lunes, 27 de octubre de 2025

Visiones fragmentarias

Hace unos días en el inicio de la Serie Mundial de grandes ligas, me sorprendió la figura de un personaje con todas las características de uno de los primeros peloteros que seguí por radio. Efectivamente ahí estaba Cito Gaston, a quien conocimos como Clarence Gaston por allá a finales de los 1960s. Los Azulejos de Toronto rendían tributo al único manager que los ha llevado a ganar la Serie Mundial.
Esa imagen se mezcló ayer con el aniversario de la fundación del equipo de beisbol Navegantes del Magallanes. Clarence Gaston fue el primer referente que tuve de un juego Caracas-Magallanes. Aunque los pergaminos históricos permiten conocer de la remota reunión en el bar Back Stop dela barriada que luego fue renombrada en honor al equipo de beisbol, de los dos juegos sin hits ni carreras de Vidal López cuando todavía la liga era conocida como Primera División, de las hazañas de Sam Nahem, Sudafrío Hines, Joe Margoneri, Johnny Hetki, entre otros, de los batazos decisivos de Camaleón García, aquella gesta de Clem Labine que ganó 13 juegos en una temporada, ocho ante el Caracas, lo cual llevó a los caraquistas a llamarlo “Lavaina”. La gran calidad de Ramón Monzant, la integridad y la competitividad de Isaías Látigo Chávez, aquel juego sin hits ni carreras de Graciliano Parra que se acabo en el décimo inning aunque el luego ganó por blanqueo, aquellos tres outs en el plato que ejecutó Armando Ortiz desde el jardín izquierdo para luego rematar con un jonrón que le dio el triunfo al Magallanes a la vez que acababa con el invicto de Diego Seguí, aquel doble de Gustavo Gil para remolcar a Gregorio Machado desde primera base en el inning 14 de la semifinal ante Tigres de Aragua en enero de 1970, la jugada infartante de Dámaso Blanco para neutralizar el intento de squeeze play de Santos Alomar en el juego decisivo de la Serie del caribe de 1970.
La electricidad de aquella dupla Parker-Page en la temporada 1976-77, los dos tiros incandescentes de Oswaldo Olivares en la Serie del Caribe de 1979 para enfriar dos veces en la mascota de Baudilio Diaz la amenaza de los dominicanos, en ese mismo juego el imparable de Rafael Cariel para dejar en el campo a los dominicanos. La atrapada fantasmagórica de Melvin Mora en elsexto juego ante batazo de Omar Vizquel para mantener la paridad 0-0. Aquel jonrón de Cheo Malavé para levantar a un Magallanes que perdía la final 1995-96 1-3 versus Cardenales de Lara. Aquel jonrón de Alejandro Freire ante Omar Daal para darle el triunfo a Ramon García en la segunda final Caracas-Magallanes. Los tiros certeros de Endy Chavez en los títulos 2001-2002, y los que siguieron en 2013 y 2014. La conversación de Wilfredo Romero con Bruce Rondón para decidir a quien lanzarle en aquel inning final entre Niuman Romero y Williams Astudillo.
Todos esos episodios quedaron suspendidos en la atmósfera cuando Clarence Gaston hizo el lanzamiento en el pimer juego de la Serie Mundial 2025, entonces escuché aquel turno del cierre del inning décimo tercero en el estadio de la UCV (07 de diciembre de 1968), si, esa fue la última temporada de Magallanes como home club en Caracas. Bob Lee, relevaba por el Caracas, hasta ese momento se mantenía invicto y apenas si le podían batear los contrarios. De pronto la voz de Delio Amado León empezó a aguzarse: “La bola se va…se va…se va…jooooooooooooonróoooooon de Clarence Gaston y Magallanes deja en el terreno al Caracas, el público se ha lanzado al terreno y Gaston tiene que apretar su carrera y hasta está saltando para llegar al plato…”
Alfonso L. Tusa C. Octubre 27, 2025.

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