viernes, 13 de diciembre de 2024

Dave Parker uno de aquellos peloteros que matizaban el beisbol.

Cada vez que reflexionabas sobre los grandes peloteros que deberían estar en el Salón de la Fama de Cooperstown, siempre titilaban cuatro nombres ausentes: Luis Tiant, Dwight Evans, Richie (Dick) Allen y Dave Parker. Todavía recuerdas cuando Parker fue anunciado como el relevo de Roberto Clemente a principios de los 1970s. Quizás se quedó corto respecto a muchas estadísticas de Clemente. Pero su tremenda capacidad para dejar el alma en el terreno, su inmensa determinación para motivar a su equipo constantemente, su coraje para ejecutar atrapadas increíbles y disparos desde el rincón del jardín derecho, hicieron de Parker uno de los personajes principales del lienzo de la segunda parte de los 1970s en la gran carpa. Fue uno de los mejores motivadores de aquel clubhouse donde cantaba aquella canción “We Are Family”, junto a Wilie Stargell. Cada jugada en el jardín derecho, cada jonrón o triple encendía la química de ese equipo una vez que él regresaba al dugout. Hasta los managers Danny Murtaugh y Chuck Tanner participaban en aquella atmósfera de armonía. Ahora que el Comité de Veteranos finalmente ha inducido a Dave Parker junto a Richie Allen en el Salón de la Fama, te sientes afortunado por haber escuchado o visto todos aquellos juegos donde Parker participó en la liga venezolana de beisbol profesional durante las temporadas 1974-75 y 1976-77. Tal vez uno de los momentos cuando Parker se acercó más a los logros de Roberto Clemente fue la vez cuando conquistó el título de bateo en las temporadas de 1977 y 1978. Aún cuando los Piratas de Pittsburgh perdieron el título de la división este de la Liga Nacional ante los Filis de Filadelfia, nadie podía negar lo corajudo y esforzado que habían sido los Piratas al batallar por esos campeonatos hasta el último día de la temporada. En 1978 Parker hasta ganó el premio al jugador más valioso (MVP) de la Liga Nacional pero no se sentía completamente feliz porque los Piratas no habían ganado el banderín. Parker era ese tipo de pelotero que dejaba el alma sobre el campo para ver a su equipo triunfar. Una de sus jugas más recordadas y celebradas ocurrió en el Juego de Estrellas de 1979, cuando ejecutó un tiró de cañón desde las profundidades del jardín derecho del Kingdome de Seattle para hacer out al corredor en la mascota de Gary Carter. Esa jugada todavía resuena en los videos, los locutores casi enronquecieron ante la magnificencia de la ejecución.
Parker vino a jugar en lvbp luego que Rubén Mijares, el gerente general de los Navegantes del Magallanes hiciera una negociación con las Águilas Cibaeñas de República de la liga dominicana de beisbol profesional, ellos intercambiaron a Bob Darwin por Dave Parker. Aquí en Venezuela muy pocos sabían algo o nada de Dave Parker y pensaban que aquel había sido un mal movimiento de Mijares. “Le hizo un regalo a los dominicanos, ahora ellos tienen al tipo que largó 19 cuadrangulares hace dos años y Magallanes tiene a un pelotero que no sabemos si podrá batear ante el pitcheo de esta liga”. Tan pronto como Parker empezó a correr para realizar atrapadas fantásticas en el jardín derecho o el central, o batear conexiones decisivas alrededor del octavo, noveno inning o hasta en extra inning, todos esos comentarios negativos desaparecieron y una gran admiración flotaba en cada estadio donde iban a jugar los Navegantes del Magallanes. La mayoría de los estadios estaban repletos para cada juego de aquellos equipos del Magallanes de Parker y Don Baylor en la temporada 1974-75 y Parker más Mitchell Page en la justa 1976-77. Una de las memorias más grandes de Dave Parker en la lvbp viene del segundo juego del playoff semifinal entre Águilas del Zulia y Navegantes del Magallanes en enero de 1977. El equipo zuliano había derrotado al Magallanes en el primer juego de la serie y ahora llegaron al último inning ganado 1-0 con Gilberto Marcano lanzando un tremendo juego. Luego que Jimmy Sexton entregase el primer out, Dave Parker negoció base por bolas y la presión empezó a reflejarse en el rostro de Marcano. Mitchell Page despachó un lineazo bestial para acreditarse un doble contra la pared del jardín izquierdo para empatar el juego pero Parker fue regresado a tercera base por reglas de terreno. En ese escenario Parker empezó a amagar tomando más y más terreno en tercera base hasta que forzó un envío descontrolado de Marcano que se internó en el jardín izquierdo, eso provocó que él y Page anotasen para poner la pizarra 2-1. En la cabina de narración, Felo Ramírez expresaba eufórico; Dave Parker, el predestinado del Magallanes”. Muy pocas veces un juego ha estado tan pletórico de emociones y eventos épicos. El momento cuando Marcano lanzó la pelota fuera del alcance del tercera base sentiste que el sueño se confundía con la realidad.
Parker había conocido las interioridades del beisbol desde sus días como vendedor de cotufas y gaseosas en el viejo Crosley Field de Cincinnati. Ahí el joven Dave Parker llegó a saber de un novato que estaba reventando la pelota con los Filis de Filadelfia, Richie Allen podía hacerlo todo con su bate y además tenía muy buena defensa, su mascotín tomaba cualquier tiro desviado lanzado desde el infield hacia primera base. Parker siempre recibía regaños de su mamá por llegar tarde a casa. Entonces trataba de justificarse al hablar atropelladamente sin parpadear sobre un tipo llamado Frank Robinson que podía despachar cualquier vuelacercas que los Rojos de Cincinnati necesitasen para ganar sin importar si el pitcher rival era Juan Marichal, Jim Bunning o el gran Sandy Koufax. Parker hablaba con tal convicción, con tanta emoción, casi sin aliento, pintaba su futuro jugando en las grandes ligas como Frank Robinson, Vada Pinson o Ted Kluszewski y sus jonrones inmensos hacia las gradas de Crosley Field, que su madre de pronto olvidaba que estaba molesta y le preguntaba si le iba a enviar boletos para ir a verlo al estadio. Siempre recuerdas los nombres de Dave Parker y Jim Rice, porque ambos vinieron a jugar en la lvbp con los Navegantes del Magallanes, ambos despacharon muchos vuelacercas para tu equipo favorito y se convirtieron en algunas de las armas que esgrimías ante los acérrimos seguidores de Leones del Caracas. Todavía hablas de Parker y Rice cuando recuerdas aquellos años maravillosos para restregarle en el rostro a los caraquistas que Navegantes del Magallanes es el único equipo de lvbp que tuvo en su alineación a Dave Parker y Jim Rice quienes luego ganaron el premio al jugador más valioso en la temporada de 1978 mientras jugaban para los Piratas de Pittsburgh y Medias Rojas de Boston respectivamente. Un hecho similar al de Tommie Agee y Tommy Helms quienes también jugaron con Magallanes en la temporada 1965-66 y después ambos ganaron el premio Novato del Año con Medias Blancas de Chicago y Rojos de Cincinnati en la temporada de 1966. Siempre soñaste con aquel anuncio de la gerencia del Magallanes acerca de Parker y Rice como parte de la importación de la temporada 1976-77.
La química, la pasión, la voluntad de dar lo mejor sobre el terreno para aquellos equipos de los Piratas de Pîttsburgh de la segunda parte de los 1970s, hervía en los recuerdos de Parker de cómo era la atmósfera de aquel equipo de “We Are Family” que batallaba a sangre y fuego ante los Filis de Filadelfia hasta que finalmente los vencieron en la temporada de 1979. Es sorprendente la elocuencia, la narrativa, la euforia con que Parker relata mientras escribe ese libro de la banda sonora de su vida con Dave Jordan (Cobra; A Life of Baseball and Brotherhood”) (2021). Ahí está toda la camaradería con Willie Stargell. Tiene palabras muy sonoras y sentimentales para el novato segunda base Willie Randolph y su ética de trabajo. Parker disfruta contando los momentos divertidos que tenían en el clubhouse mientras escuchaban los chistes panameños de Manny Sanguillén. En verdad era un ambiente magnífico el que ellos tenían con Mad Dog Madlock hablando de sus logros de bateo y Kent Tekulve buscando mejores ángulos para su bola submarina. Pero Parker se ponía más emocional cuando hablaba de Larry Demery, un pitcher con una complexión física y una recta similares a las de Pedro Martínez, siempre listo a dar lo mejor de sí por el equipo. A través del tiempo, Parker aprendió a enfrentar, a encarar sus dificultades con las drogas y las lesiones y pudo ser capaz de asumir la mejor actitud para tratar de resolver o al menos dejar de hacer lo que él reconoció como error. Tal vez se fue de Pittsburgh con algún resentimiento luego de los ataques de los fanáticos y la turbulencia de aquellos juicios por uso de drogas que él y otros peloteros de MLB tuvieron que vivir. Luego empezó a mostrar su nuevo enfoque hacia la vida, su nuevo papel en el beisbol, y de esa manera empezó a ser el tutor de la nueva generación de de peloteros de los Rojos de Cincinnati, como el campocorto Barry Larkin quien tomó el testigo de David Concepción, Eric Davis quien se convirtió en un magnífico jardinero central y gran bateador, Kal Daniels quien fue clave en muchos juegos al mostrar una conducta estable llena de humildad y diligencia... Parker seguía siendo jugador activo, todavía podía batear con poder, todavía podía hacer atrapadas en los jardines, pero se condujo muy bien en la transición para ser ese tipo de líder veterano desde las sombras, ese compañero de experiencia siempre listo para ayudar, mostrar sus mejores palabras y empatía cuando sus compañeros jóvenes reñían momentos difíciles.
El amor de Dave Parker por el beisbol vence hasta al inclemente y progresivo mal de Parkinson. Fue capaz de recordar a muchos de sus amigos y grandes momentos con los Piratas de Pittsburgh desde 1975 hasta 1980. Hizo lo que fue casi un sueño al escribir un libro de memorias con Dave Jordan, al poner en papel todas aquellas canciones casi olvidadas de los 1960s y 1970s como; “If I Could Build My Whole World Around You,” Marvin Gaye & Tammi Terrell de sus días como vendedor de cotufas y gaseosas en Crosley Field. “It’s Too Late,” Carole King & Billy Paul relacionada con los momentos duros mientras regresaba a Waterbury para jugar beisbol AA después de tener un buen entrenamiento primaveral con los Piratas. There’s No Easy Way,” James Ingram, acerca del final de su época con los Piratas y el comienzo de su estadía con los Rojos de Cincinnati y como empezó su cambio de papel en el beisbol. “China Grove,” The Doobie Brothers, refresca aquellos días fantásticos en el clubhouse de los Piratas con Willie Stargell, Jerry Reuss, Manny Sanguillén, Rennie Stennett, Fank Taveras, Boob Moose. Tal vez la imagen más indeleble que tienes de Dave Parker viene del primer juego de la serie final de la temporada 1974-75, cuando los Navegantes del Magallanes llegaron perdiendo 2-1 ante Tigres de Aragua al noveno inning. Bob Bailor empezó el inning con sencillo ante Roberto Muñoz, luego del toque de sacrificio de Rob Andrews, Ossie Virgil trajo a Mike Pazik a relevar ante Parker. El sonido del bate sobre la pelota todavía resuena en el estadio José Pérez Colmenares. Aquello era electricidad pura, el tiempo se detuvo por pocos segundos y las personas en las tribunas compartían emociones mezcladas, algunos mudos, tristes, otros celebraban y saltaban. Luego, cuando Parker vino a su temporada final con Navegantes del Magallanes recibió una ovación impresionante en el estadio José Bernardo Pérez, las personas de pie reverenciando a su héroe por más de cinco minutos. Después, en enero de 1983, Parker y el manager Don Leppert fueron personalmente a llevar ayuda y esperanza a los damnificados del incendio de Tacoa, La Guaira.
Alfonso L. Tusa C. 12 diciembre 2024. ©

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