Extrainning paralizado.

Muchos de los momentos más impactantes del beisbol ocurren a partir del octavo inning, cuando la dinámica del juego hierve en medio de la épica y la estrategia, hasta niveles que enmudecen la tesis de que el beisbol es lento y fastidioso. Ningún deporte despliega un potencial más apasionante que un cierre del noveno inning con la carrera del empate en tercera base y dos outs. Si el juego se iguala y va a extrainning, ese caudal de emociones se multiplica al infinito. Ya quisieran Shakespeare, Strindberg o Poe un poco de esa sustancia para sus obras. Este 15 de julio de 2025, el juego de estrellas de MLB mostraba el escenario de un momento inolvidable para el beisbol. La Liga Americana reaccionó para igualar la pizarra 6-6. Por momentos llegan imágenes de Tany Pérez en el inning décimo quinto de aquel juego de estrellas de 1967, el juego llegó igualado 1-1, allí Pérez descargó un descomunal batazo ante Jim Catfish Hunter, hacia las tribunas del jardín izquierdo del Anaheim Stadium, Liga Nacional 2 - Liga Americana 1. La atmósfera cargada de adrenalina de ese momento aún se siente a 58 años de distancia. También llegan fragmentos de aquellos 12 innings perfectos de Harvey “Rabbit” Haddix de los Piratas de Pittsburgh ante los Bravos de Milwaukee el 26 de mayo de 1959 en County Stadium, y luego el drama inundó el diamante cuando Haddix pierde el juego en el cierre del inning 13. Entre otros momentos especiales del beisbol está aquel duelo de ceros entre Warren Spahn y el joven Juan Marichal, que se decidíó en el cierre del inning décimo sexto con vuelacercas de Willie Mays hacia las gradas del bosque izquierdo de Candlestick Park, puros instantes de tambres cardíacos. Más acá está el sexto juego de la Serie Mundial de 1975, el jonrón de Bernie Carbo en el cierre del octavo inning para igualar el juego 6-6. Luego aquella atrapada fantasmal de Dwight Evans en la apertura del undécimo inning ante estacazo de Joe Morgan,para rematar con el infartante cuadrangular de Carlton Fisk que impactó el poste de foul del Monstruo Verde para igualar la serie a tres juegos. Otro de tantos instantes que ilustran la dinámica de un juego de beisbol ocurre el 27 de octubre de 1991 en el séptimo juego de la Serie Mundial entre Atlanta y Minnesota, escenificado en el Metrodome. Jack Morris se enzarzó con John Smoltz y Mike Stanton en nueve episodios sin carreras para que los Mellizos se apuntasen la serie en el cierre del décimo inning. Ahora cuando el escenario está servido para otro de esos momentos espeluznantes del juego, la oficina del comisionado se aparece con otra de sus absurdas modificaciones al optar por decidir el juego mediante rondas de lanzamientos a bateadores, al puro estilo del home run derby. Nada de extrainning, de forcejeo prolongado, de escalofríos extendidos. Ni siquiera apareció el corredor fantasma en segunda base. En otras palabras, lo que empezó como beisbol termina como derbyball.

Alfonso L. Tusa C. Julio 16, 2025