Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
jueves, 10 de octubre de 2024
La Noche de Graciliano
Cada vez que se aproxima una nueva temporada de béisbol profesional es inevitable recrear aquella noche del 15 de octubre de 1965: Tiburones de la Guaira versus Navegantes del Magallanes en el estadio de la UCV. Darrell Brandon (1965. Pacific Coast League AAA. 89ers de Oklahoma City. 33 juegos. 207 innings lanzados. 13 ganados. 6 perdidos. 3.30 efectividad) ante Graciliano Parra, sustituto de Isaías Látigo Chávez quien mantenía una disputa salarial con la gerencia magallanera. Graciliano viene de ganar 4 y perder 4 con el Lexington Clase A de la Liga Western Carolina, lanzo 100.1 episodios y dejó efectividad de 3.42. Sebastián Gutiérrez tiene muchos detalles de ese juego, algunos en la frontera de la ficción; su amigo imaginario, Paco Dalegare, estuvo en el dugout de tercera base después del juego y entrevistó a Graciliano en medio de vahos de alcanfor y chanzas de sus compañeros.
El manager George Noga estructuró esta alineación: César Gutiérrez 3b, Marv Breeding 2b, Oswaldo Blanco 1b, Owen Johnson c (1965. Eastern League AA. Red Sox de Pittsfield. 120 juegos. 132 imparables. 24 jonrones. 93 carreras impulsadas. 73 carreras anotadas. .299 AVG.), Mike Andrews ss, Leopoldo Tovar rf, Domingo Carrasquel lf, Víctor Colina cf, y Graciliano Parra. Al frente estaba tal vez el equipo de más pergaminos de toda la liga los campeones vigentes: Ángel Bravo lf, Luis Aparicio ss, José Cardenal cf , Jim Wynn rf, John Bateman c, José Martínez 2b, José Herrera 3b, Graciano Ravelo 1b, y Darrell Brandon. En teoría un enfrentamiento muy asimétrico, sin embargo faltaba el veredicto del diamante, la pelota y el madero.
La voz de Dalegare hace que Sebastián gire tres veces en la cama. Al chocar con la pared susurra: “Seguro que hablaste con Graciliano Parra?” Dalegare soltaba una narrativa chispeante. Graciliano pareció suspender la celebración al percibir al periodista. A muchos peloteros les cuesta abrir sus intimidades con personas que apenas conocen. Graciliano se despejó los ojos y el pegoste de crema de afeitar que sus compañeros seguían lanzándole al pecho. “Esto no es un triunfo solo mío. Es un trabajo de equipo. Si no es por aquel gordito que llaman Leopoldo Chingo Tovar, de quien me quejé al verlo como right fielder en la alineación quizás ni siquiera hubiéramos ganado este juego”. Graciliano hizo señas con la mano y el Chingo se acercó con el pecho de la camiseta manchado de anaranjado y verde de arcilla y grama.
El desafío galvanizó en los lanzadores en las primeras siete entradas. En el segundo acto Mike Andrews (1965. International League AAA. Maple Leafs de Toronto. 127 juegos. 105 imparables. 4 jonrones.34 carreras impulsadas. 41 carreras anotadas. .247 AVE.) conectó sencillo. Intentó avanzar hasta la antesala con imparable de Leopoldo Tovar y fue puesto out de Wynn a Herrera.
En el cuarto episodio Leopoldo Chingo Tovar corrió unos 50 metros hacia la raya del
rightfield para atrapar una línea bestial que Jim Wynn conectó en esa dirección.
En el séptimo capítulo Andrews negoció boleto. Pasó a segunda por wild pitch. Allí lo
sorprendió Darrell Brandon y fue out en corre y corre.
Intentaba despertar cada vez que Paco Dalegare subía mucho la intensidad de su relato. Sebastián siempre claudicaba ante la vivacidad y efervescencia de la voz de Paco. “El Chingo se acercó arrastrando el crujido metálico de sus spikes sobre el cemento rústico del dugout. La mano percutía sobre la palabra “Navegantes” en el pecho de la camiseta. “Vamos a ver si vas a seguir diciendo que si no hay otro que poner en el jardín derecho que ese gordinflón del Chingo Tovar”. Graciliano Parra bajó el rostro hasta que Mike Andrews le palmeó dos veces el hombro derecho, “Don’t worry buddy, you have hurled a tremendous game”.
Abriendo el noveno episodio Luis Aparicio soltó una línea peligrosísima que iba
cantando hit hasta que Tovar se lanzó de cabeza para tomar la pelota y mantener
la magia de Graciliano.
Al completarse los nueve episodios el juego seguía igualado, La Guaira sólo había
embasado a tres hombres, dos por boleto y otro golpeado por el lanzador. Por su
parte, desde el Magallanes habían salido tres detonaciones indetenibles, pero sin
mayores consecuencias ante la diligencia del pitcher Brandon.
Lo veía a través del ojo que seguía en el sueño. Con el que estaba en la actualidad recorría la gesta de Andrews con los chicos cardíacos de 1967, su aporte diario, sus zancadas aceleradas y atrapadas fantasmales en la segunda base del Impossible Dream Team. Sebastián veía como Paco casi tropieza con el cátcher Owen Johnson en su empeño por completar la entrevista con Andrews. Quería saber porque Andrews casi se había caído cuando cruzó desde tercera base hacia el plato e el cierre del décimo inning. Graciliano dijo que Andrews estaba tan contento con el imparable de Victor Colina que olvido como correr.
En el décimo capítulo, Graciliano Parra continuó con su dominio sobre la toletería guairista al retirar sin muchos miramientos a Wynn y a Bateman. Sin embargo, José Martínez no aceptó entregar el último out y soltó una línea por encima de la segunda que rompió la magia del no hit - no run. Después vino José Herrera con otro imparable bueno para llevar a Martínez hasta la antesala con la carrera de terminar de estropear el magnífico trabajo monticular del lanzador occidental. A pesar de todo, el Magallanes salió de aquella amenaza de borrasca cuando el manager guaireño ordenó el doble robo, pero Martínez murió en la goma para cerrar la entrada con al menos el blanqueo vigente para Graciliano. Magallanes vino a cerrar el décimo, y un sencillo de Andrews activó la sirena y la alegría en la tribuna de la izquierda junto con la banda municipal que empezó a tocar nuevamente El Pompo, una pegajosa canción de la época con la que había animado buena parte de la noche. De inmediato el “Chingo” Tovar ejecutó un toque de sacrificio para que viniera Víctor Colina con el madero en busca de la gloria. Hasta ese momento se había ido de 3-0.
Brandon trabajó con intensidad; sin embargo, el jardinero central magallanero destapó un centelleante lineazo al jardín izquierdo para traer hasta la goma a Andrews con el recado de dejar sobre el terreno a La Guaira y comenzar la celebración de aquella victoria inaugural con el público lanzándose al terreno para llevar en hombros a Parra, Colina, Andrews y Tovar por todo el abanico del Universitario.
El pitcher restriega la crema de afeitar en sus ojos y frente con la manga de la sudadera. Su voz viscosa, vehemente, busca la expresión eufórica de Victor Colina. “Me disculpo también contigo Colina. Tu posición regular es de cátcher. Cuando vi la alineación de Mr. Noga y estabas en el center field. Me dije si batean para los jardines nos las vamos a ver negras.
Sebastián le dice a Paco Dalegare que él también entrevistó a Graciliano, pero por teléfono, treinta años después de aquel juego. Lo que más recordaba Graciliano era la secuencia de pitcheos de Owen Johnson. Hasta al propio pitcher lo sorprendía.
Víctor Colina relató: “Ese día me la pasé jugando bolas criollas en San Martín. Jugué tanto que cuando llegué al estadio estaba todo encandilado. El manager me dice: ‘Colina, estás jugando en el centro field’. Eso terminó de enceguecerme más. Hubo un batazo que casi se me pierde en las luces y además lanzaron un vaso de la tribuna para terminar de confundirme. Ya en el dugout comenzaban a lamentarse y hasta bataqueaban las gorras. Sin embargo, me recuperé y tomé la bola a la altura del pecho. El hit para ganar fue una línea por sobre el tercera base que Aparicio fue a buscar en el leftfield. Mike Andrews, que estaba en segunda, casi se venía cayendo en el tropel de sus largas piernas pero finalmente pisó la goma para sentenciar el juego”.
Graciliano Parra conversó con Guillermo Becerra Mijares después del juego en el
dugout del Magallanes. “¿Cual es tu opinión de Owen Johnson?” “Johnson es un maestro de la receptoría. Sabe dirigir a los pitchers. Pide los lanzamientos de acuerdo a los bateadores. Además, resultó un gran conductor dirigiendo a los jardineros. Tovar hizo dos formidables atrapadas para impedir los hits. En cuanto a Andrews, son cosas del béisbol. No debes olvidarte que es su primer juego en Venezuela y pudo extrañar el terreno que estaba duro de verdad”.
Sólo cuando Leopoldo Tovar hizo la segunda maravillosa atrapada para eliminar el peligroso batazo de Aparicio en el noveno inning, el joven de 20 años se convenció de que podía lanzar los 9 innings sin hits ni carreras. “Fue entonces cuando lancé con el alma para dominar a José Cardenal con aquel globo a segunda base. En ese momento sentí la mayor emoción de mi vida ante aquel inolvidable espectáculo de tanta gente aplaudiendo mi actuación”.
Tal vez el lazo más incomprensible de aquella amistad era que Sebastián aupaba a Leones del Caracas y Paco Dalegare hablaba idioma magallanero. Antes de profundizar en este sueño Dalegare sacó una barajita de cartón, de aquellas que imprimió la revista Sport Gráfico. La imagen de Owen Johnson refulgía con la gorra de los Navegantes. A lo cual Sebastián corrió a su mesa de noche y sacó otra barajita, esta con los colores caraquistas, “Con los Leones Johnson fue campeón en la temporada 1966-67. Sin tomar aliento, Dalegare dijo que con Magallanes Johnson recibió el juegazo de Graciliano y Magallanes clasificó a los playoffs en la campaña 1965-66.
“La voz de Gracilian0 crepitaba entrecortada como si acabase de concretar el out treinta de aquella telúrica victoria ante los campeones Tiburones de La Guaira. Yo quería preguntarle como había hecho para calmarse cuando le dieron el primer imparable en la apertura del décimo inning, pero Graciliano solo tenía agradecimientos para sus compañeros y sobre todo para Isaías Chávez, por darle la oportunidad de lanzar ese juego.
Alfonso L. Tusa C. 10 octubre 2024.
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