domingo, 17 de agosto de 2025

Bert Campaneris. 1984 Topps . Esquina de las Barajitas. (I)

Bruce Markusen
Los empleados del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y quieren compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown.
Por alguna razón, la colección Topps de 1984 rara vez parece ser tema de discusión. Se ha convertido en una colección olvidada e ignorada. Tal vez sea por su formato inadecuado, con el nombre del equipo verticalmente en la parte izquierda de la barajita, comparado al formato usual horizontal utilizado para desplegar los nombres de los equipos. La colección también tiene una resemblanza con la de 1983 en que cada barajita mostraba dos fotografías del pelotero: una más grande (a menudo una toma de acción) y otra más pequeña de un primer plano del pelotero. Topps se había encariñado tanto con el formato de dos fotos que la compañía lo trajo de vuelta para otra temporada. En 1983, las dos fotos parecían una novedad refrescante, pero para 1984, eso pudo haber sido catalogado como “algo demasiado bueno”. De todas la barajitas Topps de 1984, una de mis favoritas pertenece a Bert Campaneris. Es una toma extraña de Campaneris usando los colores de los Yankees de Nueva York, y no con los equipos con los cuales es más identificado: los Atléticos de Oakland, Rangers de Texas y Angelinos de california. También es importante en que Campaneris no está usando la camiseta oficial de los Yankees. No, esa es una camiseta de prácticas previas a los juegos que los Yankees usaron por algún tiempo en los años 1980s. La fotografía de la barajita lo muestra intentando mirar el próximo envío en la jaula de bateo. Cuando eres un jugador del cuadro utility con más de 40 años, no hay otra manera de tomar práctica de bateo. Es una fotografía conveniente de Campaneris, emblemática del tipo de ética de trabajo y determinación que el necesitaba para mantenerse con los Yankees por toda la temporada. Esta también es la última barajita que Topps produjo para Campaneris, un pelotero cuya carrera se remonta hasta mediados de los años 1960s. In mi opinión, las barajitas finales no reciben un reconocimiento justo. Mientras nunca son tan financieramente valiosas como la barajita de novato del pelotero, si tienen un valor sentimental para el coleccionista. Es una manera de la compañía de barajitas de decir adiós a un pelotero querido por mucho tiempo. Un nativo de Cuba, Campaneris había llegado a Estados Unidos en 1962, cuando los Atléticos lo firmaron como agente libre amateur y lo asignaron al Daytona Beach en la Florida State League. Al batear .290 en 100 juegos en Daytona, Campaneris se ganó un rápido llamado al Binghamton AA más adelante ese verano. Allí jugó 13 juegos al final de la temporada. Campy bateó un caliente .364.
A pesar de su éxito en Binghamton, los Atléticos lo enviaron de vuelta a la liga Clase A para empezar la temporada de 1963. En lo que resultó una temporada plagada de lesiones, regresó a Binghamton y bateó .308 en 35 juegos. En 1964, los Atléticos mudaron su franquicia de AA a Birmingham, Ala. Campaneris jugó pelota AA otra vez, destacó con los Barons por media temporada. Cuando el equipo grande de los Atléticos de Kansas City perdió a su campo corto titular Wayne Causey debido a una lesión, ellos recurrieron a Campaneris como su reemplazo. Luego de un largo vuelo nocturno, uno que le dio poca oportunidad de dormir, Campaneris llegó al estadio. El gerente de logística de Kansas City, al notar la complexión de 73 kilos de Campaneris como muy frágil para ser pelotero, inicialmente se resistía a darle un uniforme. Eventualmente, el tipo de logística accedió, y le suministró a Campaneris una de las indumentarias verde y dorado de Kansas City. Al iniciar en el campo corto esa noche, Campaneris entró a batear por primera vez. Ante el primer pitcheo que vio del zurdo de Minnesota, Jim Kaat, especialista en pelotas que se hundían al llegar al plato, Campaneris sorprendió a todos al despachar un jonrón. Este era el mismo Campaneris que había bateado solo dos jonrones durante sus dos primeros años y medio en las ligas menores. En el séptimo inning esa noche, Campaneris igualó lo que hizo en su primer turno al descargar un segundo jonrón contra Kaat. Con ese par de vuelacercas, Campy igualó una marca moderna para más jonrones en un debut de ligas mayores. El velocista de 22 años de edad también tuvo otros logros esa noche, al conectar un sencillo, robar una base y ejecutar una atrapada acrobática ante un elevado al jardín izquierdo corto. Como novato, Campaneris se desempeñó bien con los Atléticos. Fuera del campo, su vida no parecía tan glamorosa. Mientras se establecía en su nuevo apartamento en Kansas City, la soledad empezó a rodear a Campaneris. Estaba separado de su padre, madre y varios hermanos, todos quedaron en Cuba, viviendo bajo el régimen de Fidel Castro. Muy tímido en público, Campaneris no tenía novia o esposa, ni amigos. Al notar su naturaleza reservada, varios de sus compañeros de los Atléticos intentaron incorporar a Campaneris en la atmósfera social del clubhouse. Muy probablemente, la tendencia de Campaneris a retraerse puede haber sido causada por dificultades con un nuevo lenguaje. Para ese momento, los equipos de ligas mayores no contaban con intérpretes para servir como enlaces con los peloteros latinos. Tampoco había nadie alrededor que le enseñara a Campaneris como mejorar su inglés. Al principio, él hablaba tan poco el lenguaje que su compañero Diego Seguí, un conocido cubano que eventualmente se convirtió en su mejor amigo en el equipo, servía como su intérprete en las entrevistas con los medios.
Aunque los miembros del cuerpo técnico de Kansas City tenían dificultades para comunicarse con él, estaban impresionados con Campaneris, particularmente por su estilo de correr las bases y su rapidez de piernas. “Él tiene agallas”, le dijo el coach Gabby Hartnett al periodista de Kansas City Joe McGuff. “Tiene el mejor par de ruedas que he visto, Vi muchos grandes robadores de bases, incluyendo a Max Carey, pero no clasificaría a ninguno de ellos por delante de este muchacho”. El coach de tercera base de los Atléticos, Luke Appling, otro inquilino del Salón de la Fama, describió los instintos beisboleros de Campy como “excepcionales”. Campaneris utilizó esos instintos, junto con su velocidad y rapidez, para convertirse en un fuerte colaborador de su equipo a mediados y finales de los años 1960s. A la ofensiva, Campaneris bateaba en el rango de .260 hasta .270 e irrumpió como uno de los principales robadores de bases de la Liga Americana. Por tres temporadas seguidas, él al menos robó 50 bases, alcanzando un tope de 62 en 1968. Al campo, Campaneris desplegaba un gran alcance hacia ambos lados, pero tenía la tendencia de pomponear los roletazos de rutina. Cometió más de 30 errores en tres de sus primeras cuatro temporadas antes de establecerse en 1969. Como con sus técnicas de robar bases, Campy mejoró sus destrezas defensivas a través de una fuerte ética de trabajo que lo diferenciaba de otros peloteros. En 1970, Campaneris irrumpió de manera inusual, al mostrar una arista de su juego nunca antes vista. Descargó un tope para su carrera de 22 jonrones, luego de largar no más de seis en su mejor actuación previa. También lideró la liga en bases robadas con 42, bateó para un sólido .279 y logró algo de apoyo en la elección del jugador más valioso de la Liga Americana. En 1971, Campaneris no pudo repetir sus números de poder; terminó la temporada con solo cinco jonrones. Tampoco bateó para un promedio alto, tuvo una temporada de altibajos en el plato. Algunos miembros de la organización, incluyendo al manager Dick Williams, creían que él estaba haciendo sobre ejecutando el swing, en un esfuerzo por igualar o superar su total de jonrones de 1970.
“Lo llamábamos ´Baby Hondo´, porque todos pensaban que hacía swing como Frank Howard”, me dijo el relevista de los Atléticos Rollie Fingers a finales de los años 1990s. El inmenso Howard pesaba más de 125 kilogramos, mientras Campaneris era un tipo que apenas pesaba 73 kilogramos. Mientras Campaneris tenía dificultades con el madero en 1971, su defensiva ayudó mucho al equipo. Ahora un campo corto de manos seguras, Campaneris aglutinó un cuadro interior de fuerte defensa que contaba con Dick Green en segunda base y Sal Bando en tercera base. Amparados en una excelente defensa en el cuadro interior, bateo de poder, y un profundo cuerpo de pitcheo, los Atléticos ganaron su primer titulo divisional en el oeste de la Liga Americana. Como muchos de los Atléticos, Campaneris tuvo dificultades en su primera aparición en la postemporada. Al enfrentar el refulgente cuerpo de pitcheo de los Orioles de Baltimore, Campaneris solo arañó dos imparables en 12 tunos al bate. Los Atléticos perdieron la serie de campeonato de la Liga Americana, tres juegos a ninguno. Orlando Cepeda, quien jugara con Campaneris brevemente en 1972, enfatiza acerca de la sutil, subestimada importancia del campo corto para los equipos de Oakland de los años setenta. “Campy Campaneris, es muy lamentable que no recibiera el reconocimiento que merecía”, lamenta Cepeda. “Hombre, él era el tipo. Recuerdo que Dick Williams me dijo ese año, ´Este es mi jugador más valioso. Si no contamos con este muchacho en este equipo de pelota, de ninguna manera vamos a ganar el banderín´. Campy era un tipo que jugaba todos los días; era un gran compañero, un tremendo ser humano”. Campaneris bateó solo .240 en 1972 pero lideró la liga en bases robadas y toques de sacrificio y jugó impecable en las paradas cortas, para apoyar a los Atléticos a ganar su segundo título divisional seguido en el oeste de la Liga Americana. Los Atléticos enfrentaron a los Tigres de Detroit en la serie de campeonato de la Liga Americana; durante esa serie Campy se vio involucrado en la peor controversia de su carrera. En el segundo juego, el relevista de los Tigres, Lerrin LaGrow golpeó a Campaneris en el pie con una recta. Al creer que el pitcheo fue lanzado intencionalmente, Campaneris lanzó en bate en dirección a LaGrow, quien se agachó por debajo del bate mientras este pasaba por el montículo. El lanzamiento del bate instigó una trifulca de bancas vacías y la furia del manager de los tigres Billy Martin. El Presidente de la Liga Americana, Joe Cronin suspendió a Campaneris por el resto de la serie de campeonato. Pocos días después, el Comisionado Bowie Kuhn anunció que Campaneris tendría que permanecer fuera de la alineación en los primeros siete juegos de 1973 sin sueldo, pero sería elegible para cualquier probable potencial juego de la Serie Mundial de 1972 si los Atléticos llegaban hasta allí.
Continuará.

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