martes, 8 de abril de 2025

La Ratificación de Eduardo Pérez.

El nombramiento de Federico Rojas trajo cierta incertidumbre ligada con lo sorpresivo de la salida de su antecesor Luis Blasini, quien parecía que por lo que se vio en la temporada 2024-2025, que podría permanecer en el cargo por otra temporada dado que se había clasificado al round robin. Parecía que aunque Rojas ha tenido cierta experiencia en las oficinas de Navegantes del Magallanes y en el departamento de tecnología de Rays de Tampa Bay, eso no calzaba el bagaje de conocimientos y aptitudes que requiere un gerente deportivo en el caso del beisbol, por todo lo intrincado, minucioso y particular que caracteriza al beisbol. Sin embargo el correr de la cotidianidad ha ido mostrando que Rojas al menos tiene la disciplina y la disposición de trabajar a diario, y que además aprende rápido sobre la marcha. Enfocarse en determinar a la brevedad el manager y su cuerpo técnico, indica que conoce aspectos técnicos del juego básicos para tener oportunidad de competir de lleno por un campeonato. Tener definido y confirmado a Eduardo Pérez como manager de la campaña 2025-2026 es una señal que habla muy bien de la destreza y disposición de Rojas para resolver asuntos pendientes a la brevedad de los requerimientos. Haber ajustado o modificado parcialmente el cuerpo técnico que acompañará a Pérez despliega un panorama de comunicación y asertividad que implica la comprensión de contar con las piezas necesarias para echar a andar el proyecto desde ahora. Se esperaría que con Mario Lisson como coach de banca habrá más propiedad y precisión a la hora de escoger el relevista apropiado en determinado momento del juego o no separar del equipo a peloteros tan necesarios como Ángelo Castellano, o no aprobar cambios tan desventajosos como aquel donde Magallanes entregó a Romer Cuadrado a Caribes por un pitcher y un infielder que nunca calzaron el nivel de expectativas o sus logros fueron fugaces, lo cual podía vislumbrarse antes del cambio.
La llegada de Endy Chávez para encargarse de impartir señas y observaciones desde primera base, pareciera algo superficial, de trámites simples. Sin embargo quienes escrutan y disecan el beisbol conocen lo esencial que resulta contar con una persona que sepa comunicarse con los peloteros y sacar lo mejor de ellos en momentos determinantes del juego, si, eso se puede hacer desde la caja de coach de primera base. Estudiar el wind up del pitcher rival, detallar desde que ángulo suelta la pelota, saber el momento exacto cuando se debe arrancar al robo de la segunda base. Todos esos son puntos que domina muy bien Endy por su trayectoria en el beisbol, su experiencia en las grandes ligas, su aprendizaje en las ligas menores. Con Endy muy probablemente Carlos Rodriguez sea aún mejor primer bate de la alineación. Tal vez ajuste y pula sus habilidades para tocar la pelota para embasarse y también en misión de sacrificio, y también mejore su destreza para batear hacia la banda contraria.
Otro de los movimientos, quizás entre los más valiosos de la gerencia deportiva, la llegada de Miguel Socolovich, podría ser de un impacto vital en toda la estructura de manejo del pitcheo, por cuanto sus observaciones de seguro apoyarán y en otras ocasiones encontrarán el ángulo necesario para que Darwin Marrero tome las mejores decisiones para que cada pitcher aporte lo mejor de sí en la dinámica del equipo. Siempre es importante contar con otro punto de vista, otra visión sobre una situación que en principio parecía complicada y al escuchar una segunda opinión el panorama empieza a ser descifrable. También la presencia de Socolovich podría ser muy positiva para Clemente Álvarez al aportar ideas desde el punto de vista de la particularidad de cada pitcher que serían claves en los ajustes y sugerencias que puede sugerir Clemente en las sesiones de bullpen. Conversaciones en el mismo sentido y dirección que ambos tuvieron en su carrera con sus compañeros cátchers y pitchers respectivamente.
Tener manager y cuerpo técnico definidos tan temprano como inicios de abril es un paso anticipado en firme hacia establecimiento de una comunicación fluida y clara entre el manager y la gerencia deportiva, el manager y el cuerpo técnico, el manager y los peloteros. Desde allí debe empezar a forjarse la estructura de la química, el entramado de la mística, la esencia de la armonía del equipo; día a día, semana a semana, mes a mes hasta octubre y la temporada.
Alfonso L. Tusa C. 08 abril 2025. ©

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