lunes, 21 de octubre de 2024

Tributo a Rayder Ascanio.

No te dieron la oportunidad de tomar un solo turno al bate, ni de salir a cubrir la antesala, el campocorto o la intermedia al final de los primeros cuatro juegos de esta temporada. Y luego esa pedrada en la mejilla de despedirte. Tal vez haya explicaciones, que para mí resbalan porque en más de una ocasión diste la cara y rescataste al Magallanes en el octavo, noveno o en extrainning, donde pocos peloteros resuelven. Es evidente que ahora no haya cabida para ti en el equipo; sigue siendo una trastada esperar que empezara la temporada para dejarte en libertad. Ahora entiendo mejor los argumentos de aquel autor de una reseña sobre barajitas de beisbolistas imperceptibles, obreros de salir a cubrir una posición al final del juego, o aparecer en la alineación de manera esporádica, o de ser regulares casi invisibles en la alineación aunque decidan juegos con su guante y habilidad con el madero. El tipo razonaba que precisamente eran esos pequeños detalles (tocar la bola, tomar un roletazo candente detrás de la almohadilla de tercera base, estrellar la pelota contra la cerca con dos outs en el cierre del noveno inning con tu equipo perdiendo por una) los que lo motivaron a escribir esa reseña. Sobre los caballos, los fenómenos, los grandes peloteros se escribe y habla todos los días, mientras que de los Dusty Rhodes, Dick Green, Sandy Amorós, Armando Ortíz, Bernie Carbo, Dámaso Blanco; apenas se comenta en momentos fugaces de sus hazañas escurridizas. Como el tráfago de Rayder Ascanio por los Navegantes del Magallanes. Muchos pequeños, resaltantes momentos que ahora solo refulgen en la curiosidad de los minuciosos, como quienes revisaron en sus apuntes cuando cierta voz autorizada reclamaba hace varios años como iban a elegir al Salón de la Fama del béisbol venezolano a Dámaso Blanco si apenas había bateado para .249 en su carrera en LVBP.
Entonces repasé en mi memoria con ayuda de videos y reseñas de libros y publicaciones periódicas, cada uno de los juegos donde Rayder Ascanio salió a dar lo mejor de sí por Navegantes del Magallanes. Cada atrapada en tercera base, paradas cortas o la adulterina; cada batazo emotivo en las postrimerías del juego para empatar o ganar. Volví a escuchar la sentencia de la voz especializada y vi el batazo de Dámaso Blanco para decidir el duelo de pitcheo de los Marcelinos (Sánchez y López), sus atrapadas incandescentes sobre la línea de cal detrás de tercera base, su actuación en la serie final de la temporada 1963-64 cuando fu líder en carrera anotadas (6) e imparables (11) para contribuir al título de Leones del Caracas, aquella lectura sobre la marcha de un toque de squeeze play de Santos Alomar padre que Dámaso tomó corriendo hacia adelante para sacar al corredor en la mascota de Ray Fosse, esa jugada valió más de la mitad de la Serie del Caribe de 1970; al menos cinco veces Dámaso fue el mejor tercera base o campocorto defensivo de LVBP. Cada vez que vea a Rayder Ascanio salir al campo o tomar turno al bate por los Bravos de Margarita rememoraré los gratos momentos, su gran entrega con los Navegantes del Magallanes.
Alfonso L. Tusa. 21 octubre 2024.

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