Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
lunes, 18 de agosto de 2025
Una marca casi olvidada de Isaías Látigo Chavez
Midwest League. Clase A. Decatur Commodores. Tal vez hasta muchos de los compañeros del Látigo, si aún viven, les cueste recordar o revivir un hecho que además ha desaparecido del mapa del beisbol moderno, los juegos completos son una rareza cuya existencia solo aparece en leyendas, como los dinosaurios. En aquella temporada de 1965, había unas cuantas expectativas, aunque sus números en la temporada de 1964 con los propios Comodoros y en la campaña de LVBP con Navegantes del Magallanes no mostraban ribetes brillantes, tanto Richie Klaus en Decatur como George (Sparky) Anderson veían gran potencial y les agradaba mucho la actitud del pitcher novato, sus ganas de aprender, sus ansias de mejorar. Había sido capaz de vencer a Leones del Caracas de Tovar, Davalillo, Tartabull en trabajo completo. Había lanzado dos veces en relevo ante el Caracas esa temporada 1964-65, si quería demostrar qu era un pitcher profesional tenía que vencer a los super favoritos Leones del Caracas.
Esa temporada había aprendido a ver el juego con más serenidad, con más determinación escuchando las observaciones de Alfonso Chico Carrasquel en el dugout. Lo escuchaba hasta en medio de los juegos que lanzaba, Isaías lo buscaba, quería tener otra visión para contrastar con lo que pensaba. Empezó a observar no solo las ubicaciones de sus compañeros en el campo, sino que de acuerdo al bateador volteaba y hacía señas hacia los jardineros y a veces también al tercera base y hasta al campocorto. El Chico le hacía observaciones cada vez que regresaba al dugout, le decía que tenía que ser muy breve y conciso en esas señas a sus compañeros y regresar a su comunicación con el cátcher. También le dijo que debía ser más profundo y desmenuzar paso a paso los movimientos del pitcher contrario, solo así podría tener oportunidad de batearle, “dices que te gusta batear ¿no? Eso tiene su precio y no es nada más hacer swing, hay que meterse en todas las señas que el pitcher rival le hace a su cátcher”.
En los primeros cuatro juegos con los Comodoros de Decatur en la Midwest League, en 1965, Isaías tuvo marca de 2-2. El quinto juego fue ante Cedar Rapids y se fajó con ellos para vencerlos 4-2 el 27 de mayo. Luego el 04 de junio enfrentó a Dubuque y los venció 5-0 en juego completo de 7 innings debido a que era el primero de una doble jornada. Isaías limitó a la novena de Dubuque a solo cinco imparables, dos de los cuales salieron del madero del jardinero central Perkins, quien además le conectó el único doble. No concedió boleto y recetó nueve ponches. El coach de pitcheo Carl Hubbell siempre se acercaba al bullpen y hacia algunas observaciones sobre el ángulo del pitcheo, tenía que variarlo de acuerdo a si el bateador era zurdo o derecho, si bateaba alejado o se montaba sobre el plato. Hubbell le dejaba bien claro a Isaías que tenía que reclamar su territorio, tenía que incomodar al bateador.
El 13 de junio Isaías abrió por los Comodoros ante la novena de Waterloo y se mantuvo en el montículo los nueve innings, sin conceder un solo boleto, apenas les permitió tres imparables a los bateadores rivales, mientras abanicaba a cinco. Decatur 6 – Waterloo 0. Segundo blanqueo en menos de dos semanas. El manager Klaus siempre conversaba con Isaías al final de cada juego, luego de las derrotas le recordaba los puntos positivos que había conseguido y le remarcaba que él podía superar los errores , pero había que pasar la página y enfocarse en el próximo juego, la apertura siguientes, y desde ese momento empezaban a planificar, estudiar. Siempre mezclaba las observaciones de Richie Klaus, su manager, que por lo general tenía algún detalle respecto a como estaba cayendo luego de lanzar la curva ante determinado bateador, con las sugerencias y a veces enseñanzas de cómo agarrar la pelota para darle determinado efecto de Carl Hubbell. Por eso tardaba algo en salir del dugout cada inning.
El 20 de julio de 1965 los Comodoros llegaron a Clinton, El compañero de batería de Isaías fue Ramón Aldecoa. En el primer inning Isaías recetó tres ponches en fila. En el noveno inning recibió dos imparables, pero luego apretó el brazo para troquelar el ponche del out final. Decatur 4 – Clinton 0. Nueve innings de labor, cinco imparables, un boleto, 12 ponches. Se trataba del cuarto blanqueo que propinaba Isaías en la temporada. Cada vez estaban desarrollando mejor los envíos que Carl Hubbell le enseñó a lanzar con los dedos medio y anular. Cuando la pelota se le resbalaba de los dedos, se salía de la caja de lanzar y buscaba la bolsa de la pezrubia. Escuchaba la voz pausada de Hubbell: “Don’t forget the rosing bag, it can help you a lot!”Ahora se sentía mucho mejor, se había dicho que no importaba que tuviese que repetir con los Comodoros, de alguna manera iba a tener una muy buena temporada y lo iba a demostrar en cada juego.
Los Comodoros recibieron la visita de la novena de Quad Cities el 25 de julio. Desde el inicio Isaías contó con todo su arsenal, la recta resonaba en la esquina de adentro, la curva bordaba las letras de los uniformes rivales y el cambio precipitaba cual guayaba en línea recta desde las ramas más altas. Isaías transitó los nueve innings sin casi conceder libertades. Apenas aceptó cuatro imparables. Solo concedió un boleto y ponchó a diez bateadores rivales. A la ofensiva bateó de 5-3 con un doble, anotada y remolque. El marcador quedó 11-0. Lejos de celebrar o hablar de los diez ponches, Isaías insistía en preguntarle a la manager Klaus que detalle defectuoso había notado en su trabajo, si había descuidado algún lanzamiento ante un bateador de peligro. Klaus solo sonrió y le dio dos palmadas en el hombro.
El desafío siguiente fue ante el Waterloo, el 30 de julio de 1965, los Comodoros salieron adelante 3-0 con vuelacercas de tres carreras de DeGold Francis, el cátcher en el cierre del tercer inning. Isaías se llevaba bien con Aldecoa porque siempre hablaba con él antes de los juegos y le hacía observaciones valiosas mientras calentaban en el bullpen justo antes del juego. También se entendía de maravillas con DeGold Francis porque este era un tremendo mascoteador que podía tomar hasta el más desviado lanzamiento hasta el punto de parecer portero de futbol o hockey, además Francis siempre encontraba como distraer al árbitro cuando sentía que Isaías necesitaba un tiempo adicional para tomar aliento. Eso le daba un aliento, un respiro, una fuerza adicional que recuperaba todo el vigor físico y la intensidad mental de Isaías. Los Comodoros ganaron 7-0, tercer blanqueo corrido de Isaías, lanzó los nueve innings, solo permitió dos imparables ambos del novato Brian Edgerly, concedió un boleto y recetó 11 ponches. Ese fue el décimo sexto juego completo de 18 aperturas que había efectuado Isaías, también fue el décimo tercer juego completo seguido que lanzaba esa temporada. Con ese triunfo Isaías detuvo una seguidilla de cuatro derrotas de los Comodoros.
Para el juego del 18 de agosto de 1965 la seguidilla de juegos completos de Isaías se había prolongado hasta 16. Ese día los Comodoros visitaron a Burlington. Frank Ferro el camarero de los Comodoros descargó cuadrangular que encontró embasados al jardinero izquierdo Val Bush y al propio Isaías para remolcar las tres carreras que determinaron el marcador: Decatur 3 – Burlington 0. Se trataba del décimo séptimo juego completo que Isaías lanzaba esa temporada, una nueva marca para la Midwest League. Ahora tenía balance de 12-9 en la temporada. Lanzó nueve innings, permitió seis imparables, apenas concedió un boleto y ponchó 13 bateadores rivales. Le motivaba la marca sabía que eso era un logro que no se consigue a diario, pero se llamaba la atención a no dejarse obsesionar, ni arrastrar por eso. Tenía un compromiso con el equipo, siempre trataba de ignorar lo de la marca, lo suyo era detectar que estaba haciendo de manera defectuosa y tratar de corregirlo.
El 23 de agosto los Comodoros llegaron a Dubuque para enfrentar a los Packers. Isaías y los Comodoros llegaron ganando 4-0 al séptimo inning. Entre el séptimo y el octavo inning los Packers igualaron la pizarra 4-4. Luego Isaías solo permitió que se embasara un corredor en los siguientes cinco innings. Para el episodio décimo cuarto, el manager Richie Klaus relevó a Isaías con Ron Welsh y este concedió dos boletos para abrir el inning y luego recibió doblete de Don January que dejó en el terreno a los Comodoros. Ese fue el final de la seguidilla de 17 juegos completos de Isaías en la Midwest League Class A.
Durante la seguidilla de 17 juegos completos, Isaías dejó marca de 10-7, seis de las victorias fueron blanqueos, tres de esos corridos, (cinco de ellos de nueve innings y uno de siete por ser el primero de una doble cartelera). De todos esos juegos 11 fueron a nueve innings, los restantes seis fueron a siete innings. En 140.2 innings Isaías permitió 115 imparables, concedió 34 boletos, ponchó 125 rivales y dejó efectividad de 1.99
Alfonso L. Tusa C. 08 marzo 2025. ©
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