Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
lunes, 30 de junio de 2025
Dave Parker: El Astrolabio de los Navegantes del Magallanes en 1974-1975 y 1976-1977.
“Dave Parker, el predestinado del Magallanes”. Felo Ramírez, narrador del circuito radiofónico de Navegantes del Magallanes desde inicios de los 1970s hasta inicios de los 1980s.
Al enterarme que Rubén Mijares desde la gerencia deportiva de los Navegantes había enviado a Bob Darwin, el poderoso toletero de la marca de jonrones en LVBP (para ese momento), a las Águilas Cibaeñas de la Liga de Beisbol Profesional de República Dominicana , a cambio del también jardinero Dave Parker, prospecto de primera línea de los Piratas de Pittsburgh; sospeché que se había realizado un movimiento positivo, que vendrían muchas victorias, y, aunque muchos lamentaban la partida de Darwin; por algo los Piratas consideraban a Parker sucesor nada más y nada menos que de Roberto Clemente, prueba de ello eran todos aquellos entrenamientos primaverales donde se vio a Parker compartir y hasta emular en el terreno parte de las destrezas de Clemente con su sello muy particular de agresividad, coraje y entrega total. Desde aquel momento de mediados de 1974 la expectativa crecía impaciente por la inauguración de la temporada. Todo ese tráfago, ese curso de memorias se atravesó en los compartimientos de mis recuerdos cuando leí en redes sociales que Dave Parker había fallecido víctima del mal de Parkinson este sábado 28 de junio de 2025.
Los Navegantes del Magallanes venían de tres temporadas sin poder clasificar a los play offs, en 1971-1972 y 1972-1973 quedaron fuera luego de llegar igualados con otros dos equipos al final del calendario y en 1973-1974 la descalificación llegó la semana final de la temporada regular. Por eso la expectativa era tan corrosiva y crepitante, había que regresar a la postemporada y la presencia de aquel prospecto de los Piratas que se presumía podía batear, correr y además tenía buena defensiva y un cañón en el brazo de lanzar resultaba esperanzadora. Dave Parker conformó dos duplas de poder con otro par de excelsos toleteros en las dos temporadas que brilló con los Navegantes del Magallanes. En 1974-1975 contó con el apoyo del reconocido jardinero fajador, Don Baylor quien en esa oportunidad bateó para .271, con 7 jonrones, 32 carreras empujadas, 36 anotadas, 56 imparables, 7 dobles, un triple, 9 bases robadas en 56 juegos. En 1976-1977 llegó el turno de Mitchell Page quien al lado de Parker conformó aquella temible Doble P de la que se decía lo que al primero se le pasa el segundo lo remata, los números de Page en esa ocasión: .310 de promedio al bate, 57 carreras impulsadas (líder de la liga), 14 jonrones (líder de la liga), 48 carreras anotadas, 76 imparables, 13 dobles, 5 triples, 8 bases robadas, en 63 juegos.
Dave Parker jugó por 19 temporadas en grandes ligas con Piratas de Pittsburgh (1973-1983), Rojos de Cincinnati (1984-1987), Atléticos de Oakland (1988-1989), Cerveceros de Milwaukee (1990), Angelinos de California (1991), Azulejos de Toronto (1991). Ganó dos Series Mundiales (Pittsburgh, 1979. Oakland, 1989). Fue dos veces campeón de bateo de la Liga Nacional (.338 en 1977 y .334 en 1978). Ganó el premio al jugador más valioso de la Liga Nacional en 1978. Ganó tres guantes de oro como jardinero (1977, 1978, 1979). Ganó tres bates de plata (1985, 1986, 1990 [los dos primeros como jardinero y el final como bateador designado). Participó en 7 juegos de estrellas. Dos veces lider en % de slugging (1975, 1978). Una vez líder de la Liga Nacional en imparables (215 en 1978). Tres veces líder en bases totales (340 en1978, 350 en 1985, 304 en1986). Dos veces líder en dobles (44 en 1977, 42 en 1985). Una vez líder en carreras impulsadas (125 en 1985). Dos veces líder en extra bases (77 en 1979, 80 en 1985). Una vez lider en veces embasado (280 en 1977). Dos veces líder en elevados de sacrificio (9 en 1979, 14 en 1990). Cuatro veces líder en outs como jardinero derecho en Liga Nacional (315 en 1975, 293 en 1976, 381 en 1977, 281 en 1983). Una vez líder en asistencias como jardinero derecho en Liga Nacional (26 en 1977). Dos veces líder de la Liga Nacional en dobleplays como jardinero derecho (9 en 1977, 3 en 1987). Tal vez los momentos más representativos e inolvidables del estilo de juego de Dave Parker se resuman en aquel disparo fantasmal desde las profundidades del jardín derecho del Kingdome, en el juego de estrellas de 1979, para enfriar en la mascota de Gary Carter al corredor Brian Downing. También en su liderazgo junto a Willie Stargell de aquel equipo de gran química de los Piratas de Pittsburgh que ganaron la Serie Mundial de 1979 mientras asumían como su himno la canción “We Are Family” (Sisters Sledge, 1979). Vivió momentos difíciles en Pittsburgh y debió asumir su responsabilidad en los juicios por drogas de 1985 junto a otros peloteros. Luego se recuperó y reivindicó, y hasta hizo las paces con la afición de los Piratas. A su paso por Cincinnati asumió el papel de mentor de los jardineros Eric Davis y Kal Daniels. Contribuyó al título de Serie Mundial de los Atléticos en 1989. A principios de 2025 fue elegido miembro del Salón de la Fama por el Comité de la Classic Baseball Era junto al también beisbolista Richie (Dick) Allen.
Tan pronto como el 28 de noviembre de 1974, Dave Parker empezó a mostrar la esencia de su juego en un juego donde los Navegantes del Magallanes recibieron a Tiburones de La Guaira en el estadio José Bernardo Pérez. Gilberto Marcano abrió por Magallanes y Roric Harrison por Tiburones. La Guaira salió adelante con dos rayitas en el primer capítulo. Los Navegantes replicaron en el cierre de ese inning mediante doble remolcador de una de Parker y sencillo impulsor de otra para Jim Holt con lo cual igualaron la pizarra 2-2. Parker puso adelante al Magallanes en el segundo inning al remolcar a Bob Bailor con triple. La Guaira pasó adelante 5-3 con tres carreras en la apertura del tercero y Magallanes volvió a empatar la pizarra en el cierre de esa entrada mediante vuelacercas de Jim Holt más doble de Rick Stelmaszek y dos errores seguidos de la defensa litoralense. En el cuarto inning Magallanes se adelantó 7-5 mediante doble de Jesús Aristimuño bueno para remolcar a Don Baylor y Jim Holt. La Guaira volvió a reaccionar en la apertura del quinto, Oscar Zamora se embasó por error y luego triple de Al Bumbry más elevado de sacrificio de Paul Casanova marcaron la igualada del marcador 7-7. Luego se desarrollaría un duelo de relevistas entre Oscar Zamora y Manuel Sarmiento, ocho ceros lanzó cada cual hasta que en el cierre del décimo tercer inning Rob Andrews se embasa por imparable de piernas, Dave Parker batea rodado que hace cometer error de dos bases a Remigio Hermoso, con hombres en segunda y tercera, bolean a Don Baylor y Jim Holt decide el encuentro con estacazo que se estrella contra la valla del jardín derecho.
Otro de los momentos cumbres de Dave Parker en esa temporada ocurre en el primer juego de la serie final ante Tigres de Aragua. Los bengalíes llegan ganando 2-1 a la apertura del noveno inning. Entonces Bob Bailor soltó sencillo ante Roberto Muñoz y Rob Andrews lo llevó hasta la intermedia con toque de sacrificio. El manager Oswaldo Virgil sustituyó a Muñoz con Mike Pazik, luego de colocarse en dos strikes Dave Parker demostró su peligrosidad en ese conteo al devolver una curva de Pazik sobre la barda del jardín derecho para darle ventaja al Magallanes 3-2. Luego el grande liga Bob Veale se encargaría de salvar el juego. Los Tigres terminarían apuntándose el campeonato. Magallanes había terminado la sequía de tres temporadas sin clasificar a la postemporada, ahora el reto residía en ganar el campeonato.
Parker solo regresaría al buque magallanero para la temporada 1976-1977. Se incorporó al equipo alrededor de mediados de temporada y compartió en los jardines con Lary Herndon y Gary Woods (cf) y varios candidatos en el jardín izquierdo (Félix Rodríguez, Mitchell Page, Oswaldo Olivares). Parker jugaba principalmente el bosque derecho donde ocasionalmente también aparecía Félix Rodríguez. En ciertas ocasiones Parker también jugaba en el jardín central o el izquierdo. El 18 de noviembre de 1976 Bob Galasso (Mike Willis relevó en el séptimo inning) por Magallanes y Steve Luebber (Bob Johnson relevó en el décimo inning) por La Guaira mantuvieron un cerrado duelo que llegó igualado a dos carreras a la apertura del décimo inning donde La Guaira se fue al frente 3-2. Con corredores en los ángulos y Juan Francisco Monasterio al bate, Dave May intentó robarse el plato y el árbitro Wilfred Rodriguez decretó interferencia del cátcher Steve Nicosia, lo cual a su vez generó la reclamación de Nicosia y el manager Don Leppert, eso desmbocó en la expulsión de ambos. Magallanes fue a batear el cierre del décimo, Remigio Hermoso comenzó con imparable al centro, Ken Macha lo imitó con otro incogible. Con el empate en la intermedia el manager Pompeyo Davalillo trajo a relevar a Johnson y dominó a Mitchell Page con elevado a la derecha, solo que Parker despachó imparable remolcador de Hermoso para empatar el juego 3-3. El novato Alfredo Torres recibió pelotazo para llenar las bases y Felix Rodríguez la rodó por primera lo cual provocó el out forzado de Macha en el plato. Rafael Cariel, quien había entrado por Nicosia, llevó la cuenta hasta tres y dos y luego conectó un roletazo que pegó en el montículo y luego pasó hacia el jardín derecho para el imparable que determinaba la victoria magallanera.
El 29 de diciembre de 1976 los Navegantes del Magallanes recibieron a Leones del Caracas en el José Bernardo Pérez. Los melenudos llegaron ganando 7-2 al cierre del tercer inning cuando Jimmy Sexton, Ken Macha y Mitchell Page despacharon imparables corridos. Diego Seguí lanzaba por Leones, y Parker tronó un batazo laberintico que salió a mil millas del estadio para un jonrón de bases llenas que colocaba el marcador 7-6. En el cierre del quinto tramo, luego de dos outs, Dave Parker llegó a primera base por imparable de piernas, avanzó hasta la intermedia por wildpitch de Mike Bacsik y llegó al plato mediante imparable de Steve Nicosia para igualar la pizarra 7-7. En el cierre del sexto luego de las remolcadas de Sexton y Page, Parker remató con otras dos impulsadas para llevar hasta 11 las carreras con que Magallanes terminó venciendo al Caracas 11-8.
El 17 de enero de 1977 ocurrió tal vez la imagen más memorable de la intensidad con la cual Dave Parker se desempeñaba en el terreno de juego. Ese día se jugaba el segundo de la serie semifinal Zulia versus Magallanes. Chris Batton ante Gilberto Marcano. Los aguiluchos habían ganado el primero en su reducto del estadio Luis Aparicio El Grande, lo cual obligaba a los Navegantes a replicar de inmediato para evitar ponerse abajo 0-2 en la serie. El juego reflejó un forcejeo sin carreras hasta el cierre del sexto cuando las Águilas provecharon imparable de Gustavo Sposito, rodado por segunda de Tim Johnson para avanzar al corredor y sencillo de Lamar Johnson para adelantarse 1-0. Así llegó el juego a la apertura del noveno inning cuando Marcano dominó a Jimmy Sexton con rodado al montículo. Entonces Dave Parker negoció boleto y Mitchell Page tronó un lineazo hacia el jardín izquierdo que en principio hizo anotar a Parker para igualar las acciones pero luego los árbitros devolvieron a Parker hacia la antesala al decretar doble por reglas de terreno. Parker empezó a tomar bastante terreno en tercera base hasta provocar que Marcano metiera la pelota en las profundidades del jardín izquierdo y de esa manera los Navegantes pasaron adelante 2-1 para llevarse la victoria cuando Batton dominó a los aguiluchos en el cierre del noveno inning.
El 20 de enero de 1977 se jugó el cuarto juego de la semifinal. La Águilas llegaron venciendo a los Navegantes 9-7 al cierre del noveno inning. Gary Woods empezó la movida con imparable al centro. El manager Don Leppert trajo a Felix Rodríguez de emergente por Remigio Hermoso y respondió con otro sencillo. Gilberto Marcano había entrado a relevar a Manny Seoane en ese noveno inning. En cuenta de dos bolas sin strikes Parker bateó cuadrangular para vencer a las Águilas y poner la serie 3-1 a favor de los Navegantes. Ese día remolcó cinco anotaciones.
El 23 de enero de 1977 en el primer juego de la serie final ante Tiburones de La Guaira, Dave Parker remolcó las tres carreras de su equipo con sencillo y cuadrangular para ponerlos adelante en la serie.
El 24 de enero de 1977 Dave Parker descargó estacazo de cuatro esquinas de dos carreras en el tercer inning del segundo juego de la serie final para consolidar una ventaja de 4-0 que el pitcher James Easterly mantuvo hasta el final en ruta a una victoria 5-0.
El 30 de enero de 1977 Parker anotó dos de las cuatro carreras del Magallanes al batear de 4-2 (2 dobles) en ruta a la victoria 4-1 que nuevamente se apuntó Easterly para titularse campeones.
Dave Parker regresaría a los Navegantes del Magallanes en la temporada 1982-1983, pero fue poco lo que pudo hacer y el equipo resultó eliminado. Ese enero de 1983 ocurrió la tragedia de Tacoa y Parker junto al manager Leppert acudió a auxiliar a los damnificados con recursos propios, siempre estaba ahí en los momentos difíciles con la mejor disposición de ayudar a resolver de la mejor manera.
Alfonso L. Tusa C. Junio 29, 2025 ©
La Lista de Melodías de La Cobra.
Dave Parker y Dave Jordan. The Hardball Times/Fangraphs. 13 de febrero de 2019.
Lidiar con el mal de Parkinson es más difícil que enfrentar una recta de Nolan Ryan una noche fría de abril. Las tareas más simples se convierten en una diligencia. Necesito pensar dos veces antes de cargar a mi nieta o hasta para llevar su morral escolar y llegar a tiempo a la parada del bus. Mi swing de golf carece del poder de alguien de mi edad y hasta trabajar con peloteros muy jóvenes puede ser un reto. Hay noches cuando veo un juego, y mi cuerpo me recuerda que tengo esa enfermedad. Cuando eso ocurre, me levanto lentamente de mi asiento, me dirijo hacia el reproductor stereo, me pongo los audífonos, y me sumerjo en el ayer.
Las melodías de mi vida me recuerdan los buenos tiempos. A veces los malos, pero lo mejor de recordar los lamentos es que estoy vivo para sentir algo, que aún estoy aquí guapeando. A veces necesito una canción de Bobby Womack o algo de James Brown para meterme en un buen tipo de nostalgia Esto es lo que escucho, para mantenerme vivo, para abrir los archivos de mi memoria, y recordar todo lo que ocurrió antes.
“If I Could Build My Whole World Around You,” Marvin Gaye & Tammi Terrell
1967 fue un año de amenaza de disturbios, con presiones sociales que burbujeaban bajo la superficie, especialmente para un muchacho de 15 años de edad como yo.Vietnam me miraba a la cara, eso nos asustaba a todos. Mi mamá y papá, y los padres de todos mis amigos, se aseguraron de que no falláramos en la escuela y que siempre nos involucráramos en actividades que nos mantuviesen alejados de la guerra. Cuando no estaba mirando las nuevas noticias que llegaban desde Saigon, mantenía mi mente distraída con mi trabajo como vendedor de cotufas en Crosley Field, hogar de los Rojos de Cincinnati, ubicado a pocas cuadras de mi casa, la catedral beisbolera de mi juventud. Ahogaba los pensamientos de la guerra y la protesta civil con los deportes y los mejores amigos; en el campo de futbol americano, atrapando pases de mi compañero Tim Williams; saltando en la cancha de baloncesto con mi amigo de la infancia Conny Warren, o bateando linietazos hacia mi amigo Bill Fowlers. De muchasformas, la vida nunca pudo ser mejor.
Recordamos mucho al Marvin Gaye introspectivo de “What’s Goin’ On”, al Marvin Gaye agradable de mediados de los ’70 con “Got To Give It Up”, o hasta la última etapa de Marvin con “Sexual Healing”, pero fue el dueto de los ’60 de Marvin & Tammi Terrell lo que me hizo sentir esperanza y optimismo. Solo mírenlos. Eran tan jóvenes, con toda la vida por delante de ellos en ese momento. Se podía sentir su química, su amor, el nexo emocional entre ellos cada vez que los veías en algún programa televisivo de variedades. Los años siguientes no fueron fáciles para muchos estadounidenses, yo tenía 18 años de edad cuando me enteré de que Tammi había fallecido en 1970, a la edad de 24 años. Nunca conocí a Marvin, pero pienso que nunca fue el mismo después de la muerte de ella. Pero cuando los veías juntos, cuando los oías desarrollar una canción como esta, creías que íbamos a estar bien.
“Walk The Rockway,” Rufus & Chaka Khan
A finales de los años ’70, los Piratas habían batallado con los Filis por tres temporadas sin conseguir el pase a la postemporada. Mis compañeros de equipo y la organización estaban determinados a cambiar eso. Hubo muchas batallas duras como en los años anteriores. Necesitábamos un lugar en Pittsburgh donde refrescarnos después de los juegos. Si querías música en vivo, estaba Chauncy’s. Si querías animarte y bailar, estaba Heaven, ese era mi lugar.
El club tenía una entrada cubierta de vidrio que desembocaba en una antesala que se abría hacia unas amplias escaleras que llevaban al area VIP. Muy parecido al Studio 54 de Nueva York, el nivel superior tenía balcones desde donde se podía mirar la acción de la pista de baile en el piso de abajo. Todo estaba bien hecho, nubes artificiales de humo llenaban el club y estaba canción sonaba mucho en el ’79. Me gustaba mucho la voz vibrante y exuberante de Khan, y Rufus sabía como mantener el tiempo con un ritmo tan bueno como cualquiera de la época. Me aparecía a menudo por Heaven con John Milner, quien se nos unió en 1978. Frecuentamos mucho durante ese entrenamiento primaveral y continuamos asi por años. Extraño a The Hammer. Falleció muy joven. Chaka Khan fue la música de fondo en muchos de nuestros buenos tiempos en Heaven, pero esa es otra historia.
“It’s Too Late,” Carole King & Billy Paul
En marzo de 1971, fui asignado al Waterbury, equipo filial de los Piratas. Me sentía alabado por haber ser promovido a AA, pero pensaba que los números que había alcanzado en mis pocas veces al plato durante los entrenamientos primaverales eran lo suficientemente buenos para quedarme en el equipo grande. Sé que solo tenía 19 años de edad y los Piratas eran los campeones de la división este, pero eso no me importaba.
Viajé con mi novia de esa época desde Pirate City en Bradenton subiendo la costa este por la I-95 hacia Connecticut en mi Pontiac Grand Prix 1970, dorado con techo bronceado y llamativos laterales blancos. Aceleré esa máquina hasta las 100 mph, desafiando Mustangs, Corvettes y Dodge Dusters que trataban de pasarnos en el autopista, los dejábamos atras cada vez que podíamos, eso era una gran emoción. Reíamos acerca de la falta de estaciones radiofónicas que difundieran la música que nos gustaba. Nada de Isley Brothers, muy poco James Brown. Seguimos oyendo a Janis Joplin, ella tenía la canción número uno del país para ese momento, y mi novia bromeaba diciendo que yo era su Bobby McGee.
En el terreno de juego, fui presionado casi de inmediato en Waterbury y terminé la temporada abajo en el Monroe A en Carolina del Norte. Hubo muchos viajes para mi ese año, y después de esa primera expedición, muchos de ellos fueron en solitario. Ocho horas en el carro a solas no es divertido para nadie, para el momento cuando fui bajado, Carole King y sus canciones me hacían compañía constantemente. Fue un agradable cambio de paso desde mi Sly & the Family Stone de 8 pistas. La revelación musical llegó un par de años después cuando descubrí este cartucho de Billy Paul.
Su éxito principal era “Me & Mrs. Jones”, se puede oir el corazón partido y la compasión en su voz con cada nota. Cuando llegué a Pittsburgh, conocí a Billy a través de amigos mutuos, y salimos juntos algunas veces. Otro buen tipo que perdimos muy pronto.
“Harlem,” Bill Withers
Era abril de 1973. Llegué a Watt Powell Park en Charleston, West Virginia. No estaba feliz de estar con el equipo AAA. De nuevo, quería quedarme con el equipo grande, pero como probablemente saben, los Piratas habían ganado tres divisiones seguidas, y cinco peloteros de la alineación regular batearon sobre .300. La nómina estaba muy cargada y mi manager Danny Murtaugh no quería que me desgastara en la banca.
Así que cuando me presenté a mi primer juego no estaba en el mejor de mis ánimos. Entonces conocí a Bill Withers. Él tuvo éxito con la canción “Ain’t No Sunshine” un año antes. Nació y creció en West Virginia. La cámara de comercio local estaba allí para la inauguración. Bill estaba de vuelta en la zona para el evento anual de la ciudad Morris Harvey Festival. Para ese momento, Withers era reconocido como un esforzado trabajador de aeropuerto quien se las había ingeniado para irrumpir en el negocio de la música después de haber cumplido los 30 años de edad. Hablamos un momento antes de la ceremonia. “Tu momento llegará, Junior”, me dijo Withers cuando le conté de mi situación, “Solo mantente dando lo mejor de ti”. Puedo no haber escuchado completamente aquellas sabias palabras, pero escuché su música todos los días cuando iba al estadio esa temporada. Me gusta mucho como se arma el ritmo mientras avanza la canción. Su álbum “Just As I Am” fue la banda musical de mi época en Charleston.
“There’s No Easy Way,” James Ingram
Sería injusto si no mencionara al gran Ingram, quien perdiera su batalla ante el cáncer cerebral recientemente. Era otro producto de Ohio como yo. De veras disfrutaba sus baladas, y esta en particular tiene un significado especial. Desde el momento cuando escucho su primera nota, inmediatamente pienso en 1983. Mi tiempo en Pittsburgh se estaba terminando y no fue una retirada fácil. Todos sabían que no regresaría y pienso que necesitábamos que nos diéramos un respiro.
La vejez te da la perspectiva del lamento. Cuando se está en mi posición actual, retirado y cómodo, se dispone de algo de tiempo, y cada día es el comentario final del juego que muestra el resumen de tu vida. No me gusta como terminaron las cosas en Pittsburgh. Cincinnati me proporcionó un nuevo e increíble hogar, estoy eternamente agradecido por la oportunidad de jugar 81 encuentros por año en frente de mi familia y amigos, pero nunca tuve la despedida apropiada con los aficionados de Pittsburgh, la que ellos merecían. Estoy trabajando muy duro en eso ahora.
“China Grove,” The Doobie Brothers
Cada vez que pienso en el clubhouse, esta es la primera canción que viene a mi mente.Sé que teníamos mucha música soul en esa habitación, pero Stargell amaba esta banda, así que la hacíamos sonar todo el tiempo. Que memorias las de aquellos años, Jerry Reuss presidiendo la corte de los canguros, riendo con los reporteros, Rennie Stennett y “Sangy” Sanguillén contando chistes en su idioma panameño; Al “Scoop” Oliver sentado en su taburete, sosteniendo su bate, preparándose tranquilamente para el juego; yo lanzándole toallas a Frankie Taveras mientras lo perseguía por el clubhouse; el salvaje Bob Moose parado en su casillero, analizándose antes de una apertura crítica; Willie moviéndose alrededor tomando fotografías cuando los peloteros estaban descuidados.
Stargell adoraba su cámara, colgaba las fotos en la cartelera para que las viéramos. Capturó una pose algo comprometida del segunda base novato Willie Randolph que disfrutamos por un par de semanas. Todos llamábamos “Slick” a Randolph, porque era de Brooklyn-Nueva York, para ser exactos. Aun en su primer año se podía ver que Slick tenía la concentración necesaria para ser grande a este nivel. En ese sentido era como Scoop. Extrañamos mucho a Dave Cash, era tan divertido, lo apodamos “A.C.” Queríamos mucho a Rennie, también, pero sabíamos que Slick iba a ser in Pirata legendario por mucho, mucho tiempo. Pero esa es otra historia.
“Me & Baby Brother,” WAR
Si Willie Stargell era el padre espiritual de nuestro equipo, entonces Dock Ellis era el divertido hermano mayor. Conocí a Doc en el entrenamiento primaveral de 1971 y me desenvolvía alrededor de él cada marzo en Bradenton hasta que finalmente me quedé con el equipo en el ’73. Entonces se dieron todas las apuestas. Dock me llevaba donde quiera que fuese en esos años, y cuando no estábamos juntos, el traía las experiencias buenas a mí. Pregúntenle a Slick, él compartió habitación con Dock por unos meses, les dirá lo mismo. Randolph era puro trabajo. En las giras el viejo Slick tomaba una cerveza y se iba directo al hotel a descansar para el juego del día siguiente. Dock no hacía nada de eso, llevaba personas a la habitación a todas horas de la noche. Pobre Slick. Todo empeoraba especialmente en las giras por la costa oeste. Como era nativo de Los Angeles, Dock tenía muchos amigos en el negocio del entretenimiento. Déjenme explicar eso.1975, estoy en mi habitación del L.A. Biltmore, 1 a.m., tocan la puerta. ¿Quién es? Dock y media banda WAR. No voy a decir mentiras, fue una buena ocasión. Muy, muy tarde en la noche, pero una velada muy buena.
“Summer Madness,” Kool & The Gang
La mayoría de las personas les conocen por su himno de celebración y por su éxito de baile lento “Cherish” pero hubo una época, al principio de su carrera, cuando Kool & The Gang produjo algunos instrumentales agresivos. Revisen “Chocolate Buttermilk” el cual lanzaron en 1969. Pensarán que escuchan a la vieja escuela de Chicago. Cuando pienso en “Summer Madness”, me recuerdo de las frustraciones de 1974, cuando comencé la temporada en la alineación regular pero las lesiones me mantuvieron en el banco por buena parte del año. No es mi memoria favorita pero me recuerda el esfuerzo, la ambición, y la confianza en mis destrezas por ser un pelotero dominante. Fue como si Kool & the Gang usara su música para refrescar el consejo de Bill Withers en mi memoria. Disfruta el camino, hijo. Tus destrezas te llevaran a la tierra prometida.
“Spill The Wine,” The Isley Brothers
Los Isleys eran la música de nuestra ciudad. También venían del área de Cincinnati. Llevaba conmigo sus cartuchos de 8 pistas a donde quiera que fuese. Escucho esta ahora, una versión de una canción de WAR, como probablemente sepan, y recuerdo hacerla sonar mientras manejaba hacia las fiestas en la playa a las que Stargell solia llevar al equipo después de los ejercicios del entrenamiento primaveral. No importaba si eras un pelotero cinco estrellas o un novato con dificultades para quedarse en el equipo. Will hacia que cada pelotero presente en el campamento de los Piratas se sintiera parte dela familia. Fue la primera vez que probé pescado al vapor. Filetes a la parrilla, costillas, todo lo que se pueda imaginar. Recuerdo estar sentado en una toalla mirando hacia el golfo cuando Dock, usando anteojos de sol de aviador, campaneaba un destornillador helado en una mano y un cigarrillo kool en la otra, mientras me presentaba a su agente, Tom Reich. Eso fue antes que todos los peloteros tuvieran agente. Eso era nuevo para muchos de nosotros.
“Mr. Reich va a enriquecerte”, dijo Dock mientras Tom se ruborizaba. Caminé con Tom por la playa ese día y hablamos por horas. Las olas rompían contra la arena mientras Tom hacia un mapa de mi carrera. “Tu talento te cuidará por mucho tiempo”, me dijo Tom, “Pero tienes que cuidar tu talento. Yo me encargaré de todo lo demás”. Fue la mejor sociedad de negocios que tuve,
“Mothership Connection,” Parliament
Ahora no pensarán que me iba a olvidar de esta ¿o sí? Hombre, George fue mi banda musical de aquellos finales de los años ’70. Stargell era el papá, Dock el hermano mayor, pero Larry Demery, bien, éramos muchachos desde el momento cuando nos conocimos en el entrenamiento primaveral del ’73. Él ciertamente podía pitchear. Larry usualmente llegaba alrededor de las 95 millas con su recta y en una noche buena podía tocar los tres dígitos. Tenía un cuerpo como el de Pedro Martínez y era igual de duro. Estábamos muy influenciados por Dock, así que como pitcher, Larry no se dejaba influenciar por nadie. Larry podía ser extrovertido, decía lo que quería decir y como quería decirlo, pero nunca conocí un pelotero que tuviera el corazón más grande.
Hubo muchas noches cuando circulábamos por las calles de Pittsburgh después de los juegos para ir a los clubs, la voz inconfundible de George Clinton salía del radio del carro. Larry manejaba un Lincoln Continental cuatro puertas con interior turquesa. Mi Parkinson no es tan fuerte para hacerme olvidar aquellas noches avanzadas con Larry, tarareando las canciones mientras íbamos hacia el club.
Recuerdo estar en un bar con Larry una vez en abril de 1976. Los Filis estaban moviéndose para apoderarse de la división. Se practica este juego con un aire de invencibilidad, pero hay que estar alerta de lo que viene detrás, y en 1976, eso era Filadelfia. Tenían al mejor tercera base joven del beisbol en Mike Schmidt. Un gran toletero en el Toro Luzinski. Respaldo en la alineación con Dick Allen, quien aún era peligroso cualquier día. Y el mejor pitcher zurdo del juego de ese momento en Steve Carlton. Parado en el bar disfrutando un ron con coca-cola, pensé que si mis compañeros me vieran entrar al clubhouse, contento y confiado, llevando un mensaje cruel no habría nada de que preocuparse. Porque ese es el estado mental que necesitas alcanzar a este nivel. De ahí es de donde se originó la franela con ese mensaje.
Mientras me recuesto en mi asiento, escuchando estas canciones, repaso mi vida y pienso en los buenos y malos tiempos. En los turnos al bate que desearía tomar de nuevo, los jonrones para dejar en el terreno al rival que celebramos, la gente junto a la cual crecí; mi niñez en Cincinnati con Timmy, Conny y Bill Fowlers. Scoop, Stargell, Sangy, Stennett y Demery en Pittsburgh. Las largas noches mirando la costa de Florida, mientras planeaba mi futuro con Tom y muchos tragos. Tutorear a Barry Larkin, Eric Davis y Kal Daniels en mis años avanzados con los Rojos. Jugar naipes en el avión con Rickey durante mis temporadas en Oakland. Pasar momentos de calidad con un joven Gary Sheffield en mi última parada en Milwaukee. Esas amistades de toda la vida, preguntándome que podía haber hecho diferente en Pittsburgh hacia el final. Los éxitos, los lamentos y me siento bendecido de estar aún vivo para experimentar estos sentimientos. La música juega un papel vital en mantener en movimiento mi motor espiritual.
Hablaba con uno de los amigos la semana pasada. Bromeábamos acerca de las noches avanzadas en los clubs de Pittsburgh, donde, al salir, abríamos las puertas grandes de la entrada, chocábamos de frente con el sol enceguecedor. Pero por supuesto, esa es otra historia.
Tal vez les contaré esa historia algún día.
Quizás las contaré todas.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 28 de febrero de 2019.
Dave Parker batalla con el Parkinson y hace las paces con su pasado beisbolero.
Mike Bass, Especial para Bleacher Report. 01-04-2015.
Es temprano en la tarde sabatina en el show de autógrafos de los suburbios de Chicago. El fin de semana inaugural de March Madness domina la escena deportiva de la nación, pero esto es diferente. Esto es personal. Las marcas de los patrones se alinean para el mejor, más gritón, más malo, más extravagante, más orgulloso beisbolista de finales de los años ’70.
Un hombre saca una fotografía de Parker anotando ante el cátcher Carlton Fisk en el Juego de Estrellas de 1977 y dice que casi le pidió a Fisk que firmara en su nalga.
Parker dice, “Él usaría toda la tinta firmando mi nalga”.
La revolución que era Dave Parker hacía incomodar a algunas personas. Especialmente en Pittsburgh. Y cuando los años ’70 se convirtieron en ’80, y las lesiones a veces mantenían al primer beisbolista de un millón de dólares por año fuera de forma o de la alineación, la animosidad crecía mientras su productividad caía.
Hubo el divorcio de los Piratas y la admisión de uso de cocaína en los juicios de drogas del beisbol en 1985, pero también un renacimiento de vuelta a casa en Cincinnati. Otro divorcio, esta vez de los Rojos, lo que trajo otra resurgencia, esta vez como bateador designado en la Liga Americana.
Un hombre abre el programa de la Serie Mundial de 1988 en la foto de los Atléticos de Oakland y señala a Parker.
Parker dice, “Yo puedo ser el tipo mejor parecido de la foto”.
Por casi 20 años, su voz de metal pesado resonó en los camerinos. Su personalidad se convirtió en la del equipo. Él usaba la adulación y el ridículo, te la juraba y juraba contigo, te hacía reir y te hacía mejor.
Un hombre le pide a Parker que pose para una foto de celular y se toma un tiempo para buscar el mejor ángulo.
Parker dice, “No es tan difícil hacerme lucir bien”.
El hablaba en la manera como jugaba. Competía con agresividad y hablaba con fruición. Las palabras algunas veces alienaban a la ciudad de clase trabajadora que ayudó a ganar una Serie Mundial. Al final, las acciones lo conectaron con los compañeros que lo experimentaban cada día, lo veían fajarse con las operaciones y correr sobre los cátchers sin miedo a las repercusiones.
Solo habría repercusiones.
A él le gustaría saber si ellos eran más severos de lo que cualquiera notara en ese momento.
Le gustaría saber si jugar tan duro le causó los temblores en su mano derecha.
Le gustaría saber si jugar tan duro le causó que su voz se suavizara, sus palabras se hicieran menos pronunciadas, que su balance empezara a fallar.
Le gustaría saber si jugar tan duro le causó el mal de Parkinson.
Él sabe que jugar tan duro no lo llevó a Cooperstown. Y eso es duro para él. Especialmente ahora.
“Me habría gustado haber estado en el Salón de la Fama cuando pude haberlo disfrutado apropiadamente”, dice él. “No es que no pueda ahora, pero el mal de Parkinson tendría algo que decir al respecto”.
Parker fue diagnosticado hace dos años cuando fue a una revisión física. El doctor notó un temblor en su mano derecha. Era el mal de Parkinson.
Él le dijo al mundo el verano pasado que tenía la enfermedad, la cual ataca las células nerviosas cerebrales y afecta el movimiento. Cerca de un millón de personas en los Estados Unidos tiene el mal de Parkinson. No hay cura. No hay manera de parar el progreso de la enfermedad. Tampoco hay tiempo de duración. La única manera de ayudar es manejar los síntomas.
Su estado mental: “Tengo que aceptar este reto y tratar de vencerlo”.
No hay rabia en sus palabras, ni amargura. Y si se conoce a Parker, se sabe que él no tiene problema en expresar descontento. Pero luego de jugar alrededor de dos décadas y luego vivir a través de más de dos décadas desde entonces, él ha hecho las paces con mucho de lo que le molestaba en el beisbol. Se ha reconciliado con los Piratas de Pittsburgh y ya no está molesto con Marge Schott y Pete Rose en Cincinnati.
Pero él todavía no sabe porque los votantes el Salón de la Fama no lo escogen.
“¿Es que no se fajaba? ¿Todo el tiempo? Él insiste en que lo hacía. Está muy orgulloso de eso. No había sutilezas, ni rubor. Si un cátcher bloqueaba el plato, Parker volvía a ser el mariscal de campo de la secundaria Cincinnati Courier Tech. El estima que tal vez hubo siete u ocho colisiones en el plato durante su carrera.
¿Recuerdan el encontronazo en el plato con el cátcher de los Mets, John Stearns en junio de 1978? ¿Dónde Parker se rompió el hueso malar? Stearns mantuvo la pelota pero Parker dice que no recordaba eso al principio. No podía recordar si fue quieto o out.
En retrospectiva, Parker insiste en que tuvo una concusión.
“Nadie lo diagnosticó entonces”, dice él. “Se decía que la campana había sonado, y había que seguir”.
Una vez que su mandíbula soldara lo suficiente, el regresó en dos semanas, usaba un casco híbrido de futbol y beisbol que lo protegería y terminó una temporada de jugador más valioso.
“Es un juego físico”, dice él. “Tuve algunas lesiones en la cabeza. Al ser tocado en la cabeza al lanzarme en segunda base para ejecutar un robo, ese tipo de cosas ocurre todo el tiempo en el beisbol. Así que pudiera ser una acumulación de impactos en la cabeza”.
En diciembre de 2012, él introdujo un reclamo de compensación laboral en California por lesiones surtidas, incluyendo múltiples en la cabeza. Aún espera por una respuesta.
Aún, él no puede imaginar jugar el juego de otra manera que como lo jugó. Él no responsabiliza a MLB por las colisiones en el plato o está de acuerdo con el esfuerzo por restringirlas. Altera lo que es natural, dice él, y podrías incrementarla posibilidad de las lesiones.
“¿Qué van a hacer ellos, ponerle faldas a los muchachos? Dice Parker como reverencia a otro hombre espectáculo de los años ’70 en Pittsburgh, el linebacker Jack Lambert, quien usaba una línea similar acerca de las reglas para proteger a los quarterbacks. “Esa es una reacción espontanea”.
Así que si las colisiones le ocasionaron lesiones de cabeza que ayudaron a producirle el mal de Parkinson, así será.
Dr. Rajeev Kumar tiene un mensaje para Parker.
“Si ve a Dave dele mis mejores deseos y dígales que atesoro su barajita de beisbol”.
Kumar es un experto en mal de Parkinson y director médico del Rocky Mountain Movement Disorders Center en Denver. Él y Parker no se conocen. Y, desafortunadamente, no puede decirle a Parker exactamente cual papel jugaron las lesiones de cabeza en el desarrollo de su enfermedad.
“Esa es una pregunta que nadie puede responder en este momento”, dice Kumar. “Lo que sabemos es que hay una correlación estadística entre las lesiones anteriores de cabeza y el riesgo incrementado de subsecuente desarrollo del mal de Parkinson. Pero en individuos, no se puede decir que tanto puede influir eso.
Tal vez ninguna, dice el Dr. James C. Beck, Ph.D y vicepresidente de asuntos científicos para la Parkinson's Disease Foundation. Él dice que normalmente hay un 0.6 porciento de oportunidad de contraer el mal de Parkinson (aunque Kumar dice que está alrededor del 1 porciento).
Beck y Kumar concuerdan en que otro factor probablemente es más significativo: la hermana mayor de Parker tiene el mal de Parkinson. Ella tiene 66 años y ha tenido la enfermedad por siete años hasta ahora, de acuerdo a Parker. Beck dice que un padre o hermano con el mal de Parkinson dobla el riesgo normal a 1.2 porciento. Kumar dice que el riesgo se triplica hasta 3 o 4 porciento.
“Algunas personas dicen que es hereditario”, dice Parker. “Pero nadie sabe lo suficiente acerca de la enfermedad para tomar una determinación de ese tipo. Es una enfermedad relativamente desconocida. Pero si está en tus genes, ¿qué puedes hacer?”
Hasta ahora, Parker ha tratado de atacar al mal de Parkinson por la vía natural. Temía que los medicamentos le produjeran efectos colaterales. La dieta y los ejercicios le han ayudado. Mírenlo. Tiene 62 años pero no parece tan viejo. Aún es La Cobra.
“No sabes por cuanto tiempo durarán las células cerebrales”, dice Parker. “Me lo tomo día a día. Me dicen que me mantenga activo. Por eso estoy tratando de establecer una rutina vigorosa de ejercicios”.
Solo ahora, están empeorando los temblores. Su balance es preocupante. Está planeando ver a un especialista por primera vez. Está abierto a tomar medicamentos. Solicitará ayuda para su habla. Su voz se entiende perfectamente en persona si estás cerca de él, pero el tiempo de respuesta es un poco lento.
“Es algo difícil de ver”, dice el antiguo compañero en los Rojos, Eric Davis, quien llama a Parker su “segundo padre” y a quien Parker llama “mi hijo del beisbol”. “Cuando piensas en Dave, piensas en La Cobra. Yo pienso en mi papá. Pienso en la física detrás de La Cobra”.
La primera vez que Davis notó el efecto del mal de Parkinson en Parker fue en la inducción al Salón de la Fama del compañero en los Rojos Barry Larkin. “Estábamos en Cooperstown. Fue duro. Pero eso nunca me va a detener de estar alrededor de él o de acercarme o llamarlo y ver como le va”.
Parker fue una especie de superhéroe para él. Un fenómeno. Hay una leyenda de ligas menores, él bateó una pelota en West Virginia que fue recuperada 150 millas más tarde luego que aterrizara en un camión de carbón que finalmente se paró en Columbus, Ohio. Con los Piratas, un año, él descosió la cubierta de una pelota. Literalmente.
Él ganó dos títulos de bateo (1977, 1978), un MVP (1978), tres guantes de oro y una Serie Mundial con los Piratas. Eso no fue suficiente para complacer a Pittsburgh.
Él se convirtió en el primer beisbolista en promediar más de un millón de dólares al año, incluyendo dinero diferido, cuando firmo un acuerdo de cinco años antes de la temporada de 1979. Y eso fue mucho para complacer a Pittsburgh.
Su contrato llegó luego de una temporada de jugador más valioso, pero eso lo distanció de la ciudad. Con el paso de los años, los fanáticos le lanzaron un bate, una media llena con tuercas y tornillos, una batería de nueve voltios y más.
Los Piratas estaban en camino a una Serie Mundial en 1979, pero Parker era negro e impetuoso y ahora el pelotero más rico del juego, y él se preguntaba si esa combinación había funcionado contra él. Y a medida que las lesiones afectaron sus condiciones y productividad durante el resto de su tiempo en Pittsburgh, la animadversión empeoró. De ambos lados.
“Cualquier pìonero va a pagar el precio”, dice Parker. “Jackie Robinson pagó el precio por ser el primer afroamericano em las Grandes Ligas. Yo revolucioné el salario en MLB, y pagué el precio por ser el primero. Durante aquel tiempo en Pittsburgh, cuando las industrias del carbón y el acero no estaban bien, las personas no se podían identificar con alguien quien tuviese un salario de más un millón de dólares por jugar un juego de niños. Esa es una de las razones por las que me puse el zarcillo (por la serie Mundial de 1979) para simbolizar fuerza. Sé que pagué el precio, para hacérselo más fácil al que viniese detrás de mí, siempre tuve eso en mi mente”.
Parker se fue después de la temporada de 1983, pero él y los Piratas chocarían otra vez.. Durante el juicio al beisbol por cocaína que estremeció el juego, él admitió usar la droga recreacionalmente desde 1979 hasta finales de 1982. Los Piratas entonces reclamaron su dinero en la corte. Parker insiste en que el no cometió fraude, señalando a su título de bateo ese primer año del contrato. Ellos se arreglaron fuera de la corte.
Hoy, la animosidad ha desaparecido. Hay dueños diferentes a los que fueron por su dinero. Él ha servido como instructor especial para el equipo. Aparece regularmente en los festivales de los Piratas.
“Voy a Pittsburgh alrededor de cinco veces y hago cosas con la organización”, dice él. “Cualquier problema que ellos tuvieran conmigo está definitivamente borrado y perdonado. Me tratan como a la realeza cuando esty en Pittsburgh. Si llego a ingresar al Salón de la Fama, lo haré como un Bucanero”.
¿Por qué la transformación?
“Le tomó algún tiempo madurar a ambas partes”, dice él. “Aceptarme como soy, y yo aceptarlos a ellos como son”.
Él ha hecho las paces con muchos.
Tomemos a Pete Rose. Los Rojos cambiaron a Parker a Oakland después de la temporada de 1987. Él predijo que los Rojos terminarían terceros o cuartos. El entonces manager Rose criticó el liderazgo de Parker. Parker dijo que era un chivo expiatorio, Rose un agresor por la espalda.
Hoy, Parker elogia a Rose. Ellos tienen un “nexo especial”, dice Parker. Estar en el círculo de prevenidos cuando Rose rompió el record de hits de Ty Cobb de todos los tiempos, permanece como uno de los momentos más grandes de la carrera de Parker.
“Yo estaba un poco molesto, pero yo y Pete somos buenos amigos”, dice Parker. “Nunca dejamos de tener buen trato. Él dijo lo que tenía que decir, yo dije lo que tenía que decir, y la vida continuó”.
Él hasta ha disculpado a la dueña de los Rojos Marge Schott, quién lo llamó despectivamente “million-dollar n----r”.
“Yo soy cristiano”, dice Parker. “Yo disculpo, y la disculpé”.
Ahora, los Rojos lo inducirán en su Salón de la Fama en agosto”. Esto significa mucho para él. Él creció cerca del viejo Crosley Field. Iba a los juegos y abría las puertas de los taxis por un cuarto de dolar o dos en propinas. Vendía las pelotas que eran bateadas fuera del viejo parque de los Rojos. Veía e idolatraba a las estrellas afroamericanas Frank Robinson y Vada Pinson.
Él espera que la ceremonia sea emocionante. Ha visto el museo del Salón de la Fama de los Rojos y dice que es “muy agradable”.
Excepto…
“Ellos solo tienen una exhibición mía. Con la producción que tuve aquí, pensé que estaría más de una vez ahí”.
Él debió haber perdido las otras, dice el director ejecutivo del Salón de la Fama de los Rojos. Contó tres en total. Y eso fue antes de la nueva exhibición en la ciudad de los Rojos. Walls, quien había pasado algún tiempo de calidad con Parker durante la inducción de Larkin al Salón de la Fama de Cooperstown hace un par de años, fue el afortunado quien llamó a Parker y le dijo de su selección para el Salón de los Rojos.
“Él es de habla suave ahora, y estaba muy humilde y sorprendido hasta cierto grado”, dice Walls. “Para un tipo como este ser honrado en su ciudad natal, y tal vez porque ha pasado cierto tiempo, esto significa mucho, significa más…Si se hace eso inmediatamente, no sé si todos lo aprecian a plenitud. El tiempo cura muchas cosas y te hace poner las cosas en perspectiva”.
En cuatro años con Cincinnati, Parker promedió 27 jonrones, 108 carreras empujadas y 158 juegos. Él probó que lo podría hacer de nuevo cuando estaba relativamente sano. Él rápidamente se encargo del camerino. Davis recuerda tener 21 años y encontarse con Parker por primera vez en el entrenamiento primaveral, ver a Parker salir de su Porsche.
“Yo estaba nervioso porque ese era Dave Parker, era La Cobra”, dice Davis. “Nunca lo había visto en persona, pero si lo había visto por televisión y había aprendido y respetado su juego y lo idolatraba. Y entonces tuve el atrevimiento de presentarme, y él me disparó como una bala. ‘S—t, sé quien eres muchacho. No te puedes presentar por tu cuenta. Solo ven conmigo, y vas a estar bien’. Y nunca me fui de su lado hasta que lo cambiaron”.
En 1985, Parker terminó segundo de Willie McGee en la carrera por el premio al jugador más valioso.
Si algo todavía molesta a Parkers acerca de su estadía en Cincinnati es eso.
Nada contra McGee, dice Parker. El jardinero de San Luis lideró la liga en bateo (.353) con los Cardenales camino hacia los playoffs. Parker lideró la liga en carreras empujadas (125) y terminó segundo en jonrones (34) y quinto en bateo (.312) para los Rojos que llegaron segundos. Parker culpa al columnista Dick Young de Nueva York y a otros periodistas quienes le pasaron factura por el juicio de la cocaína.
“Eso pudo haber hecho la diferencia para el Salón de la Fama, dos MVP, un par de títulos de bateo”, dice Parker. “Así que ese MVP fue vital”.
Parker inició una fundación para el mal de Parkinson el año pasado. Esta basada en Cincinnati, pero el está extendiéndose y trabaja con organizaciones de Florida y Pittsburgh. Él también quiere ayudar a traer el beisbol al centro de la ciudad, traer a los afroamericanos de vuelta al juego. Una academia a través del programa RBI de MLB está en los planes de su nueva vecindad.
“Yo bajé de nivel y me salí de mi gran lugar para mudarme al otro lado de la calle de esta academia”, dice Parker. “El beisbol parece seguirme”.
El lugar nuevo es agradable. Por el momento. Él está retirado, vendió sus franquicias de pollos Popeye’s, y pasa los fines de semana con los nietos. Planea mudarse otra vez, a Florida esta vez, tal vez el próximo año. Luego de este invierno brutal, su esposa Kellye está lista para un clima mas caliente y quiere coordinar con sus niños.
Parker llama a Kellye “mi roca”. Han estado casados por 30 años, y ella tiene en parte el crédito de que él dejara de usar cocaína. “Estaba planeando casarme”, dice él, “y no quería que eso fuera parte de mi vida”. Él dice que ella se acercó a su mal de Parkinson de la manera que él lo hizo: Esto es lo que es, y vamos a hacer todo lo que necesitemos para pelear con eso.
Muchos compañeros antíguos y amigos del beisbol se están acercando. El antiguo compañero en los Piratas y Angelinos Bert Blyleven, cuyo padre falleciera luego de batallar con el mal de Parkinson por casi 20 años, dejó un mensaje telefónico para él. El antíguo jardinero de los Rojos Kal Daniels pudo hablar con él por teléfono. Y eso le impactó.
“Él quería agradecerme por enseñarle los fundamentos del beisbol y ayudarlo”, dice Parker. “La conversación se puso tan sentimental que casi lloré. Tenía lágrimas rodando en mi cara. Eso hace que todo valga la pena”.
Hubo un homenaje para Parker el noviembre pasado en Cincinnati. Antiguos Rojos y Piratas asistieron, desde Davis hasta Daniels, desde Al Oliver hasta Larry Demery. Parker estaba muy emocionado de que Buddy Bell hubiese encontrado tiempo entre sus deberes como vicepresidente/asistente al gerente general de los Medias Blancas, pero Cincinnati también es el hogar de Bell, y Parker fue “uno de los mejores compañeros que tuve”, una “dosis de medicina cada día” en el clubhouse de los Rojos y “un líder natural” quien “se relacionaba con todos”.
“Cuando te haces un poco viejo y miras las cosas en retrospectiva, te das cuenta de lo que ciertas personas significan para ti”, dice Bell. “Él es un buen amigo y es una muy buena persona, y yo quería ayudar de alguna manera”.
Ver a Parker tener que lidiar con el mal de Parkinson, dice Bell, fue descorazonador.
Ver como se estaba fajando con eso, sin embargo, fue ver al antíguo Dave Parker.
“Él nunca te hacía sentir incómodo”, dice Bell. “Jugaba acerca de eso un poco. Él aún tiene esa intensidad, esa inteligencia que siempre tuvo”.
Larkin mencionó a Parker muchas veces en su discurso del Salón de la Fama. Él recordó llegar a los Rojos por primera vez en 1986, y Parker lo tomó de la mano y lo llevó al casillero de su ídolo, David Concepción. Parker presentó a Larkin y dijo, “Él se hará cargo de tu posición”.
“Pops, me inculcaste algo ese día”, dijo Larkin de Parker en ese discurso. “Fue acerca de la confianza. Aprecio eso”.
Un hombre le pide a Parker que le firme “Cobra” y “78 MVP” y le dice a Parker, “Deberías estar en el Salón de la Fama”
Parker dice, “Me siento burlado”.
Firmar autógrafos por una hora o más es más difícil de lo que Parker había imaginado. Puede hacerlo por 10 o 15 minutos en el hogar, nada del otro mundo.
Él usa un brazalete de goma en su muñeca derecha escrito en letras mayúsculas, “Lo que sea que haga falta para vencer al mal de Parkinson”. La mano derecha no tiembla, mientras empuña el bolígrafo o marcador. Firma metódicamente, con orden, con cuidado.
Él disfruta claramente interactuar con los aficionados. Ellos le cuentan sus historias. Son fanáticos de los Rojos, de los Piratas, de Parker. Él sonríe con ellos con calidez, sinceramente, dice unas pocas palabras. Ellos dicen “Gracias por las memorias, hombre” y “gracias por ser tú”.
Parker pregunta si debería escribir “Reds H of F” en una foto de él con el uniforme de Cincinnati y el hombre acepta con alegría. Parker solo desea que pudiera ser más símple. Solo “H of F”.
Sus quince años de elegibilidad con los periodistas han pasado. Él se pregunta si su exclusión fue personal. ¿Fue por los juicios de drogas de 1985? ¿Por ser extrovertido?
Le gustaría saber si el juego le pasó factura, por qué nadie lo firmó en 1992, por qué nadie le dio la oportunidad de llegar a los 3000 hits para asegurar una invitación a Cooperstown, en vez de quedarse a 288 imparables de la marca.
Si, él tenía 40 años cuando terminó la temporada de 1991, venía de un año decepcionante, pero había sido bateador designado del año las dos temporadas anteriores.
“Te encuentras con tipos que llegan cerca de marcas importantes como yo, con los 3000 hits, ellos te dejan colgando”, dice Parker. “Hay una especia de red de buenos chicos viejos en ese respecto. Yo jugué con tipos en la última etapa de su carrera, y les permitieron llegar a los 3000 hits. Les permitieron alcanzar sus marcas importantes. Hubo tipos en la liga que participaron en un juego de estrellas como despedida, y les decían que le iban a lanzar. Yo no tuve esa oportunidad”.
Él ha encontrado respaldo en Pittsburgh y Cincinnati, pero ¿podrá encontrar el último respaldo de su carrera de beisbol?
Él dice que los periodistas no aprecian como el resistió las lesiones en la rodilla, brazo y otras para hacer lo que hizo. Entonces, otra vez, en su primera ronda con el Comité de la Era de Expansión, también pasó sin éxito. En diciembre, tres managers fueron escogidos en la Clase de 2014. Cero jugadores. Cero Parker.
Davis no puede imaginar un Salón de la fama sin Parker. Y no puede digerir que los jugadores de hoy no sepan de Parker o de lo que él significó para el juego, que no les importe la historia del juego, la historia negra del juego que Parker trató de enseñarle a Davis.
“Él siempre hablaba de eso, de sentirse orgulloso de si, sentir ogullo por lo que hizo Jackie, sentir orgullo por lo que hizo Martin Luther King, sentir orgullo en como crear un legado”, dice Davis. “Y eso es todo lo que pensaba de su legado”.
Y él sabe que el Salón de la Fama significa mucho para Parker, aún si su segundo padre no pueda disfrutarlo ahora debido al mal de Parkinson. La próxima inducción de la Era de Expansión será en 2017.
El Dr. Kumar dice que los primeros 10 años después del diagnóstico del mal de Parkinson una persona puede llevar una vida relativamente normal. Parker estaría alrededor del final de eso cuando el comité se reuna de nuevo.
Mientras tanto, Parker sigue con su vida y enfrenta su enfermedad. Abril es el mes de conciencia del mal de Parkinson, y Parker trata de ayudar.
Como solo él puede.
“Yo estaba en una clínica de beisbol, y uno de los muchachos de secundaria dijo, ‘¿Como te afecta el mal de Parkinson?’” dice Parker. “Le dije en broma, ‘Bien, puedo hacer una merengada. Todo lo que tienes que hacer es poner el vaso en mi mano’”.
Mike Bass fue reportero deportivo y columnista del Cincinnati Post cuando Parker jugaba para los Rojos a mediados de los años ’80. Bass también escribió la biogarfía no autorizada Marge Schott: Unleashed, la cual observó la controversia que involucró a la antigua dueña de los Rojos y a Parker.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Noviembre 20, 2015.
viernes, 27 de junio de 2025
Diego Seguí: El Legado de un Pitcher.
Regresar en instantes en una película incandescente que rasga la velocidad de la luz, un lugar propio de leer noticias de fallecimientos como el reseñado en las redes sociales este miércoles 25 de julio de 2025. Diego Seguí, aquel pitcher indestructible, de recursos increíbles, de una presencia imponente en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, de una actuación más que respetable en las grandes ligas y también de muchas jornadas invalorables en otras ligas profesionales como la mexicana, había dejado de existir. Quince temporadas en LVBP, ningún pelotero importado, mucho menos un pitcher alcanzó ni alcanzará esa meseta. Una vez campeón con Valencia Industriales, cinco veces con Leones del Caracas. Debutó en grandes ligas con los Atléticos de Kansas City, tuvo sus mejores actuaciones con los Atléticos de Oakland en 1969 y 1970, estuvo con los Medias Rojas de Boston en 1975 cuando estuvieron a un juego de ganar la serie Mundial, único jugador en usar la camiseta de Pilotos y Marineros de Seattle.
Parecía que luego de aquella fabulosa campaña de 1962-1963 Diego Seguí regresaría y permanecería muchas temporadas con el uniforme de los Pericos del Valencia, así lo declaraba un balance de 14 victorias, cuatro derrotas, 126 innings lanzados, 12 juegos completos , 19 juegos, 2.64 de efectividad. Sin embargo se ausentó de LVBP durante tres temporadas y cuando regresó (1966-1967) lo hizo con los colores de Leones del Caracas. Esa temporada a pesar de tener marca negativa (7-11), su efectividad fue 2.53, pero en la semifinal ganó dos juegos en ruta a su primer campeonato con Leones. Luego en la justa 1967-1968 se apareció con balance de 12-1 y ganó cuatro juegos en la final todos contra todos, dos ante La Guiara y dos ante Aragua, incluido el triunfo ante los rayados en el juego decisivo. Dos campeonatos en sus dos primeras incursiones con el equipo de las caras bonitas, una marca indeleble en los anales de esa organización. Si ese no es el pitcher importado más impactante de ese equipo, ¿Quién mas?
Aunque fue un pitcher que colaboraba como relevo largo y abridor ocasional fue capaz de liderar la Liga Americana con efectividad de 2.56 en 1970, ese año defendía los colores de los Atléticos de Oakland y dejó balance de 10-10 en 162.0 innings. En 1969 había registrado marca de 12-6 con efectividad de 3.35 en 142.1 innings, además consiguió 12 salvamentos. Luego de una campaña similar en 1971 los Atléticos lo enviaron a Cardenales de San Luis a comienzos de la temporada de 1972, donde tuvo dos actuaciones regulares hasta que fue negociado a los Medias Rojas de Boston para la campaña 1974. Allí mantuvo su nivel aunque su efectividad se fue por encima de 4.00. Luego terminó su periplo por las mayores con los Marineros de Seattle para completar un hecho único, participó en los juegos inaugurales tanto de Pilotos (1969) como de Marineros (1977). Con los Pilotos participó en 66 juegos, con los Marineros salió a lanzar en 40 desafíos.
Aunque Seguí agenció una de sus mejores actuaciones de LVBP en la temporada 1968 (10-3 con efectividad de 1.85 en 112 episodios de labor) su equipo se quedó corto en su intento por alcanzar el campeonato que ese año se lo llevaron los Tiburones de La Guaira en una final todos contra todos ante Aragua, Magallanes y Tiburones, en esa instancia dejó marca de 2-2 con efectividad de 2.67 en 27 inning y cinco juegos. Su próxima gran temporada de campeonato fue la 1972-1973 donde tuvo marca de 8-4 con 2.98 de efectividad en 96.2 innings, 14 juegos, cuatro completos. En la semifinal ante La Guaira ganó un juego completo y dejó efectividad de 1.00. Luego también fue campeón con Leones en las temporadas 1977-1978 con marca de 5-2 y efectividad de 2.45 en 51.1 innings (en la serie final ante Águilas del Zulia tuvo marca de 1-0 en dos juegos con efectividad de 2.55 en 17.2 innings). Su lauro postrero ocurrió en la temporada 1979-1980 cuando dejó balance de 7-3 con efectividad de 3.71 en 68 innings. Luego concluiría su estadía en LVBP con los Tigres de Aragua en las temporadas 1980-1981, 1981-1982 y 1982-1983.
La magnitud de la presencia de Diego Seguí en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional es tal que quizás solo tenga paralelos en José Carrao Bracho y Luis Peñalver en cuanto a números vitalicios, en cuanto a pitchers importados solo tiene paralelismos en cuanto a actuación por temporada (Clem Labine, Sam Nahem, Luis Tiant, Jim Rooker, Gene Brabender, Ramón Monzant, Tom Brennan, Jerry Cram, Bill Kirkpatrick, Bart Johnson, Mike Corkins, Jorge Lauzerique, Eddie Watt, Lew Krausse, Marcelino López, Bob Miller, Jim Owens, Thornton Kipper, Lenny Yochim, Dick Starr, John Hetki, Don Newcombe, Roy Welmaker, Darold Knowles, Jim McGlothlin, Odell Jones). Seguí lideró LVBP dos veces en victorias (1962-63 [14] y 1967-1968 [12] igualado con Eddie Watt), una vez en ponches (1967-1968 [111]), y otra vez en innings lanzados (1969-1970 [148.1]). En cuanto a categorías vitalicias Seguí es tercero en juegos completos (68) detrás de José Carrao Bracho y Emilio Cueche, segundo en juegos ganados (95) tras José Carrao Bracho, cuarto en innings lanzados (1249.2) detrás de José Carrao Bracho, Luis Peñalver y Aurelio Monteagudo, primero en ponches (941), cuarto en efectividad [mínimo de 500 innings] (2.76) detrás de Luis Tiant, José Villa y Giovanni Carrara, octavo en juegos perdidos (58). Guarismos que esculpieron a cincel su ingreso al Salón de la Fama del Beisbol Venezolano el 03 de julio de 2003.
“Diego Seguí, siempre será recordado por su sonrisa gentil, su sinceridad al hablar y su completa devoción por su equipo”. Hy Zimmerman. The Seattle Times. (Michael Emmerich. Triumph Books. April 01, 2015. 100 Things Mariners Fans Should Know and Do Before They Die. Page 282).
Alfonso L. Tusa C. Junio 27, 2025. ©
Nota: Aunque la ubicación vitalicia de Diego Seguí en las categoría de pitcheo citadas no está formalmente confirmada, no es de extrañar que siga vigente por motivos propios de la participación cada vez más reducida de los peloteros en LVBP debido a las condiciones de sus equipos en el beisbol organizado en otros países.
jueves, 26 de junio de 2025
Esquina de las Barajitas. 1983 Topps. Manny Trillo. Craig Muder (II)
Entonces el 23 de febrero de 1979, los Filis __quienes habían ganado tres títulos divisionales en el este de la Liga Nacional solo para perder la serie de campeonato cada vez__ enviaron cinco peloteros, incluyendo al segunda base titular Ted Sizemore, a los Cachorros a cambio de Trillo, Greg Gross y Dave Rader.
“Pienso que van a tener que andar un rato largo antes que encuentre un cuadro interior mejor que el nuestro”, le dijo el gerente general de los Filis Paul Owens __quien había llevado a Pete Rose a los Filis como agente libre ese receso entre temporadas__ al Philadelphia Inquirer.
El éxito no llegó de inmediato para los Filis, Filadelfia terminó cuarto en el este de la Liga Nacional. Trillo sufrió una fractura en el antebrazo izquierdo en mayo y una lesión en la ingle en septiembre, lo cual lo limitó a 118 juegos. Pero cometió solo 10 errores en 648 oportunidades y ganó el primer premio guante de oro de su carrera mientras bateaba para .260 con 42 carreras empujadas.
Pero así como las cosas fueron difíciles en 1979, todo engranó en 1980. Trillo bateó para .292 en 141 juegos y terminó segundo en la liga con 467 asistencias, para ayudar a los Filis a conseguir el título de la división este de la Liga Nacional. En la serie de campeonato, su elevado de sacrificio en el octavo inning del cuarto juego __con los Filis abajo dos juegos a uno y 2-0 en la pizarra al empezar la entrada__ le dio a Filadelfia una ventaja de 3-2. Luego que Houston igualara el juego en el cierre del noveno, el doble de trillo en el décimo inning aportó la carrera del seguro en el triunfo de los Filis 5-3.
En el quinto juego del siguiente día, el triple de dos carreras de Trillo con dos outs en el octavo inning rompió un empate a cinco carreras. Los Filis ganaron 7-5 para avanzar a su primera Serie Mundial desde 1950 __ y Trillo fue nombrado jugador más valioso de la serie de campeonato de la Liga Nacional.
“Quedé fuera de la Serie Mundial dos veces con Oakland”, le dijo Trillo a United Press International. “Estaba esperando con ansias esta oportunidad”.
En la Serie Mundial contra los Reales, Trillo probó ser la diferencia en el crucial quinto juego. Con la serie igualada a dos juegos por lado, su tiro de relevo al plato luego del doble de Willie Wilson en el sexto inning puso fuera a Darrell Porter, para mantener la pizarra 3-2 a favor de los Reales y detener el rally de Kansas City.
Entonces en el noveno inning __ con la pizarra 3-3 y Del Unser en tercera base luego de su doble remolcador para empatar el juego__ Trillo conectó una línea que pegó en la punta del guante del as relevista de los Reales Dan Quisenberry, Trillo corrió con todo y consiguió el imparable de piernas para permitir que Unser anotara la que se convirtió en carrera ganadora.
Filadelfia ganó la Serie Mundial en el sexto juego __ el primer título de los Filis en su historia.
“Él me lanzó dos rectas y luego una slider”, dijo Trillo de la secuencia contra Quisenberry. “Lo único en que pensaba era en hacer contacto. Bateé la slider con la punta del bate y salió por el medio”.
Pero para muchos, el relevo de Trillo en el sexto inning fue la jugada de la serie.
“No habríamos estado en el juego si Manny Trillo no hubiese hecho ese tiro perfecto para sacar a Porter”, le dijo Pete Rose, primera base de los Filis, a UPI. “Si él no hace esa jugada, ellos pudieron haber tenido un gran inning y sacarnos del juego”.
Trillo, quien había firmado un contrato de 1.5 millones de dólares antes de la temporada de 1980, era ahora uno de los segundas bases más reconocidos del beisbol. En 1981 fue seleccionado para el primero de tres juegos de estrellas seguidos, ganó su segundo premio guante de oro y hasta consiguió el premio bate de plata al batear para .287 en 94 juegos de esa temporada recortada por la huelga de peloteros. Los Filis ganaron la división este de la Liga Nacional en la primera mitad pero perdieron ante los Expos en cinco juegos en la serie divisional, para terminar su reinado en el tope del mundo del beisbol.
Trillo ganó su tercero y final premio guante de oro en 1982, al establecer una nueva marca de 479 oportunidades sin cometer error en 89 juegos, quedando a solo dos juegos del para entonces record de Joe Morgan para segundas bases. Pero los Filis cayeron al segundo lugar en la división. Entonces, el 9 de diciembre de 1982, Trillo fue involucrado en uno de los cambios más famosos de la década cuando Filadelfia envió a cinco peloteros __ Jay Baller, Julio Franco, George Vukovich, Jerry Willard y Trillo__ a los Indios por Von Hayes.
“Me siento halagado de ser cambiado por alguien como Manny Trillo”, le dijo Hayes a Associated Press. “Él es uno de los mejores segundas bases del juego. Habría sido un cambio justo si me hubieran cambiado por Trillo pelo a pelo”.
Con el contrato de Trillo fijado para expirar en la temporada de 1983, los Indios no veían a Trillo en sus planes de largo plazo. Luego de batear para .272 en 88 juegos, Cleveland envió a Trillo a los Expos el 17 de agosto de 1983, por el jugador de ligas menores Don Carter y 300.000 dólares.
Trillo bateó para .264 con Montreal y luego se convirtió en agente libre. Firmó un contrato de tres años con los Gigantes el 20 de diciembre de 1983, pero perdió dos meses durante la temporada de 1984 con la mano izquierda fracturada y terminó el año con promedio de bateo de .254 en 98 juegos.
En 1985, los Gigantes perdieron 100 juegos y Trillo solo bateó para .224, su promedio de bateo más bajo desde que se convirtió en regular en 1975. El 11 e diciembre de 1985, los Gigantes enviaron a Trillo a los Cachorros a cambio de Dave Owen. Fue el inicio de una transición que alejó a Trillo de la titularidad. Entonces pasó las próximas tres temporadas como jugador de reserva de Chicago __vio acción en primera base por primera vez en su carrera.
Luego de la temporada de 1988, Trillo firmó una negociación e un año con los Rojos por 320.000 dólares. El movimiento reunió a Trillo con Rose, quien dirigía a Cincinnati. Pero después de batear solo .205 en 17 juegos, los Rojos dejaron en libertad a Trillo el 25 de mayo de 1989. No jugaría más en las grandes ligas.
Trillo trabajó como instructor de ligas menores por años y también continuó entrenando peloteros jóvenes en Venezuela. Terminó su carrea de 17 años en grandes ligas con 1.562 imparables, promedio de bateo de .263, cuatro selecciones al juego de estrellas y tres premios guante de oro.
Tan bueno como Charlie Finley pensó que Trillo podría ser en 1973, Trillo probó que era aún mejor.
“Él es un sobresaliente jugador defensivo”, dijo el manager de los Gigantes Frank Robinson cuando Trillo firmó con San Francisco, “sino el mejor segunda base en todo esto”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 25 de febrero de 2023.
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Craig Muder es el director of comunicaciones del National Baseball Hall of Fame and Museum.
Esquina de las Barajitas. 1983 Topps. Manny Trillo. (I)
Craig Muder
Se desarrollaba la avalancha del caos que eran los Atléticos de Oakland de los años 1970s, donde la controversia y la disrupción parecían alimentar la dinastía. Y Manny Trillo tuvo un asiento de primera fila.
Un nativo de Caripito, Venezuela, Trillo había jugado en solo 17 juegos de ligas mayores cuando fue lanzado a la luz pública nacional durante la Serie Mundial de 1973. Afortunadamente para Trillo, el resto de su estelar carrera de grandes ligas hizo de ese momento una simple nota de pie de página en su biografía.
Nacido el día de navidad de 1950, Jesús Manuel Marcano Trillo fue criado por su madre y empezó su carrera como amateur en el campocorto, siguiendo las huellas de los héroes venezolanos Chico Carrasquel y Luis Aparicio. Pero cuando su equipo de la liga juvenil necesitaba un cátcher, Trillo iba a jugar detrás del plato.
“Un día el cátcher se lesionó y me hicieron catchear”, le dijo Trillo al Tucson Daily Citizen. “No quería hacer eso. Lloré el resto del juego cuando estaba ahí atrás. Pero entonces tenía un buen brazo”.
Trillo hasta ensayaba en el montículo por esos días pero se estableció como cátcher. Fue tutoreado por Pompeyo Davalillo, quien jugó con los Senadores de Washington en 1953 y se hizo legendario por desarrollar talento en su país.
Un mes después de cumplir 17 años de edad, Trillo firmó con los Filis.
“Después de dos años en la universidad, me dije que era suficiente”, le comentó Trillo a Daily Citizen cuando jugaba en las ligas menores en 1973. “No quería hacer más eso. Quería jugar beisbol”.
Los Filis enviaron a Trillo a Huron, S.D., en la Northern League, donde bateó .261 en 35 juegos mientras aprendía un nuevo idioma y cultura. El manager Dallas Green casi de inmediato movió a Trillo desde la receptoría hasta el cuadro interior __una decisión que beneficiaría a Green y los aficionados de los Filis una década después.
Trillo jugó para el Spantanburg Clase A de la Western Carolinas League en 1969, bateó para .280 en 83 juegos con 18 años de edad. Luego de esa temporada los Atléticos lo seleccionaron en el draft de Regla 5 de ligas menores.
Oakland asignó a Trillo al Birmingham de la Southern Association en 1970, y Trillo bateó .261 en 84 juegos mientras rotaba entre segunda base, tercera base y el campocorto. Regresó a Birmingham en 1971, donde bateó .280 mientras jugaba la mayoría de los juegos en tercera base.
Entonces en 1972, Trillo se hizo evidente para el radar de los Atléticos cuando bateó .301 con 27 dobles para el Iowa AAA. Con los todos estrellas Sal Bando y Bert Campaneris sembrados en la tercera base y el campocorto de Oakland respectivamente, a Trillo le dijeron en el entrenamiento primaveral de 1973 que debería concentrarse en aprender a jugar segunda base.
“Eso todavía es nuevo para mí”, le dijo Trillo al Daily Citizen. “Empezar un dobleplay no es nada. Puedo hacer eso. Pero tengo problemas con el tiro de relevo”. Sin embargo, las rápidas manos de Trillo lo convirtieron en natural de la posición, y su bate continuó mejorando al mantenerse todo el año entre los líderes de bateo de la Pacific Coast League, terminó en .312, con 25 dobles y 78 carreras empujadas en 135 juegos.
Mientras tanto los Atléticos empleaban una de las configuraciones más singulares con sus segundas bases en la historia del juego. El dueño Charlie Finley había ordenado al manager Dick Williams que apelara por un bateador emergente por el titular Dick Green __un magnífico jugador defensivo que terminó su carrera de 12 años con promedio de bateo de .240__ en cada situación clave. El resultado fue un carrusel de jugadores en segunda base, incluido el cátcher Gene Tenace.
Oakland ganó la división oeste de la Liga Americana por tercera temporada seguida en 1973, y Finley colocó a Trillo en el roster de la serie de campeonato de la Liga Americana a pesar del hecho de que no estaba en la nómina de los Atléticos para el 1 de septiembre como lo exigían las reglas de la liga. Esto ocurrió después que Finley vendiera el contrato de José Morales a los Expos el 18 de septiembre.
Los Orioles, sin embargo, no protestaron y permitieron el movimiento, aunque Trillo no vio acción en ninguno de los cinco juegos de esa serie que ganó Oakland.
Pero los Mets __quienes habían Ganado el banderín de la Liga Nacional _ rechazaron permitir la sustitución de Trillo por Morales en la Serie Mundial. Como resultado, los Atléticos solo tuvieron 24 peloteros disponibles __y ya estaban sin el lesionado jardinero central Billy North, quien fue reemplazado por el especialista corredor emergente Herb Washington.
“Muchas personas me decían: ‘Estás en unas vacaciones”, le dijo Trillo, quien viajaba con los Atléticos durante la Serie Mundial, al Des Moines Tribune. “Ellos piensan que me gusta esa vacación. Le diré algo, me gustaría participar en la Serie Mundial por un inning…por un turno al bate”. Trillo casi consiguió su deseo. En el segundo juego, Williams había tenido que traer bateadores emergentes por Green y el respaldo Ted Kubiak para cuando empezó el duodécimo inning. Mike Andrews, un antiguo jugador estrella con Williams en los Medias Rojas a finales de los años 1960s, quien había firmado como agente libre con los Atléticos en julio, estaba en segunda base. Después que los Mets habían tomado ventaja de 7-6 con un sencillo de Willie Mays, Andrews fue cargado con dos errores en jugadas seguidas que permitieron tres carreras en lo que se convirtió en una derrota 10-7 de Oakland.
Entonces en 1972, Trillo se hizo evidente para el radar de los Atléticos cuando bateó .301 con 27 dobles para el Iowa AAA. Con los todos estrellas Sal Bando y Bert Campaneris sembrados en la tercera base y el campocorto de Oakland respectivamente, a Trillo le dijeron en el entrenamiento primaveral de 1973 que debería concentrarse en aprender a jugar segunda base.
“Eso todavía es nuevo para mí”, le dijo Trillo al Daily Citizen. “Empezar un dobleplay no es nada. Puedo hacer eso. Pero tengo problemas con el tiro de relevo”. Sin embargo, las rápidas manos de Trillo lo convirtieron en natural de la posición, y su bate continuó mejorando al mantenerse todo el año entre los líderes de bateo de la Pacific Coast League, terminó en .312, con 25 dobles y 78 carreras empujadas en 135 juegos.
Mientras tanto los Atléticos empleaban una de las configuraciones más singulares con sus segundas bases en la historia del juego. El dueño Charlie Finley había ordenado al manager Dick Williams que apelara por un bateador emergente por el titular Dick Green __un magnífico jugador defensivo que terminó su carrera de 12 años con promedio de bateo de .240__ en cada situación clave. El resultado fue un carrusel de jugadores en segunda base, incluido el cátcher Gene Tenace.
Oakland ganó la división oeste de la Liga Americana por tercera temporada seguida en 1973, y Finley colocó a Trillo en el roster de la serie de campeonato de la Liga Americana a pesar del hecho de que no estaba en la nómina de los Atléticos para el 1 de septiembre como lo exigían las reglas de la liga. Esto ocurrió después que Finley vendiera el contrato de José Morales a los Expos el 18 de septiembre.
Los Orioles, sin embargo, no protestaron y permitieron el movimiento, aunque Trillo no vio acción en ninguno de los cinco juegos de esa serie que ganó Oakland.
Pero los Mets __quienes habían Ganado el banderín de la Liga Nacional _ rechazaron permitir la sustitución de Trillo por Morales en la Serie Mundial. Como resultado, los Atléticos solo tuvieron 24 peloteros disponibles __y ya estaban sin el lesionado jardinero central Billy North, quien fue reemplazado por el especialista corredor emergente Herb Washington.
“Muchas personas me decían: ‘Estás en unas vacaciones”, le dijo Trillo, quien viajaba con los Atléticos durante la Serie Mundial, al Des Moines Tribune. “Ellos piensan que me gusta esa vacación. Le diré algo, me gustaría participar en la Serie Mundial por un inning…por un turno al bate”. Trillo casi consiguió su deseo. En el segundo juego, Williams había tenido que traer bateadores emergentes por Green y el respaldo Ted Kubiak para cuando empezó el duodécimo inning. Mike Andrews, un antiguo jugador estrella con Williams en los Medias Rojas a finales de los años 1960s, quien había firmado como agente libre con los Atléticos en julio, estaba en segunda base. Después que los Mets habían tomado ventaja de 7-6 con un sencillo de Willie Mays, Andrews fue cargado con dos errores en jugadas seguidas que permitieron tres carreras en lo que se convirtió en una derrota 10-7 de Oakland.
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