Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
miércoles, 24 de septiembre de 2025
Recuerdos de béisbol, fe y familia en las exequias de Gary Carter.
Andrew Keh. The New York Times. 24-02-2012.
Palm Beach Gardens, Fla. __ Entre los homenajes emocionales a Gary Carter este viernes 24 de febrero, sus logros beisboleros fueron un tópico inevitable.
Pero el servicio en memoria de Carter, quién falleció la semana pasada a los 57 años luego de batallar con un cáncer cerebral, también mostró su devoción por Dios y su familia.
El servicio se ofició frente a cientos de amigos, familiares y antiguos compañeros de equipo en Christ Fellowship, una iglesia grande ubicada en un campo de palmeras.
Entre los que asistieron al servicio en memoria de Gary Carter, estaban antiguos compañeros como Darryl Strawberry, Jesse Orosco, Wally Backman, Bobby Ojeda, Rusty Staub y Lenny Dykstra.
También estaban algunos de los integrantes actuales de los Mets, incluyendo al manager Terry Collins, David Wright, Jon Niese, Josh Thole y Bobby Parnell.
Otros vinieron de lugares lejanos.
Monique Worth, una edil de Montreal, dijo que había venido al servicio en representación del alcalde Gérald Tremblay.
“Gary Carter significó mucho para la ciudad de Montreal, nosotros lo amamos”, dijo Worth. “Por supuesto, era una fanática, como todos”.
Ralph Trigsted, quién dirigió a Carter en el equipo de fútbol americano de Sunny Hills High School en California, viajó desde la costa Oeste con una fotografía de Carter en el bolsillo de su chaqueta.
“Esto me rompió el corazón”, dijo Trigsted mientras hablaba de la muerte de Carter. “Significaba mucho para mí. No podía dejar de venir por nada del mundo”.
La fotografía tomada en el Bronx unas noches antes de que Carter fuera inducido al Salón de la Fama, no era el único recuerdo que Trigsted trajo con él.
“Tengo un mensaje de cuando me llamó a mi celular hace unos meses”, dijo Trigsted. “Todavía está en mi celular. No puedo borrarlo”.
Carter, un catcher que entró al Salón de la Fama como miembro de los Expos de Montreal, dejó de existir el 16 de febrero. Era el catcher regular, y uno de los peloteros clave del equipo de los Mets que ganó la Serie Mundial de 1986.
Se retiró en 1992, después de 19 temporadas en las grandes ligas. Durante su carrera fue elegido 11 veces al Juego de Estrellas y ganó tres Guantes de Oro.
En el servicio del viernes, fueron proyectadas noticias de béisbol, comerciales y presentaciones en televisión donde aparecía Carter, en un par de pantallas planas a los costados del lugar.
“Algunas veces, para ser honesto, los otros equipos no querían saber nada de él”, dijo Tommy Hutton, quién jugó contra Carter antes de ser su compañero en los Expos. Rápidamente se hicieron amigos.
Hutton, como los otros oradores, hizo mención a la profunda fé de Carter. Los tres amores en la vida de Carter eran su familia, el béisbol y Dios.
“Tengo que decir que el me idolatraba”, dijo el catcher del Salón de la Fama Johnny Bench, con una sonrisa. “Pero mientras estamos sentados aquí esta noche, me siento impresionado por las cosas que logró, la familia, los pastores, los amigos, el respeto, pensar en esa sonrisa es pensar en el tipo de persona que era él”.
Bench dijo que Carter siempre había querido dirigir en las Grandes Ligas. “Nadie fue tan inteligente como para contratarlo”, dijo.
Carter dirigió el equipo de béisbol de Palm Beach Atlantic University. Logan Thomas, un pitcher del conjunto, dijo que Carter tenía tres reglas básicas que le dejaba bien claro a sus peloteros: respetar al juego, respetar a los otros, y ser puntual.
“Él amaba el juego y a nosotros”, dijo Thomas, quién se paró en el podio con su camiseta de béisbol.
Los tributos más largos y emotivos fueron los de los tres hijos de Carter.
Su hija mayor, Christy Kearce, describió como la familia viajaba unida cuando a Gary le tocaba jugar en otros lugares en sus día de jugador activo.
“Mucha gente me pregunta, “¿Cómo se siente ser la hija de un famoso jugador de béisbol?”, dijo Kearce. “Todavía me hacía limpiar mi habitación y obtener buenas notas en la escuela. Nuestras noches transcurrían fuera de casa, en un campo de béisbol”.
Parafraseando a su padre, Kearce dijo, “Ahora, ustedes parecen estar en un largo viaje en la carretera”.
Cada hijo de Carter hizo una sentida referencia a la devoción de su padre por la limpieza. Más solemnemente, dijeron que se sentían aliviados porque había terminado el sufrimiento de su padre y creían que estaba en un mejor lugar.
“El Señor se ha llevado a mi papá al cielo, donde está felíz y sin dolor”, dijo su hija Kimmy Bloemers.
D.J., el hijo de Carter, dijo que no conocía el alcance de la fama de Carter hasta que los dos viajaron a Nueva York para la Serie Mundial de 2000 entre los Yanquis y los Mets.
“No podía creer que lo conociera tanta gente, y que tanta gente quisiera su autógrafo”, dijo. “La gente que no podía llegar hasta mi papá me pedía autógrafos a mí”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Febrero 29, 2012.
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