Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
lunes, 11 de agosto de 2025
Para un beisbolista convertido en paramédico, salvar vidas es como ‘Vivir Otro Sueño’.
El graduado de Hillborough High School, Jaisen Randolph una vez jugó para los Cachorros de Chicago y en las ligas menores. Ahora disfruta ayudando a la comunidad como paramédico de Tampa Fire Rescue en Sulphur Springs.
Valerie Kalfrin,Neighbor. Agosto 8, 2025
Para Jaisen Randolph, la primavera solía significar perseguir elevados y líneas como jardinero en las ligas menores y con los Cachorros de Chicago.
Ahora el paramédico de Tampa Fire Rescue atiende llamadas de emergencia, enfrenta paros cardíacos y alertas de accidentes cardiovasculares.
Cuando comienza la temporada de beisbol pocos aficionados en Sulphur Spring se percatan de que un miembro del equipo de la Estación 11 de 710 E Fairbanks St. Es un antiguo pelotero grande liga.
Los colegas a menudo le piden que juegue softbol con ellos, pero Randolph dice que prefiere enfocarse en su hijo de 13 años de edad y servir a la comunidad que ama. De echo, él disfruta su vida hoy.
El beisbol fue excitante, todas esas personas en las tribunas”, dice él. “Pero cuando fui capaz de lograr convertirme en bombero y paramédico, sentí que había ganado algo por primera vez en mi vida, y aprecio eso. Eso me hizo hombre.
Además, hasta cuando jugaba en las pequeñas ligas, quería algún día ser bombero, agrega él. “Aquí estoy, viviendo otro sueño”.
La vida en el beisbol profesional
Randolph, 33, es uno de un puñado de atletas profesionales actuales o retirados en hallar una carrera con Tampa Fire Rescue. Joe Cannon un extremo defensivo de los Buccaneers de Tampa Bay por nueve temporadas, es bombero en el centro de Tampa, y Christina Swanson, boxeadora profesional, es bombero en West Tampa.
Randolph llegó a Tampa Fire Rescue en 2007, unos tres años después que una lesión en la rodilla y la pérdida del “amor por el juego” terminaron su carrera como beisbolista.
En seis temporadas en las ligas menores, jugando para equipos afiliados a los Cachorros, Mets de Nueva York y cerveceros de Milwaukee, tuvo un promedio de bateo general de .264, con 600 imparables, 157 carreras impulsadas y 165 bases robadas de acuerdo a Baseball-Reference.com.
Su tiempo en la gran carpa duró una temporada en 2001, cuando compartió equipo con Sammy Sosa, Kerry Wood y Joe Girardi. Aunque las cosas no funcionaron como el imaginó de joven, está feliz de compartir lo que aprendió, especialmente con su hijo, un pelotero de la Belmont Heights Little League también llamado Jaisen.
“Si no te va bien en el beisbol, todavía puedes hacer algo maravillosos con tu vida. Hay muchos trabajos donde se puede aportar”, dice Randolph. “Pienso que es motivador ver decir: ‘Epa, este muchacho surgió desde la pobreza hasta la riqueza. Si él lo puede hacer, yo puedo hacerlo’”.
Desde Hillsborough High hasta las Grandes Ligas.
Nativo de Tampa, Randolph se crió en West Tampa. “Mi mamá me tenía jugando beisbol desde los tres años de edad”, dice él.
El joven atleta mantenía el buen promedio académico y una disciplina física, y en 1997 llamó la atención de los Cachorros de Chicago. Una vez que se graduó, el equipo lo firmó en la quinta ronda del MLB June Amateur Draft __con un bono de 425.000 $, dice él.
“Nunca había salido de Florida y ahí iba en un avión hacia Arizona”, para unirme al equipo filial de los Cachorros ahí, recuerda él.
En las ligas menores, Randolph dice que ganaba 850$ mensuales. Ayudó a ganar dos campeonatos AA con los Diamond Jaxx de West Tennessee, anotó la carrera ganadora en una ocasión, de acuerdo a un artículo de TopProspectAlert.com. En ese momento, él fue líder de bases robadas en las ligas Midwest, Florida State y Southern, indica el artículo. Los Cachorros lo colocaron en el roster de ligas mayores en 2001, con un salario de 310.000$, dice él.
Caminar en el clubhouse y ver a Sammy Sosa justo frente a ti es intimidante”, recuerda él.
Las multitudes también pueden ser impactantes. “No puedes oírlos cuando la pelota es bateada hacia ti o estas tomado turno en el plato __hasta que cometes un error”, dice él.
Atrapado en las luces escénicas
Randolph se desempeñó bien al principio, pero quedó “atrapado en la luz escénica” y perdió el enfoque.
“Yo estaba tratando de ser el Gran Señor de la ciudad, intentando frecuentar con amigos millonarios__y yo no era millonario”, dice él.
“Cuando haces X cantidad de dinero, te olvidas lo que te costó llegar allí y das ciertas cosas por sentado. Empecé a pensar, ‘Soy tan bueno que no tengo que esforzarme mucho’. Empecé a lesionarme todo el tiempo”.
Esa temporada, los Cachorros cambiaron a Randolph a los Mets, quienes lo enviaron de vuelta a las ligas menores. Jugó en los equipos filiales de los Cerveceros y dice que fue al entrenamiento primaveral con los Medias Blancas antes de volver a Tampa.
“Yo estaba decepcionado y deprimido acerca de como las cosas ocurrieron tan rápido”, dice él. “Mi carro cambió de dueño”.
Los amigos que siguieron su carrera de ligas mayores le llamaban “Horario estelar”, por su ídolo Deion Sanders, lo cual aumentó su humillación para ese momento. “Yo estaba avergonzado de salir y trabajar en un trabajo normal”, dice Randolph.
Eso no duró mucho debido a su espiritualidad y determinación para ser un buen papá.”Me dije, ‘Epa, tienes un hijo de quien ocuparte’”, dice él.
Una Nueva Carrera
Randolph trabajó en Kmart por un año antes de conseguir empleo en el Home Depot de 1712 N. Dale Mabry Highway. Mientras trabajaba ahí, Randolph dice, que a menudo veía pasar la Engine 8 y recordaba su interés de la niñez por ser bombero. Visitaba la estación de bomberos, preguntaba por los entrenamientos y se ofrecía como voluntario.
El ingeniero conductor Al Schaffer le dio información de un programa de becas para la academia de bomberos y le recomendó que hablase con el entonces jefe de personal Dennis Philips. Con el aliento de ellos, Randolph dice que empezó a avanzar.
“Regresar a la escuela después de tanto tiempo fue un reto. Tuve que concentrarme en los libros”, dice él. “Los deportes se me daban como manejar bicicleta, muy fácil”.
Como paramédico, Randolph trabaja turnos de 24 horas cada tres días y dice que gana alrededor de 46.000$ anuales. Le gusta mucho la camaradería y el trabajo de equipo que implica estar en un cuerpo de rescate.
También se siente orgulloso de afrontar todo lo que la vida le lanza.
“No todo se trata de lo que tienes. La Biblia dice que un buen nombre es mejor que un perfume o ungüento refinado. “Ahora tengo más amor de mi familia y amigos”, dice él. “Si yo revivo el corazón de tu mamá o papá, eso para mí vale más que dinero”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Agosto 10, 2025.
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