Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
miércoles, 13 de agosto de 2025
Cesar Tovar: Uno de esos peloteros incansables del pasado.
Hace unos días apareció la noticia de que César Tovar había ingresado al Salón de la Fama de los Mellizos de Minnesota, eso sorprendió por la tardanza y también como prueba de que tarde o temprano el beisbol termina pagando sus deudas y reconociendo los méritos de aquellos peloteros que dejaban todo lo que tenían sobre el terreno por amor al juego. Cada vez que uno de sus managers necesitaba una jugada riesgosa o complicada miraban al tipo pequeño de la amplia sonrisa y la actitud dinámica; Sam Mel o Cal Ermer podían llamar a Cesar Tovar para que jugara segunda base si por alguna razón Rod Carew tenía que salir del juego, Bill Rigney muchas veces le pidió a Tovar que bateara para elevado de sacrificio sin outs y un corredor en tercera base, Billy Martin la mayor parte del tiempo le solicitaba a Tovar que se embasara a cualquier costo, sin importar si tenía que recibir un pelotazo del más intimidante lanzallamas. En la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, el manager Regino Otero consciente de que Tovar tenía fiebre de 40 grados, no dudaba en llamarlo de emergente en el noveno inning con la carrera de la ventaja en posición anotadora.
Unos años después que Tovar se retiró como jugador activo escuché en un programa de radio el comentario de un seguidor del beisbol venezolano que me dejó petrificado, no podía creerlo. Cesar Tovar jugó la mayor parte de su carrera en Venezuela para los Leones del Caracas equipo que históricamente ha mantenido la rivalidad más intensa de la liga contra los Navegantes del Magallanes. Hubo muchos juegos donde Tovar lñe dio a su equipo la victoria ante Magallanes mediante un imparable crucial o una atrapada fantástica. Parecía ponerle un esfuerzo extra cada vez que jugaba contra los eternos rivales. Por eso muchos fanáticos caraquistas se sintieron traicionados cuando Tovar jugó como refuerzo para Magallanes en los playoffs de la temporada 1969-70 y después en la serie del Caribe. Como siempre, Tovar mostró su mejor actitud en el terreno, unos cuantos dijeron que estaba jugando con una intensidad que nunca le vieron con los Leones del Caracas. La explicación de esa conducta solo apareció al escuchar ese programa de radio.
El ingreso de Cesar Tovar al Salón de la Fama de los Mellizos de Minnesota es una especie de complemento de la gran noticia que viviño la franquicia hace más de un mes cuando la corte de apelaciones del beisbol decidió añadir seis nuevos miembros al Salón de la Fama de Cooperstown, Jim Kaat y Tony Oliva estuvieron entre esos peloteros. Oliva estaba muy feliz por el reconocimiento que finalmente los Mellizos le hicieron a Tovar: “Él incitaba a los pitchers a golpearlo con un lanzamiento. Después del juego mostraba las magulladuras. Iba al estadio a dar el 150 por ciento todos los días. Nunca le gustaba estar en el banco. En 1967, tuvimos dos empates, así que jugamos 164 juegos, y César los jugó todos. Calvin (Griffith, el dueño de los Mellizos) entregó un verdadero prospecto de pitcheo, un zurdo, Gerry Arrigo, para obtener a Cesar de los Rojos en 1965. Podía jugar en cualquier posición__lo hizo para nosotros en aquel juego de 1968 __ y nos ayudó a ganar de muchas formas”.
En 1967, durante aquella carrera incandescente por el banderín entre los Tigres de Detroit, Medias Blancas de Chicago, Mellizos de Minnesota y Medias rojas de Boston; Tovar fue esencial para aquellos Mellizos que tenían a Harmon Killebrew en la antesala, Rod Carew en segunda base, los jardineros Tony Oliva y Bob Allison, y los lanzadores Jim Kaat y Dean Chance entre otros. Ellos batallaron ese banderín hasta el último día de la temporada.
Para ese equipo, Tovar jugó en tercera base, la intermedia, campocorto y los jardines a través de los 164 juegos que los Mellizos efectuaron. Bateó para .267, con 173 imparables, 32 dobles, 7 triples, 6 jonrones, 98 carreras anotadas, 47 empujadas. Era el catalizador de ese equipo, el que encendía la chispa como abridor de la alineación. Cuando muchos expertos del juego criticaron la escogencia del único periodista deportivo que votó por César Tovar en vez de Carl Yastrzemski en la elección del jugador más valioso de la Liga Americana de la temporada de 1967, a pesar de la monstruosa temporada de Yaz, si se miraba lo que hacía Tovar por su equipo todos los días desde el palco de prensa, no se puede ser desacreditado por eso.
Cada septiembre, sin importar si los Mellizos estaban en medio de una carrera por el banderín o el título divisional, Cesar Tovar completaba el proceso que había iniciado en abril. Siempre hablaba con sus compañeros de equipo, manager, coaches, peloteros amigos de los equipos rivales, hasta con el dueño del equipo, periodistas deportivos y otras personas que conocía fuera del terreno. Cada año acumulaba pelotas, guantes, bates, uniformes y cualquier implemento de beisbol, su idea era enviar esos suplementos a Venezuela para colaborar apoyando a los muchachos y niños de su vecindario y otros lugares de Caracas. Su mirada era tan entusiasta, sus palabras tan naturales, sus gestos tal vez un poco oxidados pero con tal sinceridad que cada persona al menos le aportaba unas pelotas, algunos bates fracturados (decía que él mismo podía repararlos, se había especializado en restaurar bates y guantes mientras jugaba caimaneras de adolescente). Al final Tovar empacaba dos o tres cajas de implementos de beisbol y las enviaba a Venezuela por barco.
El 22 de septiembre de 1968, Cesar Tovar fue el pitcher abridor de los Mellizos de Minnesota contra los Atléticos de Oakland. En el primer inning caminó a Danny Cater, abanicó a Reggie Jackson, no permitió imparables. Para el segundo acto uso los aperos de cátcher y completó un out cuando el pitcher Hall ponchó a Blue Moon Odom. Al usar el mascotín de primera base durante el tercer episodio, Tovar efectuó una asistencia al fildear un roletazo de Reggie Jackson y pasarle la pelota al pitcher Hall para realizar el out. En el cierre d ese capítulo, Tovar despachó sencillo al jardín central, robó segunda base y anotó mediante triple de Bob Allison. En el cuarto tramo atrapó un globo de Sal Bando mientras jugaba en segunda base. En el quinto y sexto innings no ejecuto jugada defensiva alguna mientras se desempeñaba como tercera base y campocorto. Cuando patrullaba el jardín izquierdo en el séptimo acto, capturó una línea de Dick Green y un elevado de Pagliaroni. Capturó un elevado de sacrificio de Cater en el octavo inning mientras se desempeñaba como jardinero central. En el noveno episodio no tuvo acción a la defensiva como jardinero derecho. Fue el segundo pelotero en jugar las nueve posiciones en un juego de grandes ligas, el primero había sido Bert Campaneris quien fue el campocorto de los Atléticos ese 22 de septiembre.
Cuando la Liga Americana y la Nacional adoptaron el formato de las divisiones en 1969, el manager Billy Martin llevó a los Mellizos a su primer título de la división oeste. El equipo tuvo marca de 97-65. Rod Carew lideró la liga en promedio de bateo con .332, Tony Oliva la encabezó en imparables con 197, Harmon Killebrew en carreras empujadas y jonrones con 140 y 49 respectivamente, Ron Perranoski en salvados con 31. Por su parte, Tovar, como abridor de la alineación, bateó para .288 con 154 imparables, 25 dobles, 5 triples, 11 jonrones, 52 carreras empujadas, 99 anotadas, 45 bases robadas y un porcentaje de fildeo de .983 como jardinero. Tovar fue clave en ese título debido a su juego dinámico en el campo y las bases. Podía embasarse mediante el detalle más insignificante como un pelotazo o tocar la pelota en frente del plato, y también podía anotar desde segunda base con un roletazo hacia el lado derecho del cuadro. Los Mellizos perdieron la serie de campeonato de la Liga Americana ante los Orioles de Baltimore, pero los dos primeros juegos perdieron por la mínima diferencia.
Para ese equipo, Tovar jugó en tercera base, la intermedia, campocorto y los jardines a través de los 164 juegos que los Mellizos efectuaron. Bateó para .267, con 173 imparables, 32 dobles, 7 triples, 6 jonrones, 98 carreras anotadas, 47 empujadas. Era el catalizador de ese equipo, el que encendía la chispa como abridor de la alineación. Cuando muchos expertos del juego criticaron la escogencia del único periodista deportivo que votó por César Tovar en vez de Carl Yastrzemski en la elección del jugador más valioso de la Liga Americana de la temporada de 1967, a pesar de la monstruosa temporada de Yaz, si se miraba lo que hacía Tovar por su equipo todos los días desde el palco de prensa, no se puede ser desacreditado por eso.
Cada septiembre, sin importar si los Mellizos estaban en medio de una carrera por el banderín o el título divisional, Cesar Tovar completaba el proceso que había iniciado en abril. Siempre hablaba con sus compañeros de equipo, manager, coaches, peloteros amigos de los equipos rivales, hasta con el dueño del equipo, periodistas deportivos y otras personas que conocía fuera del terreno. Cada año acumulaba pelotas, guantes, bates, uniformes y cualquier implemento de beisbol, su idea era enviar esos suplementos a Venezuela para colaborar apoyando a los muchachos y niños de su vecindario y otros lugares de Caracas. Su mirada era tan entusiasta, sus palabras tan naturales, sus gestos tal vez un poco oxidados pero con tal sinceridad que cada persona al menos le aportaba unas pelotas, algunos bates fracturados (decía que él mismo podía repararlos, se había especializado en restaurar bates y guantes mientras jugaba caimaneras de adolescente). Al final Tovar empacaba dos o tres cajas de implementos de beisbol y las enviaba a Venezuela por barco.
El 22 de septiembre de 1968, Cesar Tovar fue el pitcher abridor de los Mellizos de Minnesota contra los Atléticos de Oakland. En el primer inning caminó a Danny Cater, abanicó a Reggie Jackson, no permitió imparables. Para el segundo acto uso los aperos de cátcher y completó un out cuando el pitcher Hall ponchó a Blue Moon Odom. Al usar el mascotín de primera base durante el tercer episodio, Tovar efectuó una asistencia al fildear un roletazo de Reggie Jackson y pasarle la pelota al pitcher Hall para realizar el out. En el cierre d ese capítulo, Tovar despachó sencillo al jardín central, robó segunda base y anotó mediante triple de Bob Allison. En el cuarto tramo atrapó un globo de Sal Bando mientras jugaba en segunda base. En el quinto y sexto innings no ejecuto jugada defensiva alguna mientras se desempeñaba como tercera base y campocorto. Cuando patrullaba el jardín izquierdo en el séptimo acto, capturó una línea de Dick Green y un elevado de Pagliaroni. Capturó un elevado de sacrificio de Cater en el octavo inning mientras se desempeñaba como jardinero central. En el noveno episodio no tuvo acción a la defensiva como jardinero derecho. Fue el segundo pelotero en jugar las nueve posiciones en un juego de grandes ligas, el primero había sido Bert Campaneris quien fue el campocorto de los Atléticos ese 22 de septiembre.
Cuando la Liga Americana y la Nacional adoptaron el formato de las divisiones en 1969, el manager Billy Martin llevó a los Mellizos a su primer título de la división oeste. El equipo tuvo marca de 97-65. Rod Carew lideró la liga en promedio de bateo con .332, Tony Oliva la encabezó en imparables con 197, Harmon Killebrew en carreras empujadas y jonrones con 140 y 49 respectivamente, Ron Perranoski en salvados con 31. Por su parte, Tovar, como abridor de la alineación, bateó para .288 con 154 imparables, 25 dobles, 5 triples, 11 jonrones, 52 carreras empujadas, 99 anotadas, 45 bases robadas y un porcentaje de fildeo de .983 como jardinero. Tovar fue clave en ese título debido a su juego dinámico en el campo y las bases. Podía embasarse mediante el detalle más insignificante como un pelotazo o tocar la pelota en frente del plato, y también podía anotar desde segunda base con un roletazo hacia el lado derecho del cuadro. Los Mellizos perdieron la serie de campeonato de la Liga Americana ante los Orioles de Baltimore, pero los dos primeros juegos perdieron por la mínima diferencia.
Los Mellizos ganaron por segunda vez seguida el título de la división oeste de la Liga Americana en 1970. Ahora el manager era Bill Rigney. Esta vez su marca fue de 98-64. Oliva repitió el liderato de imparables (204), Jim Perry igualó con Dave McNally y Mike Cuellar como el pitcher con más triunfos (24), y Perranoski fue otra vez el líder en salvados (34). Tovar bateó para .300; 195 imparables, 36 dobles (líder), 13 triples (líder), 10 jonrones, 54 carreras empujadas, 120 anotadas, 30 bases robadas, .977 de porcentaje de fildeo. Esta vez los Mellizos volvieron a perder en tres juegos la serie de campeonato ante los Orioles. En 1971, los Mellizos tuvieron una temporada para el olvido, pero Cesar Tovar bateó para .311; 204 imparables (líder), 29 dobles, 3 triples, 1 jonrón, 45 carreras empujadas, 94 anotadas, 18 bases robadas, .986 de porcentaje de fildeo.
Al final del programa de radio un aficionado de beisbol que dijo haber conocido a Tovar por muchos años desde que jugaban caimaneras de adolescentes, explicó que Cesar Tovar antes de firmar para jugar beisbol profesional era un furibundo aficionado de los Navegantes del Magallanes. Caramba en ese momento sentí más admiración por el pelotero y el ser humano, porque recordé toda la intensidad que le ponía Tovar a su juego cada vez que su equipo: Leones del Caracas enfrentaba a los Navegantes del Magallanes, parecía que reservaba toda su energía y talento para esos juegos.
Alfonso L. Tusa C. 28 de enero de 2022.©
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