lunes, 16 de diciembre de 2024

Bill Fischer: El Pitcher que Odiaba Conceder Boletos.

En 1962, cuando jugaba para los Atléticos de Kansas City, lanzó 84.1 innings seguidos sin dar una base por bolas.
Elliot Harris. The Chicago Sun Times. Baseball Digest. Diciembre 1997.
¿Cual pitcher antiguo tiene la marca de más innings seguidos sin permitir un boleto? No es Greg Maddux. No es Dennis Eckersley. Es Bill Fischer. El antiguo pitcher derecho de los Medias Blancas de Chicago (1956-58) impuso la marca en 1962 con los Atléticos de Kansas City. Sus 84.1 innings rebasaron la marca previa de 68, un patrón impuesto por Christy Mathewson en 1913. La mayor parte del logro de Fischer fue alcanzada en la oscuridad hasta que lanzó seis entradas seguidas sin bases por bolas contra los Medias Blancas el 10 de septiembre en Comiskey Park para alcanzar los 61.1 innings consecutivos. “Después que ellos pusieron eso en los titulares, la gente empezó a hablar algo más del hecho”, dijo Fischer el septiembre pasado desde Richmond, Virginia, donde es el coach de pitcheo del equipo AAA de los Bravos de Atlanta. En realidad The Sporting News había publicado un artículo de dos párrafos con el encabezado: El pitcher Fischer de los Atléticos extiende su seguidilla de innings sin conceder boletos a 53. La semana anterior, The Sporting News publicó el box score de un juego que él pitcheó. Pero el pitcher rival, el zurdo Jack Kralick de los Mellizos de Minnesota, era el hombre del momento por pitchear un juego sin imparables ni carreras ante los Atléticos. “No sé como empezó eso”, dijo Fischer, de 66 años de edad, de la seguidilla. “En ese momento no estaba en el bullpen. Un par de abridores estaban indispuestos, así que el manager Hank Bauer me puso a abrir”. Fischer tuvo marca de 4-12 con 3.95 de efectividad para un equipo que terminó con marca de 72-90, 34 juegos detrás de los ganadores del banderín, Yankees de Nueva York. Los Atléticos de aquellos días estaban lejos de ser los Yankees del ’27, aunque terminaron 11 juegos y medio por delante de los sotaneros Senadores de Washington.
Durante la seguidilla, Fischer perdió 1-0 en tres ocasiones. “La última vez que perdí por blanqueo fue después de Labor Day”, dijo de un juego de gira del 26 de septiembre. “Baltimore llamó a un pitcher de las ligas menores y lanzó contra nosotros. Todavía recuerdo a los muchachos regresar y decir ‘Espero que ellos mantengan a ese tipo aquí en la liga porque no tiene nada en la bola’. Terminó ganándonos 3-0, y su nombre era McNally. Así que lo mantuvieron en la liga. Nadie más pudo batearle en la liga”. Dave McNally completó una carrera de 14 años con marca de 184-119, incluyendo esa victoria en su única aparición de 1962. La seguidilla de Fischer terminó con un boleto de cuatro lanzamientos ante Bubba Morton de los Tigres de Detroit en el último juego de la temporada con un out en el quinto inning, y nunca volvió a estar cerca de tan impresionantes estadísticas. “Nunca caminaba a muchos, pero en mi trayectoria de tiempo, tal vez alrededor de 20 innings”, dijo de sus otras mejores seguidillas. “El año siguiente, me pusieron en el bullpen, así que nunca tuve oportunidad de meterme en una seguidilla”. Fischer está consciente cuando cualquier pitcher anda en una seguidilla. “Eckersley probablemente tenía el mejor control”, decía del relevista de los Cardenales y antiguo abridor de los Indios Medias Rojas y Cachorros, antes de mudarse al bullpen cuando llegó a los Atléticos de Oakland en 1987. “Maddux andaba por más de 50 innings, y le dio un boleto al pitcher haces dos años”. “Empezó a enviarme correos de odio el año pasado cuando yo tenía 30 innings seguidos o algo parecido, una especia de golpe”, dijo Maddux con una sonrisa. “Eso funcionó”. Fischer tuvo que trabajar un conteo de 3-1 contra Robin Roberts la noche que rompió la marca. “Me dije, ‘Dios mío, vas a bolear al pitcher’”, dijo Fischer. Y lancé un strike que él dejó pasar. Ante el siguiente pitcheo el hizo swing y falló. De todas formas hubiera sido strike”.
El hombre que Fischer retiró para establecer la marca fue el futuro inquilino del Salón de la Fama Brooks Robinson. “Él bateó la pelota de vuelta a mí”, dijo Fischer. “Después de eso, el antiguo dueño de los Atléticos, Charlie O. Finley, Dios le de descanso a su alma, me dio un bono de 1000 $ que era un buen dinero en aquellos días. En realidad es bastante en cualquier época. Entonces dijo que por cada inning donde yo no concediera boleto me daría 100 $. Así que fui desde 68 hasta 84.1. Él dijo que cuando terminara la temporada también se terminaría lo de los 100 $. Y yo caminé un bateador el último día de la campaña”. Así que esa sigue siendo una marca. ¿La romperán alguna vez? “Pensé que solo Maddux tendría la única oportunidad”, dijo él. “Y Eckersley pero no lanza suficientes innings. Es difícil pitchear 84.1 innings desde el bullpen. Bob Tewksbury una vez tuvo 40 o 50 innings. Pero se sabrá cuando alguien se acerque porque usualmente lo publican en los periódicos”. “Kansas City solo tenía un periodista de beisbol para esa época. Y en Baltimore pienso que ni siquiera enviaban a alguien a los camerinos. Nadie le prestaba atención a eso. Es una marca imperceptible”. Tan segura como la seguidilla de 56 juegos con imparables de Joe DiMaggio en 1941 parecería. El logro de Fischer parecería aún más seguro. “Dicen que hay que tener más destreza para hacer eso (la seguidilla de DiMaggio), pero no sé”, dijo Fischer. Para que alguien lance 84.1 innings sin conceder boletos, hay que tener mucha fortuna”. Y algo de habilidad. “Tal vez un poco”, dijo él.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 15 noviembre 2023.

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