martes, 2 de septiembre de 2025

Lyman Bostock Recordado por su Carácter dentro y fuera del Campo. (I)

Bruce Markusen El nombre de Lyman Bostock es relativamente desconocido por las jóvenes generaciones de aficionados. Hasta para los aficionados que podrían haberlo visto jugar en los 1970s, las memorias de Bostock parecen escasas. Su carrera __y su vida__ fueron simplemente muy cortas. Bostock merece mejor reconocimiento por lo que logró. Fue parte de una familia beisbolera de dos generaciones, desplegó un talento general y demostró ser un hombre de carácter. Lyman Wesley Bostock nació en Birmingham, Ala., en 1950, en una familia de tradición beisbolera; su padre, Lyman Bostock, Sr., había emergido como primera base estrella en las Ligas Negras mientras jugaba para el equipo de Birmingham, los Black Barons. Desafortunadamente, el joven Lyman tuvo poco contacto con su padre, quien se separó de su madre, Annie, justo antes de su nacimiento. La madre y la abuela de Lyman, lo criarían mientras sobrevivían las dificultades financieras en Birmingham. En 1957, debido a las pocas oportunidades de trabajo en Birmingham, Annie Bostock tomó la decisión de mudarse al oeste. Con unos pocos dólares en su cartera, ella y Lyman hicieron el viaje a través del país hacia Los Angeles. Allí fue donde Annie encontró un mejor trabajo como técnico en el hospital de Los Angeles. Ella inscribió a Lyman en Manual Arts High School, allí él se convirtió en primera base estrella, como su padre. El juego sofisticado de Bostock llamó la atención del entrenador universitario Non Hiegert, quien estaba a cargo del programa de beisbol en Valley State College (el cual fue renombrado luego como Cal State Northbridge). Al jugar en la California College Athletic Association (CCAA), Bostock domino. En 1971, utilizó su estilizado swing zurdo9 para batear .344 y ganarse una selección para el segundo equipo de estrellas de la conferencia. En 1972 jugó todavía mejor, esa vez se ganó un lugar en el primer equipo de la conferencia. A pesar de su éxito, Bostock generalmente era subestimado por los buscadores e talento profesionales, tal vez debido a su estatus de CCAA de Division II. También había rumores infundados de que Bostock había tenido una mala actitud en Valley State, algo que él siempre negó. Cualquiera que haya sido la razón, Bostock no fue seleccionado hasta la ronda 26 del draft de ligas mayores. Entonces fue cuando los Mellizos de Minnesota, un equipo envejecido que había caído al quinto lugar del oeste de la Liga Americana en 1971, pronunciaron su nombre. Los Mellizos asignaron a Lyman al Charlotte, su equipo afiliado en la categoría Clase A en la Western Carolinas League y la pasaron desde la primera base hasta los jardines. Bostock no mostró poder, al no despachar un solo jonrón en 57 juegos, pero hacía bien muchas otras cosas. Bateó .296, compiló un porcentaje de embasado de .419 y mostró un buen alcance en los jardines. Los Mellizos vieron lo suficiente para promocionar a Bostock al Orlando AA en 1973. Las lesiones lo limitaron a 85 juegos, pero bateó para .313, compilando más boletos que ponches y hasta descargó cinco jonrones.
El año siguiente trajo otro ascenso, esta vez al Tacoma AAA, el equipo afiliado de los Mellizos en la Pacific Coast League. De nuevo, el juego de Bostock mejoró al moverse a una liga superior, la señal de su estatus como prospecto legítimo. Levantó su promedio de bateo hasta .333 y largó siete jonrones, con lo cual se ganó ser seleccionado al equipo de estrellas de la PCL. Debido a su escalada a través de las ligas menores, los Mellizos invitaron a Bostock al entrenamiento primaveral en 1975 con la idea de que compitiese por el puesto de jardinero central titular. Bostock se desempeñó tan bien en la Florida Grapefruit League que se ganó fácilmente el trabajo. De hecho, su bateo y rapidez en las bases generaron comparaciones con un veterano pelotero de los Mellizos quien jugaba segunda base: el gran Rod Carew. Como Carew, Bostock bateaba desde el lado izquierdo del plato, utilizaba todo el campo para dirigir sus conexiones, y optaba el bateo de contacto para despachar líneas trepidantes antes que el poder contundente. Y como su afamado contraparte, Bostock podía correr. No robaba bases tan prolíficamente como Carew pero podía tomar la base extra como lo hacía Carew. Bostock comenzó en el jardín central de los Mellizos en el día inaugural, pero pronto entró en una mala racha, se lesionó el tobillo y fue enviado a Triple. Bostock complicó la situación con una actitud autosuficiente y sus reiteradas discusiones con los árbitros por los conteos de bolas y strikes. Pasó las próximas semanas en el Tacoma AAA, recuperando su swing y mejorando su enfoque, antes de regresar a Minnesota a finales de junio. Sus fallas ofensivas con los Mellizos continuaron hasta mediados de julio, su promedio de bateo estaba enterrado por debajo de .200. Entonces empezó el viraje. Ahora jugando en el jardín derecho, Bostock arrancó la escalada. Eso empezó el 18 de julio y continuó por el resto de la temporada. Durante ese período prolongado, él bateó .323 para subir su promedio en la temporada hasta .282. Los números totales de Bostock parecían solo modestos, pero el mejoramiento de la segunda mitad, el cual ocurrió a pesar de una lesión de pulgar, les dio a los Mellizos una visión de su enorme talento. Bostock también impresionó en los jardines. De vez en cuando, hacía atrapadas de canasta, con el mismo estilo que Willie Mays y Roberto Clemente habían utilizado por muchos años. Para Bostock, la atrapada de canasta tenía poco que ver con Mays y estaba más relacionada con la falta del implemento apropiado. “Cuando yo tenía 8 años de edad, mi mamá me compró mi primer guante, pero alguien me lo robó el día siguiente”, le dijo Bostock al escritor que cubría a los Mellizos, Bob Fowler, corresponsal de Sporting News. “Mi mamá no me iba a comprar otro. Pero una amiga de ella en el trabajo le regaló otro guante. Desafortunadamente, era un modelo para zurdos, y yo soy derecho. Como era el único guante que tenía, tuve que usarlo. Era la única forma como podía atrapar la pelota. Se convirtió en hábito”.
En 1976, los Mellizos regresaron a Bostock al jardín central y presenciaron su florecimiento. Al regular su actitud de exceso de confianza, bateó .323, lo cual le valió el cuarto puesto en la Liga Americana, detrás de George Brett, Hal McRae y su compañero Carew. Al embasarse 36 por ciento de las veces, se ponchó solo 37 veces. También jugaba corto en el jardín central, lo cual le permitía atrapar elevados que habría precipitado frente a muchos jardineros. El único inconveniente de la temporada fueron algunas lesiones, producto de arrojado estilo de juego, lo cual lo limitó a 128 juegos. Bostock jugó tan bien en 1976 que Fowler, al escribir para Minneapolis Star Tribune, hizo la siguiente predicción: “Los Mellizos tendrán un excelente jardinero central toda la próxima década”. Desafortunadamente, Bostock solo jugaría una temporada más con los Mellizos, y solo dos más en toda su carrera. En 1977, Bostock llevaría su juego a otro nivel. Agenció topes en su carrera para cada catgoría importante, incluyendo el promedio de bateo; su registro de .336 se ubicó segundo en la Liga Americana. Se embasó a un ritmo de .389 y robó un tope personal de 16 bases. Triplicó su producción jonronera de 1976, al terminar la temporada con 14 vuelacercas. Y con 36 dobles y 12 triples, redondeó un porcentaje de slugging de .508 y un OPS de .897. Sin discusión, Bostock había alcanzado el estrellato de las ligas mayores. Pero no todo estaba bien en Minnesota. A mediados de temporada, Bostock había expresado frustración con los aficionados de los Mellizos, al llamarlos “aventajados e ignorantes” antes de presentar disculpas. Con el nuevo sistema de agentes libres en el beisbol, y Bostock ejerciendo su opción, estaba próximo a convertirse en agente libre. Los Mellizos habían tratado de firmarlo durante la temporada, al ofrecerle un contrato de seis años por 2 millones $. En la superficie, la oferta era buena, pero en la mente de Bostock había llegado muy tarde, y después de lidiar mucho con el dueño de los Mellizos Calvin Griffith, un hombre poco conocido por su generosidad en la mesa de negociaciones. Como Bostock le dijo una vez a un reportero de los Mellizos: “Si no fuese por el dueño, Minnesota sería un gran lugar para jugar”. La actitud de Griffith hizo que Bostock se decidiera a convertirse en agente libre y firmar en otro lugar. Dos equipos, los Yankees de Nueva York y los Padres de San Diego, hicieron ofertas agresivas. El ofrecimiento de los Padres incluía la propiedad de una franquicia de McDonald’s, cortesía del dueño del equipo y fundador de McDonald’s, Ray Kroc. Bostock desestimó esas ofertas y firmó con los Angelinos de California, cuyo paquete de cinco años y 2.3 millones $ era en realidad 250.000 dólares menos que la oferta de los Yankees. Dudoso de unirse a un equipo de los Yankees que a menudo atraía la controversia, a Bostock le agradaba la idea de jugar en el sur de California para otro equipo que trataba de ganar a cualquier costo, como se evidenciaba en sus recientes firmas de los agentes libres Don Baylor, Bobby Grich y Joe Rudi. Los Angelinos parecían el destino perfecto. Pero Bostock, tal vez tratando de emplearse a fondo para cumplir las expectativas que traen los contratos de grandes cantidades de dinero de un agente libre, tuvo un inicio de temporada terrible. Bostock se sentía tan mal por su pobre inicio que ofreció devolver una parte de su salario al dueño de los Angelinos Gene Autry. Cuando Autry rechazó tomar la devolución, Bostock destinó ese dinero a la caridad, incluyendo un grupo que ayudaba a los adolescentes en sus batallas contra las drogas y el abuso del alcohol. La donación fue emblemática de Bostock, quien regularmente regalaba implementos deportivos de niños de escasos recursos y había establecido un fondo para reconstruir la iglesia donde asistía su madre.
Traducción: Alfonso L. Tusa.C. Junio 04, 2025.

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