Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
jueves, 20 de febrero de 2025
Él Narra los Juegos de Beisbol de Oído. Sin Aficionados, Su Trabajo es Mucho Más Dificil”.
Enrique Oliu, un narrador de radio ciego de los Rays de Tampa Bay, se guía por el ruido de la multitud y los sonidos del terreno para hacer su trabajo. Esta temporada, ha tenido que ajustarse más que cualquiera.
James Wagner. The New York Times. 11 de septiembre de 2020.
La banda musical de la temporada de beisbol de 2020, jugada en medio de una pandemia, indudablemente es diferente. El estallido de la mascota del cátcher, el zumbido del bate y el fervor de los dugouts, suenan más fuerte sin el rumor de decenas de miles de aficionados eufóricos.
Sin embargo, se extraña una cierta energía en los juegos de tribunas vacías: No hay incremento de la tensión y los gritos en los grandes momentos, ni abucheos o jadeos después de los desaciertos.
Quizás nadie en Major League Baseball sienta los cambios en este auditorio de montaña rusa con más agudeza que Enrique Oliu, 58, el narrador radiofónico en español por mucho tiempo de los Rays de Tampa Bay.
A pesar de ser ciego desde que nació en Nicaragua, Oliu ha forjado una carrera de 21 años con los Rays, guiándose por su profundo conocimiento del deporte para contar historias en el aire y su gran sentido de la audición para descifrar las pistas de lo que ocurre en el terreno.
Un sonido de silbato distinto en Yankee Stadium significa un ponche para el equipo visitante. El tema musical de la película The Natural indica un jonrón de los Rangers de Texas en casa. Las reacciones de los aficionados le dicen si una pelota cayó de imparable o fue atrapada.
Esa sinfonía del beisbol, ha cambiado esta temporada, algunas notas están sonando más fuerte que nunca y otras desaparecieron todas. Oliu saborea el vibrante escape de sonido, aún si la falta de aficionados a veces ha hecho su trabajo más difícil.
“Es lo mejor que podría sonar”, dijo Oliu recientemente. “Eso me lleva a mi infancia, cuando imaginaba los juegos en mi habitación, hice mi propio repertorio y ponchaba a las personas que no me gustaban y todos los que me simpatizaban conseguían un imparable”.
Aunque está única, recortada temporada regular ha avanzado en dos terceras partes, el deporte se siente diferente para Oliu. No se queja, sin embargo. Ama los deportes y también narrarlos por radio. “Si dos cucarachas compitieran en una carrea, también me gustaría eso”, dijo él, riendo.
Oliu aprecia el nexo que forma a diario con sus escuchas beisboleros en el territorio de la radio, como lo llama. Su esposa, Debra Perry, dice que nunca se ha quejado de sentirse cansado por ejercer dos trabajos; ha trabajado a tiempo completo por 28 años como representante destacado de la comunidad e intérprete en la oficina de Hillsborough County Public Defender.
Podría retirarse de su trabajo diurno, dijo, pero nunca de estar detrás del micrófono. “Van a tener que enterrarme aquí”, dijo. Está agradecido de que su querido deporte se esté jugando después de todo, aún si no suena igual.
“He sido un tipo muy optimista desde el día que mis padres me enviaron a la escuela de internado a la edad de cinco años hasta ahora”, dijo. “Siempre trato de encontrar algo bueno. ¿Es mejor no tener beisbol? No. Asi que es grandioso”.
Nacido en Matagalpa, una ciudad del centro de Nicaragua, donde el beisbol es el deporte nacional, Oliu se fue de casa siendo niño para asistir a la escuela para ciegos en Costa Rica, porque era la única de Centroamérica para ese momento, dijo.
Cinco años después, sin saber nada de inglés, Oliu se fue con su tía para estudiar en la Florida School for the Deaf and the Blind de St. Augustine. Allí, aprendió con un profesor a visualizar lo que oía mientras devoraba los deportes en la radio y soñaba con convertirse en narrador, como Milo Hamilton o Marv Albert.
“Mi papá siempre decía, ‘¿Cómo vas a hacerlo? No quiero oír como lo vas a hacer. Muéstrame’”, dijo Oliu. “Ese era su punto: Nadie se va a preocupar por si eres ciego o no, así que más te vale resolver”.
Luego de ganar experiencia narrando juegos de ligas menores y de beisbol profesional de mayores, Oliu irrumpió en las grandes ligas en 1998. Orestes Destrade, quien conoció a Oliu en Florida College antes de ir a jugar cuatro temporadas en las mayores, recomendó a su viejo compañero de clases al circuito de transmisiones radiofónicas en español de los Rays de la expansión, desde entonces, Oliu ha estado con el equipo.
“Narrar esto por más de 20 años no es fácil”, dijo el compañero de transmisión por mucho tiempo de Oliu, Ricardo Taveras. “No se trata de solo decir, ‘Ahí va un elevado’ o ‘Aquí viene el lanzamiento’. Tienes que tener un gran coraje interno y un enorme poder de voluntad. Enrique, aunque no puede ver, es más completo que muchos que pueden percibir con sus ojos”.
Pero Oliu admite que las peculiaridades del beisbol de 2020 han hecho su trabajo más duro que nunca. El ruido artificial de la multitud suena en muchos estadios no se compara con las celebraciones verdaderas, los abucheos y los cánticos que ayudan a guiar sus narraciones.
“No dispones de las expectativas de los aficionados al contener el aliento, como ‘Oooh’”, dijo él. “De vez en cuando, tienes el sonido de la mascota en la mente y el calentamiento del pitcher. Pero eso también te puede distraer, porque piensas que se está efectuando un pitcheo, pero no, es solo un tipo calentando en el bullpen. Puedes confundirte”.
Los sonidos que previamente eran dificiles de oír, sin embargo, han sido bienvenidos por Oliu. Puede percibir mejor que tan duro fue bateada una pelota, o si el envío fue una recta, basado en el sonido de la pelota cuando impacta la mascota del cátcher. Puede oír las celebraciones de los dugouts, o las conversaciones más claramente también.
Esos cambios pueden parecer sutiles, pero ellos definen como Oliu visualiza el juego, y como sus finamente sintonizados oídos pueden captar esos sonidos. “Si una hormiga corre, Enrique puede oírla”, dijo Taveras, riendo.
Lo que Oliu ha extrañado más en esta temporada, aún más que el rugido de la multitud, es la presencia de seres humanos verdaderos en los asientos y poder hablar cara a cara con ellos antes de los juegos. Mientras Taveras se encarga de describir jugada tras jugada, Oliu es el analista del juego, su trabajo es llenar la narración de contexto, anécdotas y retazos de información.
En temporadas pasadas, Oliu típicamente recorría Tropicana Field con su esposa antes de los juegos en casa, pasaba por el clubhouse, visitaba las casetas de transmisión y el palco de prensa para charlar con peloteros, coaches, scouts y otros narradores, así como con los aficionados. (En los juegos de las giras, Oliu y Taveras trabajan desde Tropicana Field, Oliu se mantiene al tanto vía audios e información televisiva)
Las restricciones derivadas del coronavirus han acabado con esa rutina. Aún así, Oliu se prepara para los juegos con su esposa, Perry, revisando estadísticas, escuchando entrevistas y estaciones radiofónicas de beisbol, y leyendo acerca de los Rays y sus rivales (tiene docenas de alertas de voz en su iPhone).
Él ha llamado esta forma más impersonal de beisbol, “estéril”, y extraña a sus amigos del juego.
“Siempre me ha dicho: Él ha trabajado en otros deportes, como futbol americano, donde hablas con el entrenador una vez a la semana”, dijo Perry. “Mientras que, en el beisbol, construyes tu relación con los periodistas, coaches, tu equipo y otras personas que vienen. Pienso que este es el primer año cuando tus relaciones no son una ventaja. Aun así, puedes llamar a alguien, pero no es igual que hablar en persona y conseguir las impresiones diarias”.
Pero, añadió ella, “Enrique es muy resiliente. Ha aprendido a adaptarse”.
Afortunadamente para Oliu, tiene un conocimiento enciclopédico de la historia del beisbol en el cual puede apoyarse durante las transmisiones. Además, ayuda que los Rays han estado compitiendo (tenían la segunda mejor marca de la Liga Americana hasta este viernes), y que Oliu y Taveras se complementan muy bien durante y fuera de la transmisión; Taveras, quien procede de República Dominicana, llama a su socio de transmisión “Mi querido volcán” como una oda a los numerosos volcanes de Nicaragua.
A principios de esta temporada, Taveras dijo que él y Oliu se sentían “un poco vacíos” narrando juegos sin la energía y los sonidos de los aficionados. Aunque Taveras dijo que sigue sintiendo mariposas en el estómago al ver a los grandes peloteros porque ama mucho el beisbol, admitió que podría agregar un poco más de emoción a sus ya exuberantes narraciones de los jonrones para compensar las tribunas vacías.
“Aún pienso que Enrique no se ha acostumbrado a la parte de la ausencia de los aficionados, aunque ahora oye mejor todo”, dijo él. “Pero ha superado eso, porque es un maestro en lo referente al beisbol”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 19 de septiembre de 2020.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Baseball Dudes https://baseballdudes.com/
Peloteros: • Corran dentro y fuera del terreno. • Limpien lo que ensucien tú y tus compañeros. Que ese dugout quede impecable. • Sus impl...
-
Aquella noche de hace dieciséis años conversé alrededor de una hora con un hombre que había llenado de gloria al béisbol del estado Sucre,...
-
La razón por la cual me agrada tanto la película “Field of Dreams” es aquella escena en Fenway Park donde Kevin Costner y James Earl Jones...
-
Bruce Markusen. Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí e...
No hay comentarios:
Publicar un comentario