Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
sábado, 6 de diciembre de 2025
Visiones de Aquel Intevep
Hacia el ocaso de las tardes, cuando más absorbente podía ser la faena en los laboratorios de Sur 2, y más apasionante la investigación bibliográfica en las oficinas, se escuchaban voces casi imperceptibles: Si, a las cinco en el estacionamiento de los módulos. Se escuchaba el rebote de una pelota de goma . Los vapores de gasoleo de vacío disparados a través de las perlas de cerámica impregnadas de níquel y magnesio, se dispersaban a eso de las cuatro y media. La inyección final de la destilación simulada arrancaba. Las bombas de ultra alto vacío crujían en el laboratorio de análisis de superficie. Terminaba de ajustarse el canteliver para una prueba de AFM con el nanoscopio. En los laboratorios del fondo del pasillo se avanzaba con las pruebas texturales de silica y otros materiales. Así como íbamos a esos juegos de pelota de goma. También los mediodías salíamos raudos hacia la pista de atletismo detrás del almacen general. Corríamos mucho en menos de dos horas.
El juego empezaba sin estar todos y gradualmente se iba formando el equipo, los que llegaban más tarde aupaban a los jugadores y se iba bordando una atmósfera, una química más allá de la catálisis, una física más allá del efecto túnel, unas imágenes punzantes que fulguraban a medida que avanzaba el atardecer. Aún a las seis y media de la tarde sonaban los puñetazos sobre la pelota de goma, el encontronazo en el plato de Raúl que casi atropella a José Luis con la carrera de la victoria, el engarce de Javier casi en el seto de vegetación al fondo del estacionamiento, el deslizamiento de Vladimir en segunda base, las señas de Pedro desde un costado del estacionamiento para que el Pollo corriese hacia el plato. Había mucha intensidad, mucha adrenalina, mucho ímpetu, porque esos juegos eran poco frecuentes. Se guardaba mucho las afrentas del juego anterior y se buscaba saldar cuentas, con deportividad y humor. Siempre quedaba un rumor de mosaicos, estruendo de armonías.
Los mediodías eran competitividad pura, desde que salíamos del laboratorio apretábamos el paso por llegar primero a los baños del campo de beisbol. Si tocaba pista se sentía la adrenalina cuando el entrenador indicaba la arrancada, la inercia de las zancadas flotaba en las respiraciones ahogadas de quienes mantenía el ritmo y los jadeos de quienes remataban para avanzar posiciones. Si tocaba subir la montaña hasta salir por los talleres detrás de sede central, se regulaba el paso, muchos casi caminaban por temor a lesionarse las rodillas. Si salíamos por el acceso de Santa Rosa para ir hasta el acueducto via campamento Nora, todos planificaban desde que momento empezar a incrementar el remate porque se trataba de cubrir una distancia de unos cinco kilómetros de ida y vuelta en menos de tres cuartos de hora. A veces no era tan sencillo y había que bajar el ritmo, pero sabíamos que en algún momento el remate desaforado sería inevitable.
Durante las primeras semanas de diciembre quizás se realizaba la patinata navideña, ningún evento más grato y refrescante. Allí convergía buena parte de la comunidad de Los Teques y alrededores porque iban los familiares de los trabajadores a compartir. Reminiscencia imborrables para los niños y los no tanto . Más de una vez nos tocó estar allí en medio de los preparativos de logística porque nos tocaba guardia enn el laboratorio de crudos pesados y hacíamos el esfuerzo de luchar un rato con el trasnocho para compartir un momento, pero a eso de las diez de la mañana ya no se podía más y nos íbamos casi tomados de los arboles para evitar caernos del trasnocho.
Finales de mayo traía la jornada de arborización y con ella la competencias de atletismo en la pista y el circuito de adecuación que tenía alrededor de un kilómetro que parecían mil por las marcadas diferencias de nivel, no pasaban más de doscientos metros sin tener que afrontar una subida o bajada. Recuerdo una competencia en ese circuito donde casi abandono por un calambre que me hizo arrastrar la pierna izquierda por unos setecientos metros. Cuando pensaba retirarme empecé a asentar el talón, luego la planta y despues la punta del pie. Era literalmente ver el Paraiso cuando se terminaba de escalar la última subida del circuito previa a la entrada de la pista.
Alfonso L. Tusa C. Diciembre 06, 2025.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Con Don Newcombe, el Beisbol Consiguió su Primer As Negro.
Solo cuatro años despues de la integración de las grandes ligas, Newcombe ganó 20 juegos con los Dodgers. Solo 14 peloteros negros han ...
-
Muy pocas veces ibas al estadio de Cumanacoa, preferías jugar en los terrenos baldíos de La Rinconada, en medio de la calle Las Flores,...
-
Aquella noche de hace dieciséis años conversé alrededor de una hora con un hombre que había llenado de gloria al béisbol del estado Sucre,...
-
La razón por la cual me agrada tanto la película “Field of Dreams” es aquella escena en Fenway Park donde Kevin Costner y James Earl Jones...
No hay comentarios:
Publicar un comentario