miércoles, 23 de julio de 2025

Charles Johnson: La Pesca más Grande de los Marlins.

El receptor de Florida ayudó a liderar a al equipo a su primer título de Serie Mundial, con un trabajo de sólida defensiva, llamando los juegos con inteligencia y mejorando el bateo.
Gordon Edes. The Boston Globe. Baseball Digest. Febrero 1998.
Este hombre enmascarado ya no es más anónimo. El cátcher de los Marlins de Florida, Charles Johnson, quien atravesó toda la temporada de 1997 sin cometer un error, ha mostrado que también puede batear. Sin embargo, todo lo que Johnson haga con el bate es un bono. Lo que de verdad cuenta es lo que hace detrás del plato. Antes que Johnson hubiera recibido un juego en las ligas mayores, a Gary Hughes, el director de reclutamiento que lo firmó, le preguntaron cuanto tiempo pensaba le llevaría convertirse en el mejor cátcher defensivo de la Liga Nacional. “Estoy tentado a decir que cuando René Lachemann escriba su nombre en la alineación”, dijo Hughes en ese momento, refiriéndose al primer manager de los Marlins, “pero es no es justo. Pero él es un sorprendente muchacho maduro. Este tipo es tan legítimo, que es irreal”. Cuando Hughes estaba con los Expos de Montreal, ellos usaron su escogencia de primera ronda en el draft para seleccionar a Johnson desde la escuela secundaria en Fort Pierce, Florida; y fallaron en firmarlo. Las partes estaban muy alejadas. Para el momento cuando Johnson fue de nuevo elegible para el draft, después de su primer año en la University of Miami, Hughes estaba trabajando para los Marlins y lo escogió en la primera ronda de nuevo. Solo minutos antes del tiempo límite de la medianoche para firmarlo, aún persiste la sospecha de que la negociación en realidad no se cerró hasta después que el reloj marcara las 12, entonces fue que Hughes finalmente obtuvo a su prospecto. Mientras estaba parado en los escalones del dugout este octubre pasado en el Turner Field de Atlanta, donde el antiguo campeón robador de bases Kenny Lofton estaba en el otro dugout catalogando a Johnson como el mejor cátcher de las mayores, Hughes se reía cuando le preguntaban que habría ocurrido se él hubiera fallado en firmar a Johnson una segunda vez. “Probablemente estaría sumido en la miseria”, dijo Hughes, “en un trabajo diferente”. El manager de Boston Jimy Williams dijo que si el estuviera construyendo un equipo lo haría alrededor de un jugador ese sería el campocorto novato de los Medias Rojas Nomar Garcíaparra. Eso es lo que piensan los Marlins de Johnson, quien jugó con Garcíaparra en el equipo olímpico de Estados Unidos en 1992. Él era el producto hecho en casa en quien ellos querían establecer la reputación de la franquicia, un muchacho que le bateó cuadrangular al pitcher estrella Curt Schilling en su segundo turno al bate en grandes ligas con un bate prestado de Gary Sheffield.
Antes de la temporada de novato, el gerente general Dave Dombrowski rechazó la posibilidad de cambiar a su joven cátcher por Marquis Grissom el reputado jardinero central. Cuando Carlos Tosca, quien fue manager de Johnson en sus primeras dos temporadas en las ligas menores, llenaba sus reportes diarios, nunca se refería al jugador como “Charles Johnson”. Siempre era “Mr. Charles Johnson”. El otoño pasado, cuando le preguntaron por la reputación de Johnson, el pitcher Alex Fernández miró a Johnson, sentado al lado de él en una sesión de entrevistas y bromeó: “¿Quién dijo?” Pero Fernández dijo que con Fernández detrás del plato los pitchers de los Marlins rara vez se preocupaban por los corredores. “Nuestro trabajo”, dijo él “es darle a Charles la oportunidad de hacer out a los corredores. A veces me ausento mentalmente, porque tengo la sensación de que nadie puede correr contra mí con él detrás del plato”. Hughes dijo que siempre conoció el talento bruto de Johnson; la altura (más de 1,90 metros), el peso (110 kg), el brazo (del tipo que podía tumbar botellas de leche de un barril ubicado a 50 metros de distancia), las manos (del tamaño de una almohada), el entrenamiento (su padre, Charles Sr. un profesor de escuela secundaria quien solía ser su entrenador, colocaba una máquina de pitcheo desde un punto donde lanzaba deliberadamente 50 pelotas a los pies de su hijo, si Johnson paraba 45 de ellas, recibía una hamburguesa Big Mac de recompensa. Lo que Hughes dijo que no sabía era lo que los Marlins habían llegado a admirar más de su cátcher de 26 años de edad. “Él es un tremendo tipo que se desempeña como un pelotero muy bueno”, dijo Hughes. “¿Quien sabía que tipo de caracter tenía él? Yo no lo sabía”, “En su primer año en las ligas menores, fui a verlo en Kane County (Illinois) y le dije, ‘¿Sabes lo que me hace sentir más orgulloso de ti? Mucha gente me dice que gran persona eres’”. Hay poca rapidez en el juego de Johnson, menos en su personalidad. Dave Jauss, el coach de los Medias Rojas que dirigió contra él en las ligas menores, lo consideraba “muy estoico”. Mientras crecía, Johnson aseaba el hogar de sus padres antes que su madre, Gloria, regresara a casa de su trabajo como contable, después se ofrecía para lavar los platos. Él contesta las preguntas del cuaderno de un reportero con más fluidez solo cuando habla de uno de sus pitchers. Usa un reloj Rolex, pero solo porque el pitcher Al Leiter se lo regaló luego que Johnson recibiera su juego sin imparables ni carreras.
Johnson se maneja con el tipo de dignidad asociado con Andre Dawson, el antiguo jardinero estrella, quien jugara pelota universitaria con el padre de Charles y pasara sus últimos dos años en el beisbol vistiéndose al lado del cátcher de los Marlins. Eso no fue por accidente. Los Marlins querían la presencia de Dawson allí para ofrecer seguridad y calma cuando Johnson tuviese dificultades, especialmente en el plato, donde su swing largo hizo que muchos equipos se olvidaran de él en el draft. Johnson bateó .251 en su temporada de novato, luego se sumergió hasta .218 en 1996 con 13 jonrones y 37 carreras empujadas. Estaba bateando solo .212 a mitad de temporada de 1997 cuando los Marlins le dieron una noticia sorpresiva: Bobby Cox el manager del equipo de estrellas de la Liga Nacional, lo había seleccionado para reemplazar al lesionado Todd Hundley. Johnson pensó que estaban bromeando. Pero cuando llegó a Cleveland, el lugar del juego, le dijo al publicista de los Marlins Ron Colangelo mientras caminaban a una sesión de entrevistas: “Solo pienso en eso. Si empiezo a batear. Puedo venir aquí todos los años”. Johnson se ponchó en su turno al bate del juego de estrellas, pero cuando regresó a los Marlins, los imparables, especialmente los jonrones, aparecieron con buena frecuencia. Johnson bateó sobre .300 en julio y agosto, con media docena de vuelacercas en cada mes, y terminó la temporada con promedio de bateo de .250, 26 dobles y 19 jonrones. “Le agradecí a Bobby Cox por llamarlo para ese equipo”, dijo Hughes. “Eso marcó una gran diferencia para Charles. Fue un momento positivo para él. Eso y abrir un poco su forma de pararse en el plato. Johnson ya tiene tres guantes de oro como mejor cátcher defensivo de la liga. Cuatro años en las ligas mayores y solo Iván Rodríguez está en su clase. Para un equipo que tiene un pez tropical como mascota, él representa la pesca más grande de todas”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 25 noviembre 2023.

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