle, 25 Jan. 2004: n. pag.
• David Nathan. “1980 Cy Young Race Revisited.” Seamheads.com. The Baseball Gauge, 19 Mar. 2011.
• Sports Reference LLC. “Mike Norris Statistics and History.” & “Pitching Season Finder.” Baseball-Reference.com, Major League Statistics and Information.
• Mike Tully. “Orioles’ Stone AL Cy Young Winner.” Tyrone Daily Herald, 12 Nov. 1980: p. 15.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Mayo 03, 2025.
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