Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
martes, 10 de diciembre de 2024
El manager es determinante en el beisbol.
A veces se escuchan comentarios que aseguran que un equipo es tan bueno que puede ganar solo o con el manager que sea. Tal vez eso ocurra en ciertos juegos, pero a lo largo de una temporada, quedará al descubierto la dificultad de ejecución generada por obviar o ignorar las señales que dan el juego y el equipo en determinado momento. Puede ocurrir que el equipo trascienda a la postemporada más por circunstancias que por méritos del cuerpo técnico, allí terminarán de quedar en evidencia las falencias estratégicas, la falta de comunicación con los peloteros, el manejo de los fundamentos del juego, la ausencia de química en el dugout que es muy diferente a gritar y bailar o tocar tambor, la verdadera química trata de analizar, estar pendiente de los detalles, apoyarse en las dificultades, respetarse en todo momento, buscar soluciones sobre la marcha ante sucesos inesperados, sin perder la calma, sin desesperar, de eso trata el verdadero carácter. No es fácil ejecutar todas esas funciones en medio de la dinámica de un juego y una temporada de beisbol, pero de eso trata esa profesión de dirigir un equipo de pelota, de tener la sangre fría, mantener la sindéresis y nunca olvidar los fundamentos del juego.
Los grandes managers del beisbol, desde las grandes ligas hasta las ligas menores, conocen hasta el mínimo detalle hasta el último de sus peloteros y en que momento o circunstancia del juego deben usarlo, no titubean a la hora de traer un relevista porque lo usaron el día anterior si saben que el pitcher está en condiciones y eso no le afectará su salud, y eso no significa que rompes tu plan de trabajo, eso indica que te ajustas a las necesidades del momento y a que el juego más importante siempre será el que se está jugando, no el de mañana, mañana puede indicar estar descalificado. Por eso Sparky Anderson podía ganar con una rotación de pitcheo a primera vista en desventaja con la de los rivales, sabía como utilizar sus lanzadores, como sacar lo mejor de ellos, porque conocía el momento exacto cuando debía sacarlos o meterlos en el juego, por eso lo llamaban Captain Hook (Capitán Garfio), a la mínima señal que algo andaba mal con el pitcher, iba al montículo y hacía los ajustes pertinentes.
Una de las grandes premisas del beisbol dice que un pitcher debe ser capaz de lanzar strikes consistentemente, de otra manera su permanencia en el montículo estará muy limitada, y si el margen de error que permite el manager trasciende la línea de la prudencia, la competitividad y la conciencia, es casi seguro que las consecuencias sean desastrosas para el resultado del juego. Esta premisa es más estricta aún para los relevistas puesto que un boleto en un momento crítica del juego puede significar la diferencia entre ganar y perder. Dos boletos seguidos de parte de un lanzador abridor luego del quinto inning con ventaja de dos o menos carreras, debe encender todas las luces de alarma en los mecanismos de control del manager y su cuerpo técnico y casi seguramente una visita al montículo para relevar al abridor con la opción adecuada para ese momento, sin importar si ese relevista lanzó ayer, se trata de enfrentar al bateador con el antídoto más efectivo. Ese era el tipo de decisiones que tomaban managers como Dick Williams con los Atléticos de Oakland en 1972 y 1973, Danny Murtaugh con los Piratas de Pittsburgh en 1971 o Earl Weaver con los Orioles de Baltimore en 1970, o más acá en el tiempo Bruce Bochy con los Gigantes de San Francisco en la segunda década de este siglo 21.
Otra premisa del beisbol dice que un corredor no debe permitir entregar el segundo out de un inning en tercera base y mucho menos en el plato, o salir al robo de segunda base cuando se ha indicado el toque de sacrificio. Son fundamentos del juego que un manager no solo trabaja en los entrenamientos previos a una temporada, sino que los recalca en todas las prácticas antes de cada juego del calendario y más aún en postemporada. Ser manager es un trabajo muy exigente y retador, que busca nuevas maneras de comunicación, que implica romper con rutinas viejas para renovar el alcance de la visión del juego de manera contínua y constante a lo largo de una temporada, por eso es un cargo tan complicado e inestable y solo muy pocos pueden sacar la maleta detrás de la puerta y guardarla en el casillero.
Estar al frente de veinticinco peloteros, más allá de un equipo de beisbol, representa ejercer la paciencia, la serenidad y la empatía, junto al respeto y la disciplina para junto al ejemplo propio mostrar como la humildad y de perseverancia pueden funcionar juntas para desarrollar, desplegar las alas de trabajar en equipo.
Alfonso L. Tusa C. 21 de enero de 2021.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El Año del Pitcher. Los no-hitters corridos de Pablo Torrealba y Luis Peñalver en 1968.
El dominio de los lanzadores en 1968 atravesó las fronteras de las Grandes Ligas y se manifestó en las Ligas Menores. El 24 de mayo de 1...

-
Bruce Markusen. Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí e...
-
Los sábados de quinto grado eran de hacer temprano las tareas para el hogar, ordenar el cuarto y luego ir a tocarle la puerta a Alberi, de...
-
A partir de la esquina del Doctor Ortíz, apretábamos el paso. Santiago tomaba dos pasos y una zancada casi rozando la baranda de los ja...
No hay comentarios:
Publicar un comentario