Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
jueves, 31 de julio de 2025
Los Cardenales de San Luis envían al veterano relevista Steven Matz a los Medias Rojas de Boston.
El nativo de Nueva York se ha desempeñado bien en su primer año como relevista a tiempo completo.
Patrick Andres. SI.com. Julio 31, 2025.
El pitcher Steven Matz se ha reinventado en 2025 __y los Medias Rojas esperan que él pueda reinventar su bullpen.
Los Medias Rojas adquieren a Matz de los Cardenales por el jugador del cuadro Blaze Jordan, de acuerdo a un reporte de este miércoles 30 por la noche de Jeff Passan de ESPN.
Matz, 34, está en el primer año de una transición hacia el bullpen luego de 10 años como abridor. Ese movimiento ha resultado muy bueno __en 32 juegos esta temporada, tiene marca de 5-2, con efectividad de 3.44 y 47 ponches en 55 innings lanzados.
En la mayoría de los seguidores del beisbol, Matz sigue siendo bien conocido por sus estelares __aunque afectado por lesiones__ años iniciales con los Mets de Nueva York. El nativo de Long Island ayudó a los Mets a ganar el banderín de la Liga Nacional en 2015, y tuvo marca de 9-8 en una muy buena temporada de novato en 2016.
Se reporta a un equipo de Boston en plena batalla por el segundo comodín de la Liga Americana, aventaja a los Marineros de Seattle por un juego.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Julio 31, 2025.
miércoles, 30 de julio de 2025
¿Cuántas afrentas ha soportado el Beisbol?
Observar que el equipo de la Liga Americana no cubría el terreno en el inicio el extrainning, te hizo temer que el juego de estrellas de Major League Baseball tendría un desenlace mimetizado en la “evolución” del béisbol moderno. En efecto habría un home run derby para romper la atmósfera de vértigo y suspenso creada por el empate 6-6. Al menos la invasión del bateador designado fue un proceso lento que requirió más de treinta años para establecerse en la Liga Nacional. Ahora hay que ajustarse a los templones concomitantes de una oficina del comisionado insaciable por aligerar el juego. Hay que respirar profundo, hasta reventar el último alveolo de paciencia antes de apagar el televisor, o el i-phone cada vez que el cátcher debe permanecer pasivo ante el corredor que se aproxima al plato porque no puede bloquear hasta no tener la pelota en la mascota, así sentencia la norma nueva. También se necesita tragar mucha saliva cada vez que se ordenó un boleto intencional sin hacer los cuatro lanzamientos desde siempre reglamentarios.
Ahora, más allá de la puñalada del corredor fantasma en segunda base en la apertura del décimo inning, ni siquiera habría tal entrada. Aparecieron grupos de bateadores de ambos bandos, con un lanzador propio de la ocasión y presto! Todo se decidiría mediante un torneo de jonrones. ¿Beisbol? Solo vestigios. Tal vez haya más elementos de cricket. En cuestión de minutos se resolvió el desempate, nada que ver con el tie break del tenis o el tiempo extra del baloncesto, en esos deportes se conservan los elementos del juego con toda naturalidad tal cual ocurre en un extrainning legítimo de beisbol. Si la presencia del corredor fantasma al inicio del décimo inning parece una puñalada a la esencia de ecuanimidad propia de cualquier deporte, continuar la acción con un evento que rompe la continuidad del juego, implica una lesión más profunda que podría significar la degeneración o deformación del beisbol en medio de barbaridades como efectuar entrevistas a peloteros en medio de un inning en proceso.
Todos los deportes requieren, exigen una concentración total a fin de lograr el objetivo planteado, mucho más cuando se trata de disciplinas donde la cinética juega un papel determinante y continuo. Lidiar con una pelota que puede alcanzar velocidades superiores a las 100 millas por hora, representa un riesgo que solo se puede minimizar mediante un grado máximo de atención. ¿Cómo se justifica entonces que MLB autorice entrevistas en pleno desarrollo del juego? Si se pidiera la opinión o la intervención de los bomberos para hacer un análisis de riesgos durante el desarrollo de un juego de MLB o cualquier liga profesional, de seguro esas entrevistas durante el curso del juego formarían parte de la lista de no conformidades, con sanciones bastante contundentes. Tampoco es comprensible como los periodistas o comunicadores sociales hayan convenido en llevar a cabo entrevistas que podrían significar accidentes complicados, de resultados lamentables. Las veces que has visto esa insensatez, has cambiado de canal o apagado el televisor.
¿Será que el béisbol desaparece de a poco y solo vive en los recuerdos o en los pasos fantasmales de reportajes antiguos, páginas amarillentas quebradizas, grabaciones paralizadas por el óxido de las cintas magnetofónicas? Siempre escuchaste que cada quien tiene sus gustos y en base a ello decide como invertir su tiempo. El beisbol siempre tuvo nueve innings, cada uno con tres outs, cada ponche tres strikes, cada boleto cuatro bolas. Si te agrada el beisbol nunca te quejarás de su lentitud. Eso de que las nuevas generaciones viven a un ritmo atropellado, con mucha velocidad y energía, no es nada nuevo. Quien va a apreciar el juego siempre tendrá tiempo para un extrainning, una conferencia en el montículo o una conversación pitcher y cátcher a medio camino entre el montículo y el plato. Tal vez hay cambios aceptables como el tiempo que tarda el pitcher entre lanzamientos, que el bateador no pueda salirse de la caja de bateo, que el pitcher no pueda hacer más de tres envíos al tratar de hacer out a un corredor.
Observar que el equipo de la Liga Americana no cubría el terreno en el inicio el extrainning, te hizo temer que el juego de estrellas de Major League Baseball tendría un desenlace mimetizado en la “evolución” del béisbol moderno. En efecto habría un home run derby para romper la atmósfera de vértigo y suspenso creada por el empate 6-6. Al menos la invasión del bateador designado fue un proceso lento que requirió más de treinta años para establecerse en la Liga Nacional. Ahora hay que ajustarse a los templones concomitantes de una oficina del comisionado insaciable por aligerar el juego. Hay que respirar profundo, hasta reventar el último alveolo de paciencia antes de apagar el televisor, o el i-phone cada vez que el cátcher debe permanecer pasivo ante el corredor que se aproxima al plato porque no puede bloquear hasta no tener la pelota en la mascota, así sentencia la norma nueva. También se necesita tragar mucha saliva cada vez que se ordenó un boleto intencional sin hacer los cuatro lanzamientos desde siempre reglamentarios.
Ahora, más allá de la puñalada del corredor fantasma en segunda base en la apertura del décimo inning, ni siquiera habría tal entrada. Aparecieron grupos de bateadores de ambos bandos, con un lanzador propio de la ocasión y presto! Todo se decidiría mediante un torneo de jonrones. ¿Beisbol? Solo vestigios. Tal vez haya más elementos de cricket. En cuestión de minutos se resolvió el desempate, nada que ver con el tie break del tenis o el tiempo extra del baloncesto, en esos deportes se conservan los elementos del juego con toda naturalidad tal cual ocurre en un extrainning legítimo de beisbol. Si la presencia del corredor fantasma al inicio del décimo inning parece una puñalada a la esencia de ecuanimidad propia de cualquier deporte, continuar la acción con un evento que rompe la continuidad del juego, implica una lesión más profunda que podría significar la degeneración o deformación del beisbol en medio de barbaridades como efectuar entrevistas a peloteros en medio de un inning en proceso.
Todos los deportes requieren, exigen una concentración total a fin de lograr el objetivo planteado, mucho más cuando se trata de disciplinas donde la cinética juega un papel determinante y continuo. Lidiar con una pelota que puede alcanzar velocidades superiores a las 100 millas por hora, representa un riesgo que solo se puede minimizar mediante un grado máximo de atención. ¿Cómo se justifica entonces que MLB autorice entrevistas en pleno desarrollo del juego? Si se pidiera la opinión o la intervención de los bomberos para hacer un análisis de riesgos durante el desarrollo de un juego de MLB o cualquier liga profesional, de seguro esas entrevistas durante el curso del juego formarían parte de la lista de no conformidades, con sanciones bastante contundentes. Tampoco es comprensible como los periodistas o comunicadores sociales hayan convenido en llevar a cabo entrevistas que podrían significar accidentes complicados, de resultados lamentables. Las veces que has visto esa insensatez, has cambiado de canal o apagado el televisor.
¿Será que el béisbol desaparece de a poco y solo vive en los recuerdos o en los pasos fantasmales de reportajes antiguos, páginas amarillentas quebradizas, grabaciones paralizadas por el óxido de las cintas magnetofónicas? Siempre escuchaste que cada quien tiene sus gustos y en base a ello decide como invertir su tiempo. El beisbol siempre tuvo nueve innings, cada uno con tres outs, cada ponche tres strikes, cada boleto cuatro bolas. Si te agrada el beisbol nunca te quejarás de su lentitud. Eso de que las nuevas generaciones viven a un ritmo atropellado, con mucha velocidad y energía, no es nada nuevo. Quien va a apreciar el juego siempre tendrá tiempo para un extrainning, una conferencia en el montículo o una conversación pitcher y cátcher a medio camino entre el montículo y el plato. Tal vez hay cambios aceptables como el tiempo que tarda el pitcher entre lanzamientos, que el bateador no pueda salirse de la caja de bateo, que el pitcher no pueda hacer más de tres envíos al tratar de hacer out a un corredor.
Observar que el equipo de la Liga Americana no cubría el terreno en el inicio el extrainning, te hizo temer que el juego de estrellas de Major League Baseball tendría un desenlace mimetizado en la “evolución” del béisbol moderno. En efecto habría un home run derby para romper la atmósfera de vértigo y suspenso creada por el empate 6-6. Al menos la invasión del bateador designado fue un proceso lento que requirió más de treinta años para establecerse en la Liga Nacional. Ahora hay que ajustarse a los templones concomitantes de una oficina del comisionado insaciable por aligerar el juego. Hay que respirar profundo, hasta reventar el último alveolo de paciencia antes de apagar el televisor, o el i-phone cada vez que el cátcher debe permanecer pasivo ante el corredor que se aproxima al plato porque no puede bloquear hasta no tener la pelota en la mascota, así sentencia la norma nueva. También se necesita tragar mucha saliva cada vez que se ordenó un boleto intencional sin hacer los cuatro lanzamientos desde siempre reglamentarios.
Ahora, más allá de la puñalada del corredor fantasma en segunda base en la apertura del décimo inning, ni siquiera habría tal entrada. Aparecieron grupos de bateadores de ambos bandos, con un lanzador propio de la ocasión y presto! Todo se decidiría mediante un torneo de jonrones. ¿Beisbol? Solo vestigios. Tal vez haya más elementos de cricket. En cuestión de minutos se resolvió el desempate, nada que ver con el tie break del tenis o el tiempo extra del baloncesto, en esos deportes se conservan los elementos del juego con toda naturalidad tal cual ocurre en un extrainning legítimo de beisbol. Si la presencia del corredor fantasma al inicio del décimo inning parece una puñalada a la esencia de ecuanimidad propia de cualquier deporte, continuar la acción con un evento que rompe la continuidad del juego, implica una lesión más profunda que podría significar la degeneración o deformación del beisbol en medio de barbaridades como efectuar entrevistas a peloteros en medio de un inning en proceso.
Todos los deportes requieren, exigen una concentración total a fin de lograr el objetivo planteado, mucho más cuando se trata de disciplinas donde la cinética juega un papel determinante y continuo. Lidiar con una pelota que puede alcanzar velocidades superiores a las 100 millas por hora, representa un riesgo que solo se puede minimizar mediante un grado máximo de atención. ¿Cómo se justifica entonces que MLB autorice entrevistas en pleno desarrollo del juego? Si se pidiera la opinión o la intervención de los bomberos para hacer un análisis de riesgos durante el desarrollo de un juego de MLB o cualquier liga profesional, de seguro esas entrevistas durante el curso del juego formarían parte de la lista de no conformidades, con sanciones bastante contundentes. Tampoco es comprensible como los periodistas o comunicadores sociales hayan convenido en llevar a cabo entrevistas que podrían significar accidentes complicados, de resultados lamentables. Las veces que has visto esa insensatez, has cambiado de canal o apagado el televisor.
¿Será que el béisbol desaparece de a poco y solo vive en los recuerdos o en los pasos fantasmales de reportajes antiguos, páginas amarillentas quebradizas, grabaciones paralizadas por el óxido de las cintas magnetofónicas? Siempre escuchaste que cada quien tiene sus gustos y en base a ello decide como invertir su tiempo. El beisbol siempre tuvo nueve innings, cada uno con tres outs, cada ponche tres strikes, cada boleto cuatro bolas. Si te agrada el beisbol nunca te quejarás de su lentitud. Eso de que las nuevas generaciones viven a un ritmo atropellado, con mucha velocidad y energía, no es nada nuevo. Quien va a apreciar el juego siempre tendrá tiempo para un extrainning, una conferencia en el montículo o una conversación pitcher y cátcher a medio camino entre el montículo y el plato. Tal vez hay cambios aceptables como el tiempo que tarda el pitcher entre lanzamientos, que el bateador no pueda salirse de la caja de bateo, que el pitcher no pueda hacer más de tres envíos al tratar de hacer out a un corredor.
Alfonso L. Tusa C. Julio 28, 2025. ©
martes, 29 de julio de 2025
El Inquilino del Salón de la Fama y leyenda de los Cachorros de Chicago Ryne Sandberg fallece luego de batallar ante el cáncer de próstata.
Maddie Lee. The Chicago Sun Times. Julio 28, 2025.
El inquilino del Salón de la fama, una leyenda de los Cachorros y el arquitecto del famoso “Sandberg Game”, falleció este lunes 28 de agosto en su hogar luego de una batalla contra el cáncer. Tenía 65 años de edad.
A Sandberg le sobreviven su esposa, Margaret, sus hijos Justin (Ashley), Lindsay (Adam), Steven (Megan), BR (Katie), y Adriane, y sus 11 nietos Joshua, Micah, Eli, Brooklyn, Owen, Nathan, Weston, Adalyn, Bode, Stella, y Roman.
“Ryne Sandberg fue un héroe para una generación de aficionados de los Cachorros de Chicago y será recordado como uno de los grandes de todos los tiempos en casi 150 años de esta histórica franquicia”, dijo el director Tom Ricketts en una declaración de parte de su familia y la organización de los Cachorros. “Su dedicación y respeto por el juego, junto con su integridad, coraje, y competitividad fueron características de su carrera. Él estaba muy orgulloso de sus compañeros de equipo y de su papel como embajador global del beisbol, pero más que todo, estaba orgulloso de Margaret, sus hijos y su papel como esposo, padre y abuelo”.
Conocido por su tranquila intensidad como pelotero, Sandberg se convirtió en un afable embajador de los Cachorros luego de sus carreras como pelotero y entrenador. Estuvo abierto acerca de su batalla con el cáncer metastásico de próstata en el pasado año y medio.
La decorada carrera de Sandberg tuvo un comienzo incoloro. Los Filis lo seleccionaron en la ronda 20 del draft de MLB en 1978, en la North Central High School de Spokane, Washington. El segunda base nueve veces ganador del guante de oro ascendió a través del sistema de los Filis como utility del cuadro interior.
Debutó en las ligas mayores con Filadelfia en 1981 y apareció en 13 juegos esa temporada, antes que los Filis lo cambiasen a los Cachorros el siguiente enero. Esa negociación que también incluyó al campocorto Larry Bowa por el también paracortos Iván De Jesus, alteraría la historia de los Cachorros.
“Cuando llegué aquí no tenía posición”, dijo Sandberg en su discurso en junio de 2024, cuando los Cachorros develaron una estatua suya en Wrigley Field. “Tenía más guantes en mi casillero que bates con mi nombre grabado en ellos __lo cual en realidad era cero”.
“Tenía cero bates, pero tenía mis tres guantes que traje desde las ligas menores. Yo tenía un guante de jardinero central, un guante de tercera base, uno de campocorto y otro de segunda base. Sin embargo, no tenía una mascota de cátcher. Muy listo de mi parte”.
Jugó más tercera base que cualquier otra posición en su primer año en Chicago. Pero cuando se mudó a segunda base a tiempo completo la temporada siguiente, el reclamó su primer guante de oro. Luego estuvo el trofeo de jugador más valioso.
La temporada de irrupción de Sandberg en 1984 no pudo haber llegado en mejor momento para los Cachorros. El “Sandberg Game” cuando el jugador más valioso de la Liga Nacional esa temporada se fue de 6-5 y bateó dos jonrones para empatar el juego ante el cerrador de los Cardenales Bruce Sutter, sirvió como punto de inflexión en esa temporada. Los Cachorros ganarían la división, terminando una sequía de 39 años sin ir al playoff.
Para Sandberg, esa temporada mágica también marcó el inicio de una seguidilla de 10 selecciones al juego de estrellas. También ganó siete premios bate de plata, para acompañar su colección de guantes de oro.
Sandberg, quien jugó 15 temporadas con los Cachorros, todavía mantiene la marca moderna de la franquicia de carreras anotadas (1316). Entre los bateadores derechos de los Cachorros, lidera el pelotón en sencillos vitalicios (1624) y en triples en una temporada (19 en 1984).
“Cuando llegué aquí no tenía posición”, dijo Sandberg en su discurso en junio de 2024, cuando los Cachorros develaron una estatua suya en Wrigley Field. “Tenía más guantes en mi casillero que bates con mi nombre grabado en ellos __lo cual en realidad era cero”.
“Tenía cero bates, pero tenía mis tres guantes que traje desde las ligas menores. Yo tenía un guante de jardinero central, un guante de tercera base, uno de campocorto y otro de segunda base. Sin embargo, no tenía una mascota de cátcher. Muy listo de mi parte”.
Jugó más tercera base que cualquier otra posición en su primer año en Chicago. Pero cuando se mudó a segunda base a tiempo completo la temporada siguiente, el reclamó su primer guante de oro. Luego estuvo el trofeo de jugador más valioso.
La temporada de irrupción de Sandberg en 1984 no pudo haber llegado en mejor momento para los Cachorros. El “Sandberg Game” cuando el jugador más valioso de la Liga Nacional esa temporada se fue de 6-5 y bateó dos jonrones para empatar el juego ante el cerrador de los Cardenales Bruce Sutter, sirvió como punto de inflexión en esa temporada. Los Cachorros ganarían la división, terminando una sequía de 39 años sin ir al playoff.
Para Sandberg, esa temporada mágica también marcó el inicio de una seguidilla de 10 selecciones al juego de estrellas. También ganó siete premios bate de plata, para acompañar su colección de guantes de oro.
Sandberg, quien jugó 15 temporadas con los Cachorros, todavía mantiene la marca moderna de la franquicia de carreras anotadas (1316). Entre los bateadores derechos de los Cachorros, lidera el pelotón en sencillos vitalicios (1624) y en triples en una temporada (19 en 1984).
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Julio 29, 2025.
Nota del traductor: Sandberg ocupa el noveno lugar entre los segundas bases con más asistencias en la historia de MLB (9363) por detrás de Eddie Collins, Charlie Gehringer, Joe Morgan, Bid McPhee, Bill Mazeroski, Lou Whitaker, Roberto Alomar y Nellie Fox. Ocupa el lugar 24 entre los segundas bases con más outs en la historia (3807). Aparece en el lugar 20 entre los camareros con más dobleplays en la historia (1158).
Ryne Sandberg jugo en LVBP con Águilas del Zulia en las temporadas 1980-1981 y 1981-1982.
lunes, 28 de julio de 2025
El espíritu de Parker brilla a través del poético discurso de inducción al Salón de la Fama de su hijo.
Dan Cichalski. Julio 27, 2025. NJBaseball.
COOPERSTOWN, N.Y. – La presencia de Dave Parker se sentía alrededor del lugar durante el fin de semana de la inducción, desde las ventanas de las tiendas y los postes de alumbrado público de Main Street hasta el Clark Sports Center, el sitio de la ceremonia justo en las afueras del pueblo.
Pero para nadie es más prominente que en su hijo David Parker II, la viva imagen de la Cobra en su mejor momento, listo para cuadrase en su particular estilo de bateo y golpear una recta sobre el plato.
“Han visto a su hijo?, pregunto Bert Blyleven este sábado 26 de julio antes dar el primer golpe en Leatherstocking Golf Course. “Es un mini Dave Parker, es como si Dave estuviese aquí”.
El joven Parker, se presentó por su padre, quien falleció de mal de Parkinson el 28 de junio, en el estrado de inducción este domingo 27 de julio, y ofreció un discurso que su padre había empezado a preparar antes de su elección el pasado diciembre.
“El discurso era algo que estaba en proceso”, dijo David II este sábado 26 de julio. “Durante dos años él presentía que ese momento llegaría. Solo que no sabía cuando. Así, que allí están muchos de sus pareceres. Oirán muchas de las palabras de mi papá en el discurso”.
Cobra. Pops. Hall of Famer.
David Parker II honra a su padre en la ceremonia de inducción.
— National Baseball Hall of Fame and Museum ⚾ (@baseballhall) July 27, 2025
Cuando llegó su momento, David II se quitó la chaqueta __”Lo siento esto parece un horno”, dijo él entre risas __ y desarrolló un discurso de 10 minutos que burbujeó entre sus memorias y las palabras de su padre.
“Y si, los fanáticos”, dijo él, “deberías ver las sonrisas en sus rostros cada vez que las personas se nos acercaban al entrar a Graeter’s Ice Cream o al Montgomery Inn. ‘Tienes muchos seguidores Papá’, le diría. Mientras yo crecía, mi padre solo ladeaba la cabeza. ‘Ellos no son fanáticos, Hijo. Son amigos. Amigos por siempre’”.
Un atleta de tres deportes, Parker destacó en futbol americano, baloncesto y beisbol, pero uno sobresalió sobre el resto, dijo su hijo.
“El futbol era su trabajo, pero su pasión por el beisbol era mayor que la de otros deportes”, dijo David II. “El beisbol son tradiciones culturales, que se transmiten a través de las generaciones. De las mamás a los hijos, de los papitos a los hijas, estar en los terrenos de beisbol desde Shea Stadium hasta Chavez Ravine, los pequeños puestos de perros calientes, el olor de grama fresca cortada y las cervezas derramadas de alguna manera le recordaba a papá su hermosa carrera. Era un país perfecto, pero era el de él, y eso siempre le hizo sentir como un cátcher de 17 años de escuela secundaria, viendo desde las tribunas, aprendiendo como guiar a los pitchers como Johnny Bench”.
Todo el fin de semana, David Parker II y su familia se empaparon en los vítores por la Cobra, algunos usaban su camiseta mientras viajaban en la parte trasera de una camioneta pickup en el Desfile de las Leyendas en Main St. La noche de este sábado. Luego, dentro del Salón de la Fama, se tomaron su tiempo para tomar fotos y grabar videos de la memorabilia de Parker desplegada junto a las de los otros ingresados.
Blyleven, quien jugara con Parker desde 1978 hasta 1980, incluyendo su campeonato de Serie Mundial de 1979, recordó a la Cobra por dar el ejemplo.
“Dave era un lider en el clubhose, él y Willie Stargell”, dijo Blyleven, cuyo padre falleció luego de una batalla con el mal de Parkinson. “Nosotros casi saltábamos a sus espaldas, especialmente en la Serie Mundial de 1979. Él era un tipo que en el clubhouse, tal vez si perdíamos un juego, iba y le subía el volumen al radio y decía, ‘Muchachos, dejemos eso atrás. Mañana los agarramos’”.
“Yo sé que el sabe que está aquí, y va a estar ahí cuando su hijo de el discurso”, agregó, gesticulando hacia el cielo.
Dave Parker es el tercer inquilino del Salón de la Fama en fallecer entre la elección y su inducción. Leon Day, una estrella de las ligas negras en los 1930s y 1940s, falleció a los 78 años de edad el 13 de marzo de 1995, justo seis días después que su elección fuese anunciada. (Él firmó autógrafos para las enfermeras y el equipo de trabajo desde su cama de hospital). Eppa Rixey, quien pitchease para los Filis y los Rojos desde 1912 hasta 1933, fue elegido el 27 de enero de 1963, cuando tenía 71 años de edad. Falleció 31 días después, el 28 de febrero.
Willa Allen, la viuda de Dick Allen, empezó su discurso dirigiéndose a los Parker, y los otros ingresados se tomaron un momento para reflexionar sobre su compañero de clase del Salón de la Fama.
“Y a Kelly y la familia de Dave Parker: Por favor acepten nuestras sentidas condolencias”, dijo ella. “Dave fue un hombre notable y un fenomenal pelotero. Sé que Dick estaría honrado de compartir este momento con él”.
Para rematar un discurso cargado de imágenes poéticas, David Parker II regresó a las palabras de su padre.
“Mi padre, Dave Parker”, dijo él. “Falleció el mes pasado a la edad de 74 años, mientras trabajaba en este discurso durante sus semanas finales. Papá quería que les recitase a los demás este poema que él escribió, que él me dio hace mucho tiempo, y se preguntó si el llegaría acá para leerlo. Eso es lo que voy a hacer”.
Palabras de Dave Parker, leidas por su hijo.
Aquí estoy, el 39.
Ha pasado un buen tiempo.
Sé que tuve que esperar un poco.
Pero eso es lo que se hace con el buen vino añejo.
Soy un Pirata de por vida.
No podía ser de otra manera.
Esa era mi familia.
Aunque no fui al dia del desfile.
Los quiero a todos, Bucaneros de mi corazón.
Porque de esos dos campeonatos que conseguí.
Ustedes jugaron en la primera parte.
Ahora estoy en el Salón,
Eso no se puede obviar.
Esa estatua luce mejor ahora,
Ya saben tengo una cara bien parecida
Atleta de alto nivel
Ícono de la moda
Símbolo sexual.
No hace falta escribir el resto de mis credenciales
Soy él, punto.
La Cobra
Conocido por mi brazo de cañón
Y le correré a cualquier cátcher.
A mis amigos y familiares: Los quiero mucho
Gracias por estar a mi lado.
Les dije que Cooperstown sería mi momento final.
Así que la estrella de David estará en el cielo esta noche.
Mírenla brillar.
Pero no mentí en mi documental.
Les dije que no aparecería.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Julio 28, 2025.
domingo, 27 de julio de 2025
Le niegan visas estadounidenses a equipo de beisbol venezolano, dice Little League International
Associated Press. Julio 26, 2025.
A un equipo venezolano le negaron las visas estadounidenses y perderá su participación en la Serie Mundial de Beisbol Senior de este año, confirmó este viernes 25 de julio Little League International.
El equipo Cacique Mara, de Maracaibo, Venezuela, estaba programado para participar en el torneo luego de ganar el campeonato latinoamericano escenificado en México.
El equipo de pequeñas ligas Cacique Mara de Venezuela desafortunadamente no pudo obtener visas apropiadas para viajar a la Senior League Baseball World Series”, dijo Little League International en una declaración, y agregó que es “extremadamente incómodo, especialmente para estos jóvenes atletas”.
El equipo venezolano viajó a Colombia hace dos semanas para gestionar sus visas en la embajada de Estados Unidos en Bogotá.
La embajada no respondió inmediatamente a una petición de Associated Press para dar explicaciones.
“Es una burla de parte de Little League mantenernos aquí en Bogotá con la esperanza de que nuestros muchachos puedan cumplir sus sueños de participar en un campeonato mundial”, dijo el equipo en una declaración. “Qué hacemos ante tanta injusticia?, que hacemos con el dolor que fue causado a nuestros muchachos?”
Venezuela está en una lista de países que tienen restricciones para acceder a territorio estadounidense. El Presidente Donald Trump ha vetado los viajes hacia Estados Unidos de otros 12 países, de acuerdo a preocupaciones de seguridad.
‘Nuestros aficionados se sienten atemorizados’: A un año de la Copa Mundial de Futbol, los patrocinantes del equipo mexicano están evitando los juegos de preparación debido a las restricciones de ICE.
A inicios de mes, le negaron las visas al equipo femenino de voleibol cubano para participar en un torneo en Puerto Rico.
“Nos dijeron que Venezuela está en una lista porque Trump dice que los venezolanos son una amenaza para la seguridad de su estado, de su país”, dijo Kendrick Gutiérrez, el presidente de la liga de Venezuela. “La situación no ha sido fácil; ganamos el derecho a representar a Latinoamérica en el campeonato mundial”.
La Senior League Baseball World Series, un torneo para jugadores de 13-16 años de edad, es escenificada cada año en Easley, South Carolina. Comienza este sábado 26.
Los organizadores del torneo reemplazaron a los venezolanos con el equipo Santa María de Aguayo de Tamaulipas, México, el equipo que terminó en segundo lugar en el campeonato latinoamericano.
“Pienso que es la primera vez que ocurre esto, pero no debería terminar de esta manera. Van a reemplazarnos con otro equipo debido a que las relaciones se han complicado; eso no es justo”, agregó Gutiérrez. “No entiendo porque ponen a México a último minuto y dejan a Venezuela afuera”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Julio 27, 2025.
sábado, 26 de julio de 2025
Steve Carlton Desafió los Pronósticos al Pitchear para los Débiles Filis de 1972.
Con marca de 27-10, estableció un registro en las ligas mayores al ganar 45.7 por ciento del total de victorias de su equipo.
Jon Caroulis. Baseball Digest. Febrero 1997.
Steve Carlton ganó cuatro premios Cy Young en su carrera de Salón de la Fama, pero el primero de ellos, en la temporada de 1972, podría haber sido su actuación de pitcheo más impresionante.
Ese año, su primera temporada con los Filis, el equipo se hundió en el sótano, al ganar solo 57 veces por 97 derrotas. Carlton, sin embargo, se las ingenió para alcanzar una marca de 27-10. Sus triunfos representaban un impactante 45.7 por ciento del total del equipo, una marca de grandes ligas. La marca previa era de 45.4 por ciento de Ed Walsh, quien ganó 40 juegos para los Medias Blancas de Chicago de 1908, quienes ganaron 88 juegos esa temporada.
Carlton tuvo que pitchear muy bien para ganar con tan mal equipo. Lideró varias categorías de la Liga Nacional con 1.98 de efectividad, 310 ponches, 346 innings y 30 juegos completos.
“Esa fue ciertamente una de las mejores actuaciones de un mal equipo o cualquier equipo”, dice Daniel Okrent escritor de beisbol y fundador de beisbol Rotisserie. “Comparable con los mejores años de Lefty Grove y Sandy Koufax”.
En 1972, el promedio ofensivo colectivo de los Filis fue .222 y solo tuvieron 32 triunfos contra 87 derrotas sin Carlton, un porcentaje de triunfos de .279.
“Solo parecíamos jugar mejor cuando él pitcheaba”, recordó el campo corto Larry Bowa. “Sabíamos que no teníamos que anotar muchas carreras, sabíamos que el mantendría los juegos cerrados y tendríamos oportunidad de ganar. Con los otros tipos del cuerpo de lanzadores, teníamos que anotar muchas carreras”.
“Ellos jugaban con el alma juego tras juego cuando él pitcheaba”, dice Paul Owens, quien se encargó como gerente general y manager del equipo ese año.
Carlton fue adquirido desde los Cardenales por Rick Wise el 25 de febrero de 1972. Ambos pitchers querían aumentos salariales, y Carlton dijo algunas palabras que no le gustaron al dueño de Cardenales August Busch. Él insistió en que Carlton fuese cambiado.
Owens estaba cenando con el gerente general de los Filis John Quinn, esa primavera. Y mientras sus esposas conversaban, Quinn susurró a su director de escauteo, “Carlton por Wise”.
“¿Pelo a pelo?, preguntó Owens. Quinn sonrió. Owens quería totalmente esa negociación. Carlton había tenido marca de 20-9 la temporada anterior con San Luis, y Owens sentía que el pitcher estaba alcanzando su paso y que en adelante solo mejoraría.
“Pero nadie estaba preparado para la forma como Carlton dominaría la liga ese año. “Él actuaba como una máquina”, dijo Owens. “No se podía creer su consistencia”.
Bowa, quien había enfrentado a Carlton en temporadas previas, dijo que la diferencia ese año entre Carlton y sus temporadas previas era el control de sus pitcheos lentos. “Podía lanzar sus envíos quebrados en strike cada vez que quería”, dijo Bowa. “Además de que estaba más grande y fuerte”.
Recordado ahora por su slider dominante, Carlton había llegado a las mayores con una curva impresionante como su pitcheo lento. En 1972, él añadió el slider a su arsenal.
Después de ganar cinco de sus primeras seis decisiones, tuvo dificultades al perder cinco en fila. Entonces Owens se convirtió en gerente general del equipo y luego en manager del club. Adquirió al cátcher John Bateman. Carlton se llevó muy bien con su nuevo compañero de batería, y alcanzó 15 triunfos seguidos desde el 7 de junio hasta el 17 de agosto, para finalmente perder ante los Bravos 2-1 el 21 de agosto en 11 innings.
Cuando Bill Robinson llegó al equipo, vio a Carlton calentando en el bullpen. El bateador derecho de poder quería trabajar en su estilo de bateo, y le preguntó a Carlton si podía pararse en el plato mientras Carlton lanzaba. Carlton, un zurdo, dijo está bien, y entonces empezó a ganar de nuevo. Desde entonces siempre quiso que Robinson estuviera en el plato mientras él calentaba.
“Un día el jardinero Joe Lis trató de pararse ahí y Carlton que se saliera de inmediato, recordó Robinson, quien sirvió como instructor de bateo y coach de primera base de los Mets de Nueva York por seis temporadas (1984-1989).
El hecho de que Carlton lograra tanto con un equipo tan pobre es sorprendente, y si los Filis hubiesen podido agregar algo más de apoyo ofensivo, pudo haber alcanzado más números impresionantes.
Tres veces Carlton pitcheó nueve o más innings y permitió una carrera o ninguna solo para irse sin decisión. Si el equipo hubiese anotado unas pocas carreras en esos juegos, él hubiera sido un ganador de 30 juegos.
En las últimas 24 temporadas, los 27 triunfos de Carlton han sido igualadas solo una vez, por Bob Welch, pero él pitcheó para un equipo de Oakland de 1990 que contaba con Mark McGwire, José Canseco, Rickey Henderson y Dennis Eckersley.
Carlton fue la decisión unánime para el premio Cy Young de 1972. Tuvo problemas la temporada siguiente con 20 derrotas, pero en 1974 ganó 16 juegos con un tope para la liga de 240 ponches y en 1976 ganó 20 juegos.
Carlton aumentó su colección de premios Cy Young con temporadas de 23 triunfos en 1977 y 24 victorias en 1980 y 1982, mientras conducía a los Filis a seis apariciones de postemporada, incluyendo dos banderines de la Liga Nacional y un campeonato de Serie Mundial.
Tal vez por que luego los Filis desarrollaron un bullpen muy bueno (Tug McGraw, Gene Garber, Ron Reed), Carlton nunca volvió a pitchear tantos innings ni juegos completos como en 1972. Tuvo más respaldo __Mike Schmidt, Garry Maddox, Pete Rose, Manny Trillo__ durante sus otras grandes temporadas.
Carlton terminó su carrera de 24 años en las ligas mayores con 329 triunfos, 4.136 ponches y una efectividad de 3.22.
Casi 25 años después, Owens todavía sigue sorprendido por los logros del zurdo en 1972. “Pensé, ‘Él va a tener un día libre en algún momento’, pero nunca lo hizo”, recordó.
Bowa cree que aquella temporada fue la mejor actuación de Carlton. “Pienso que fue su mejor año, cuando reflexiono en el equipo que teníamos”, dice él. “Forzándose a si mismo a concentrarse cuando su equipo está en el sótano, es una cosa increíble de hacer”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 30 octubre 2023.
viernes, 25 de julio de 2025
Toby Harrah, Parte Uno.
David Laurila. Prospect Q&A. 19-05-2009.
Toby Harrah ha estado en el juego de beisbol por más de 40 años, y el infielder de mucho tiempo con los Rangers e Indios ha amado cada minuto de ese tiempo. Actualmente el coordinador de bateo de ligas menores de los Tigres, Harrah debutó con los Senadores de Washington en 1969 antes de ganar cuatro honores del todos estrellas y pasar todas menos una de sus 17 temporadas con los Senadores/Rangers y los Indios de Cleveland. Un campocorto y tercera base conocido por su paciencia en el cajón de bateo, Harrah terminó entre los líderes en boletos de la Liga Americana nueve veces, y en porcentaje de embasado seis veces. Un bateador derecho quien llegó alas Grandes Ligas bajo la tutela de Ted Williams, Harrah tuvo cinco temporadas de 20 jonrones o más y 238 bases robadas vitalicias para labrar un porcentaje de embasado de .365. Harrah habló de su amor por el juego, incluyendo que significó jugar para managers como como Williams, Yogi Berra y Billy Martin, y con compañeros como Joe Charboneau, Curt Flood y Denny McLain.
David Laurila: Usted llegó a las Grandes Ligas con los Senadores, pero fue firmado originalmente por los Filis. ¿Cómo terminó en Washington?
Toby Harrah: Yo estaba en la liga de novatos, y fui seleccionado para jugar en AAA. Así es como funcionaba esto en esa época. El año siguiente yo estaba jugando con los Bisons de Buffalo, que era un equipo AAA. La belleza de eso, para mí, es que teníamos a Gene Freese jugando tercera base, Héctor López estaba en el jardín izquierdo, y John Orsino era el catcher. Todos estos tres tipos habían jugado en las Grandes Ligas, y yo tenía 18 años en ese momento. Era como volar. Estoy viendo a estos tipos jugar, sabiendo que ellos habían estado en las mayores, y pienso, ‘Sabes, puedo jugar beisbol con estos tipos’. Eso es todo lo que sabía. Ahí fue que me di cuenta, ‘Hey, ¿sabes qué? Ellos no son mucho mejores que yo, y si me mantengo practicando duro y enfocado, tal vez uno de estos días pueda jugar en las Grandes Ligas’.
DL: Su primer manager en Grandes Ligas fue Ted Williams, pero antes de llegar a él, hablemos acer4ca de los otros tipos para los cuales jugó usted. ¿Cómo era Yogi Berra?
TH: No estuve mucho tiempo en Nueva York, así que honestamente no puedo decir que pueda darte una gran lectura de Yogi Berra. Solo estuve ahí un año, 1984, t todos deberían jugar para los Yanquis por un año, porque tienen una gran tradición, y la oficina principal de los Yanquis, y George Steinbrenner…hombre, no podrías pedir unas personas mejores. Ellos te tratan como su familia. Pero Yogi era un hombre de pocas palabras cuando yo estuve ahí. ¿Sabes cuantas reuniones tuvo el equipo ese año? Ninguna. Él nunca decía nada. Es probablemente el único manager que no le decía ni cinco palabras a todo el equipo. Pero teníamos un buen equipo y tal vez era por eso. Parece que los peores equipos para los que jugué eran los que tenían más reuniones.
DL: Dada la reputación de Berra de ser uno de los grandes personajes del juego y el número de citas memorables atribuidas a él, ¿le sorprende que él hablara tan poco?
TH: Él probablemente era de esa manera con la prensa; no sé lo que él necesariamente era para los peloteros. Pero ¿como puedes decir algo que no es positivo de un tipo quien tiene todos esos anillos de Serie Mundial y es querido por todos? ¿Quién soy yo para decir algo negativo de Yogi Berra? No quiero ser ese candidato. Yogi Berra fue un gran jugador y un gran manager, y todo eso.
DL: Usted jugó para Billy Martin en Texas. ¿Cómo era jugar para Billy?
TH: Yo quería mucho a Billy Martin. Él fue el mejor manager para el que jugué, porque hacía divertido el beisbol. Es el único manager para el que jugué que después del juego iba y se tomaba una cerveza contigo y hablaba de beisbol. . En el terreno, yo estaba emocionado, porque sabía que él me iba a convertir en un mejor pelotero, Recuerdo una vez que Jim Spencer bateó un jonrón y yo era el siguiente bateador. Stan Bahnsen estaba en el montíulo, y lanzó una curva afuera, strike uno. Luego una curva afuera, strike dos. Pensé, “Bueno, él no me va a golpear”. ¡Equivocado! El próximo envio, él me golpeó con una recta, en 0-2, y pensé que me había roto el codo. Me incliné en una rodilla, porque pensaba que me iba a desmayar. Billy sale y ni siquiera me pregunta como me siento. Él dice, “Cuando llegues a primera base, roba segunda con el primer pitcheo”. Entonces se fue. Pensé que me iba a sacar del juego, pero caramba, no. ¡Quería que yo fuera a primera y me robara segunda!
DL: ¿Robaste con éxito?
TH: No, fui sorprendido. Bahnsen me engañó con su movimiento de balk, la rodilla se movió así y me sorprendió. Así que el codo me estaba matando, había sido sorprendido en primera, y me siento al final de la banca cerca de la fuente de agua, y Billy viene a tomar agua. Entonces se va sin decir nada. Pero jugué 162 juegos para él ese año. El año siguiente me dijo, “Toby, dime si hay un pitcher que te de problemas, y te sentaré contra él, porque sé que te puse a jugar todos los juegos”. Le dije, “Hombre, Luis Tiant. No le puedo batear ni con un remo”. ¡Enfrentamos a Tiant como cinco veces ese año y jugué cada inning de cada juego! Le dije, “Manager, pensé que me iba a descansar”. Él dijo, “Oh, no, no, no. Te necesito ahí afuera por tu guante”. Billy hacía cosas como esa.
También es el único manager para el que jugué que me dijo que fuese al plato y me ponchara a propósito. Jugábamos en Baltimore, y era la apertura del quinto inning. Ganábamos algo así como 6-2 y empezó a llover. Él temía que no se completaran los cinco innings necesarios para tener el juego legal, nunca olvidaré eso. Me dijo, “Toby, ven acá”. Lo hice, y él dijo, “Sal ahí y pónchate”. Así que fui y me ponché con tres lanzamientos. Nadie supo eso. Despues del juego, él dijo, “Seguimos en camino”, porque suspendieron el juego despues de cinco innings y ganamos. Él simplemente quería ganar de cualquier manera. Empujé algo así como ocho carreras en jugadas de squeeze play; tuve como ocho carreras empujadas de esa manera. A él le gustaba practicar el squeeze conmigo.
DL: ¿Que tan bien se llevaban tus compañeros de equipo con Martin?
TH: Todo dependía de si jugabas duro. Si jugabas duro para Billy, el era grandioso. Pero si salías allá afuera y no dabas un esfuerzo máximo, o si no eras un buen jugador de equipo, él te lo hacía saber. No tenía miedo de avergonzarte delante de quien fuera.. La belleza de Billy era que no le temías al rival. Le temías más a Billy que al rival., así que salías y entregabas el alma, o él te estaría esperando en el dugout. Tenías que haber jugado para él para entender esto, y eso era especialmente verdad en Texas donde eramos un equipo joven, pero Billy se llevaba la atención de nosotros. Los periodistas siempre estaban pendientes de Billy, así que nos dejaban en paz. Todo lo que teníamos que hacer era salir a jugar beisbol. La mayoría de los managers se quedan un poco a un costado y la prensa siempre esta interactuando con los peloteros; ellos se enfocan en un pelotero u otro. Pero con Billy Martin, caramba, cada vez ibas al estadio y solo jugabas, porque la prensa se concentraba en Billy. Y a él le gustaba eso. Por eso usaba el número uno, él era el hombre. Bueno o malo, él buscaba esa atención. Le gustaba la dificultad, disfrutaba el caos. Así eran las cosas con Billy. Mantenía las cosas agitadas todo el tiempo, lo cual mantenía la atención alejada de nosotros. Eso hacía mucho más fácil jugar, porque ya había suficiente presión sobre nosotros como peloteros jóvenes. Él facilitaba que jugáramos beisbol.
DL: Los managers como Martin y Dick Williams tienden a desgastar su receptividad luego de un par de temporadas debido a sus personalidades. ¿Cierto?
TH: Bien, si puedes tener un buen año y ganar un banderín, eso es mejor que tener 10 años de mediocridad. ¿Entiendes mi razonamiento? Piensa en eso. Prefiero ser un jugador para…¿cuantos tipos nunca jugaron con un equipo de Serie Mundial pero fueron grandes jugadores? Ted Williams es un gran ejemplo de eso. Dame a Billy Martin por dos años, y después sacarlo, antes que 15 años con alguien mediocre con quien nunca llegas a nada.
DL: Usted nunca tuvo oportunidad de jugaren la postemporada durante sus 17 temporadas de Grandes Ligas. Cuando revisa su carrera, ¿es ese su lamento más grande?
TH: No realmente, porque no tengo lamentos. Eso es lo hermoso de todo eso. No hay lamentos para nada, hombre. Solo con haberme puesto ese uniforme de Grandes Ligas y salir a jugar a jugar en las Grandes Ligas, por solo un día…¿Cómo puedes tener lamentos? No tengo ninguno. Eso es la guinda de la torta. Probar la torta. Estuve muy feliz de hacer eso.
DL: ¿Como fue jugar para Dave García en Cleveland?
TH: El buen viejo Dave García. Un super, super individuo. Era un hombre maravilloso, un gran hombre de beisbol quien amaba el juego, y quería que tu papá fuera como él. Él y Billy Martin fueron de lejos mis managers favoritos.
DL: Usted llegó a Cleveland en un cambio por Buddy Bell. ¿Cuál fue su reacción cuando supo del cambio?
TH: Oh, estaba feliz, porque había jugado en Texas por algun tiempo, y tuve la oportunidad de ir a jugar para los Indios de Cleveland, quienes tenían una gran historia en el beisbol, más de 100 años, mientras Texas tenía una historia de alrededor de 10 años, lo cual es una gran diferencia. Y Buddy Bell era un jugador muy bueno, así que no debo haber sido tan malo para ser cambiado por Buddy Bell.
DL: ¿Cómo fue su experiencia en Cleveland, en general?
TH: Bien, me gusto porque crecí en Marion, Ohio, alrededor de 100 millas al sur de Cleveland. Solía escuchar los juegos de los Indios de Cleveland por radio. Ellos tenían a Dick Donovan y Leon Wagner, y ese grupo de peloteros. Yo solía escuchar los juegos por radio, y ya sabes como son los niños pequeños cuando estás escuchando juegos de MLB. Es algo con lo que sueñas, convertirte en pelotero de Grandes Ligas. DE verdad fue un sueño hecho realidad. Mi familia tuvo la oportunidad de ir al estadio y verme jugar y siempre te gusta jugar en presencia de tu familia y amigos. Y, por supuesto, siempre sentí que durante mi estadía en Cleveland, fui un pelotero mucho más completo que en Texas.
DL: ¿Quién entre sus compañeros de equipo en Cleveland sobresale más?
TH: Tengo que decir Joe Charboneau. Cleveland era un poco como Texas en el sentido de que no había una gran nómina de pago; pienso que ellos solo trataban de pagar sus cuentas y llevar a algunos aficionados a ese estadio gigantesco. No tenían dinero, pero Joe Charboneau, aparece, y no sé donde jugó pelota AA, pero va al entrenamiento primaveral y nadie había oído de él, y el batea como siete jonrones. Lo próximo que sabes es que es titular del jardín izquierdo y termina siendo Novato del Año. Entonces, el año siguiente, está fuera del beisbol. Ese fue Joe Charboneau…y Joe Charboneau era un gran tipo. Solo tenía algunos problemas de lesiones y por alguna razón nunca regresó a Grandes Ligas. Tenía un gran swing, buen poder, es una historia sorprendente. Salió de la nada para convertirse en novato del año. Él compartió el jardín izquierdo con Miguel Diloné, quien tuvo un buen año. Pienso que Miguel Diloné bateó .330 o .340.
DL: A diferencia de Charboneau, Diloné no podía beber cerveza por la nariz.
TH: No. Charboneau era sorprendente. Ese muchacho podia agarrar una manzana y partirla por la mitad. También podía tomar una botella de cerveza, y abrirla con la órbita de alguno de sus ojos. Esas eran algunas de las cosas locas que Joe podía hacer. Y pienso que nunca perdió una competencia de pulseadas. Él hacia del beisbol una diversión. Llevó interés a Cleveland como David Clyde lo hizo en Texas, o como Mark Fidrych hizo en Detroit. Él llevó algún interés hacia los Indios de Cleveland, lo cual ellos no tenían en aquel momento. Había muchos peloteros buenos, pero nadie tenía esa personalidad, alquien quien fuese diferente, y fuese bueno, como Joe Charboneau. Pero había habido algunos buenos peloteros allí, no me malinterpretes. Len Barker… Yo estuve detrás de él cuando lanzó el juego perfecto. Él tenía un brazo muy bueno. Bert Blyleven, siendo el pitcher que fue. Rick Manning fue un jardinero central muy bueno. Mike Hargrove era un primera base sólido. Hubo algunos buenos peloteros en mis cinco años allí, pero no eran del tipo de talento que subía a través del sistema de ligas menores y hacía impacto. Von Hayes estuvo allí por un pequeño momento y Pat Tabler llegó y era un buen pelotero joven, pero no hubo jugadores de impacto entonces.
DL: Uno de sus compañeros de equipo, cuando usted llegó a las Grandes Ligas con los Senadores, era Frank Howard. ¿Qué tipo de bateador era Hondo?
TH: Frank Howard bateaba la pelota lejos, muy lejos…él podía sacar la pelota en cualquier lugar. Y Frank Howard es uno de los hombres más buenos que haya estado asociado al beisbol. Fue mi primer compañero de cuarto, y que ejemplo de clase. Fui afortunado de compartir con él la primera vez que fui llamado a las Grandes Ligas…Fui afortunado de estar alrededor de él un poco. Que caballero; que profesional era ese hombre. Era un hombre maravilloso, y podía batear la pelota tan lejos como cualquiera. Pienso que no había un pelotero quien pudiese batear la pelota más lejos que Frank Howard. Fue un honor tenerlo como compañero.
DL: Denny McLain también estaba en ese equipo de los Senadores. ¿Cómo era él?
TH: Denny McLain…cuando fui compañero suyo, su brazo estaba muy desgastado, pero aún competía. Este tipo era un competidor. Sabes, era el último ganador de 30 juegos, y tienes que quitarte el sombrero ante él. Hacer eso fue un hecho sorprendente. Ser compañero suyo…sabes, estar alrededor de Frank Howard, quien podía batear la pelota más lejos que cualquiera en el beisbol, y Ted Williams, el bateador más grande que existió, y Denny McLain, el último ganador de 30 juegos…esa fue una compañía muy especial.
DL: Otro notable compañero de usted, aunque brevemente, fue Curt Flood.
TH: Ah, Curt Flood. Si. Cuando hice el equipo, con los Senadores de Washington, él era el abridor del orden al bate y yo era el segundo bateador. Eso fue como si un día él estaba ahí, y el siguiente se había ido. Pero por el corto tiempo que estuve con él en el entrenamiento primaveral, encontré otro individuo sobresaliente. Él tenía mucha clase y sabía como comportarse como grande liga. Querías ser como él, de la manera como se manejaba en su negocio. Él era un profesional, en toda la extensión de la palabra.
DL: Flood es indiscutiblemente uno de los peloteros más subestimados de la historia del beisbol debido a lo que hizo por el juego. ¿Está usted de acuerdo con eso?
TH: Si, en ese respecto porque pienso que muchos peloteros de la actualidad, si le preguntas por Curt Flod, ellos no podrían decirte lo que hizo en cuanto a la agencia libre y ese tipo de cosas donde el puso a rodar la pelota para todos. Y él fue un superpelotero, sobresaliente.
DL: Poco despues que la franquicia se mudó a Texas, David Clyde debutó en Grandes Ligas con 18 años de edad. ¿Cuáles son sus memorias de Clyde?
TH: Lo que permanece en mi mente acerca de David Clyde es que él realmente llamó la atención hacia el beisbol en el area de Dallas/Fort Worth. Al llegar como un pitcher de escuela secundaria desde Houston…era sorprendente lo duro que lanzaba la pelota y como se manejaba. Todos sabían que probablemente era prematuro para él hacerlo jugar en Grandes Ligas tan rápido como eso, pero eso de seguro llevó mucha atención por el beisbol en Dallas/Fort Worth. Si recuerdo bien, las bases estaban llenas y él terminó ponchando tres bateadores en fila, y para hacer eso contra los Mellizos de Minnesota, quienes tenían varios bateadores sobresalientes en esa época…fue un hecho sorprendente.
DL: Pete Broberg es otro pitcher que usted vio llegar a una joven edad.
TH: Lo que recuerdo de Pete Broberg es que estábamos jugando en Comiskey Park, y Richie Allen bateaba, Broberg era muy descontrolado, y lanzó una pelota que parecía iba a golpear a Richie Allen en la cabeza. Para ese momento, pienso que a él le gustaba que lo llamaran Dick. “No me llamen Richie, llámenme Dick”, De cualquier manera, parecía que la pelota iba a golpearlo justo en la cabeza, pero de alguna manera Dick Allen eludió la pelota. Su casco salió hacia arriba y su cabeza se inclinó hacia abajo, y la pelota pasó entre su casco y su cabeza. Dick se levantó, se puso los anteojos, y no hizo nada. Actuó como si no hubiese ocurrido nada. El próximo pitcheo de Broberg hizo, Allen bateó la pelota hacia las gradas del jardín central como si nada. Recorrió las bases y volvió al dugout, y me dije, “Ahí va un hombre”. Era sorprendente.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Julio 13, 2016.
jueves, 24 de julio de 2025
Jonrón de dos carreras de Carlos Narvaez en el undécimo inning da la victoria a los Medias Rojas Sobre los Filis.
AP
PHILADELPHIA (AP) Carlos Narváez largó vuelacercas de dos carreras en la apertura del undécimo inning, Romy González despachó vuelacercas de bases llenas en el quinto y los Mdias Rojas de Boston vencieron a los Filis de Filadelfia 9-8, la noche de este miércoles 23 de julio de 2025.
Narváez, quién fue sentenciado con interferencia del cátcher en cada uno de los dos primeros juegos de la serie, conectó una recta de 97 millas de Seth Johnson (1-1) hacia a primera fila de asientos del jardín izquierdo. Jesús Luzardo lanzó sin permitir imparables hasta el doble de Masataka Yoshida para iniciar el quinto inning.
Greg Weissert (3-3) se apuntó el triunfo, y Brendan Bernardino se acreditó su primer salvamento. Filadelfia anotó todas sus carreras previas al extra inning via jonrón. Kyle Schwarber y Bryce Harper despacharon cuadrangulares seguidos en el primer inning. El estacazo de Schwarber fue el número 34 de esta temporada y el cuarto en seis juegos desde el receso del juego de estrella. Harper despachó su jonrón hacia el segundo piso del jardín derecho. Fue su décimo cuarto de la temporada y el 350 de su carrera.
Nick Castellanos y Bryson Stott también soltaron vuelacercas para los Filis con lo cual Filadelfia tuvo ventaja de 5-0. J.T. Realmuto agregó un bambinazo solitario en el octavo tramo para enviar el juego a extrainnings. Schwarber y Johan Rojas agregaron sencillos impulsores en el extrainning.
El gran inning deBoston estuvo a punto de no ocurrir, Rob Refsnyder bateó un elevado de foul detrás del plato con dos outs. Realmuto nunca lo vio y la pelota cayó al suelo. Todas las seis carreras vinieron luego de esa marfilada.
El jonrón de Realmuto ante Aroldis Chapman en el cerre del octavo inning fue su primer cuadrangular ante un pitcher zurdo desde el 20 de septiembre 2024.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Julio 24, 2025.
miércoles, 23 de julio de 2025
Charles Johnson: La Pesca más Grande de los Marlins.
El receptor de Florida ayudó a liderar a al equipo a su primer título de Serie Mundial, con un trabajo de sólida defensiva, llamando los juegos con inteligencia y mejorando el bateo.
Gordon Edes. The Boston Globe. Baseball Digest. Febrero 1998.
Este hombre enmascarado ya no es más anónimo.
El cátcher de los Marlins de Florida, Charles Johnson, quien atravesó toda la temporada de 1997 sin cometer un error, ha mostrado que también puede batear.
Sin embargo, todo lo que Johnson haga con el bate es un bono. Lo que de verdad cuenta es lo que hace detrás del plato.
Antes que Johnson hubiera recibido un juego en las ligas mayores, a Gary Hughes, el director de reclutamiento que lo firmó, le preguntaron cuanto tiempo pensaba le llevaría convertirse en el mejor cátcher defensivo de la Liga Nacional.
“Estoy tentado a decir que cuando René Lachemann escriba su nombre en la alineación”, dijo Hughes en ese momento, refiriéndose al primer manager de los Marlins, “pero es no es justo. Pero él es un sorprendente muchacho maduro. Este tipo es tan legítimo, que es irreal”.
Cuando Hughes estaba con los Expos de Montreal, ellos usaron su escogencia de primera ronda en el draft para seleccionar a Johnson desde la escuela secundaria en Fort Pierce, Florida; y fallaron en firmarlo. Las partes estaban muy alejadas.
Para el momento cuando Johnson fue de nuevo elegible para el draft, después de su primer año en la University of Miami, Hughes estaba trabajando para los Marlins y lo escogió en la primera ronda de nuevo. Solo minutos antes del tiempo límite de la medianoche para firmarlo, aún persiste la sospecha de que la negociación en realidad no se cerró hasta después que el reloj marcara las 12, entonces fue que Hughes finalmente obtuvo a su prospecto.
Mientras estaba parado en los escalones del dugout este octubre pasado en el Turner Field de Atlanta, donde el antiguo campeón robador de bases Kenny Lofton estaba en el otro dugout catalogando a Johnson como el mejor cátcher de las mayores, Hughes se reía cuando le preguntaban que habría ocurrido se él hubiera fallado en firmar a Johnson una segunda vez.
“Probablemente estaría sumido en la miseria”, dijo Hughes, “en un trabajo diferente”.
El manager de Boston Jimy Williams dijo que si el estuviera construyendo un equipo lo haría alrededor de un jugador ese sería el campocorto novato de los Medias Rojas Nomar Garcíaparra. Eso es lo que piensan los Marlins de Johnson, quien jugó con Garcíaparra en el equipo olímpico de Estados Unidos en 1992. Él era el producto hecho en casa en quien ellos querían establecer la reputación de la franquicia, un muchacho que le bateó cuadrangular al pitcher estrella Curt Schilling en su segundo turno al bate en grandes ligas con un bate prestado de Gary Sheffield.
Antes de la temporada de novato, el gerente general Dave Dombrowski rechazó la posibilidad de cambiar a su joven cátcher por Marquis Grissom el reputado jardinero central. Cuando Carlos Tosca, quien fue manager de Johnson en sus primeras dos temporadas en las ligas menores, llenaba sus reportes diarios, nunca se refería al jugador como “Charles Johnson”. Siempre era “Mr. Charles Johnson”.
El otoño pasado, cuando le preguntaron por la reputación de Johnson, el pitcher Alex Fernández miró a Johnson, sentado al lado de él en una sesión de entrevistas y bromeó: “¿Quién dijo?” Pero Fernández dijo que con Fernández detrás del plato los pitchers de los Marlins rara vez se preocupaban por los corredores. “Nuestro trabajo”, dijo él “es darle a Charles la oportunidad de hacer out a los corredores. A veces me ausento mentalmente, porque tengo la sensación de que nadie puede correr contra mí con él detrás del plato”.
Hughes dijo que siempre conoció el talento bruto de Johnson; la altura (más de 1,90 metros), el peso (110 kg), el brazo (del tipo que podía tumbar botellas de leche de un barril ubicado a 50 metros de distancia), las manos (del tamaño de una almohada), el entrenamiento (su padre, Charles Sr. un profesor de escuela secundaria quien solía ser su entrenador, colocaba una máquina de pitcheo desde un punto donde lanzaba deliberadamente 50 pelotas a los pies de su hijo, si Johnson paraba 45 de ellas, recibía una hamburguesa Big Mac de recompensa.
Lo que Hughes dijo que no sabía era lo que los Marlins habían llegado a admirar más de su cátcher de 26 años de edad. “Él es un tremendo tipo que se desempeña como un pelotero muy bueno”, dijo Hughes.
“¿Quien sabía que tipo de caracter tenía él? Yo no lo sabía”,
“En su primer año en las ligas menores, fui a verlo en Kane County (Illinois) y le dije, ‘¿Sabes lo que me hace sentir más orgulloso de ti? Mucha gente me dice que gran persona eres’”.
Hay poca rapidez en el juego de Johnson, menos en su personalidad. Dave Jauss, el coach de los Medias Rojas que dirigió contra él en las ligas menores, lo consideraba “muy estoico”.
Mientras crecía, Johnson aseaba el hogar de sus padres antes que su madre, Gloria, regresara a casa de su trabajo como contable, después se ofrecía para lavar los platos. Él contesta las preguntas del cuaderno de un reportero con más fluidez solo cuando habla de uno de sus pitchers. Usa un reloj Rolex, pero solo porque el pitcher Al Leiter se lo regaló luego que Johnson recibiera su juego sin imparables ni carreras.
Johnson se maneja con el tipo de dignidad asociado con Andre Dawson, el antiguo jardinero estrella, quien jugara pelota universitaria con el padre de Charles y pasara sus últimos dos años en el beisbol vistiéndose al lado del cátcher de los Marlins. Eso no fue por accidente. Los Marlins querían la presencia de Dawson allí para ofrecer seguridad y calma cuando Johnson tuviese dificultades, especialmente en el plato, donde su swing largo hizo que muchos equipos se olvidaran de él en el draft.
Johnson bateó .251 en su temporada de novato, luego se sumergió hasta .218 en 1996 con 13 jonrones y 37 carreras empujadas. Estaba bateando solo .212 a mitad de temporada de 1997 cuando los Marlins le dieron una noticia sorpresiva: Bobby Cox el manager del equipo de estrellas de la Liga Nacional, lo había seleccionado para reemplazar al lesionado Todd Hundley.
Johnson pensó que estaban bromeando. Pero cuando llegó a Cleveland, el lugar del juego, le dijo al publicista de los Marlins Ron Colangelo mientras caminaban a una sesión de entrevistas: “Solo pienso en eso. Si empiezo a batear. Puedo venir aquí todos los años”.
Johnson se ponchó en su turno al bate del juego de estrellas, pero cuando regresó a los Marlins, los imparables, especialmente los jonrones, aparecieron con buena frecuencia. Johnson bateó sobre .300 en julio y agosto, con media docena de vuelacercas en cada mes, y terminó la temporada con promedio de bateo de .250, 26 dobles y 19 jonrones.
“Le agradecí a Bobby Cox por llamarlo para ese equipo”, dijo Hughes. “Eso marcó una gran diferencia para Charles. Fue un momento positivo para él. Eso y abrir un poco su forma de pararse en el plato.
Johnson ya tiene tres guantes de oro como mejor cátcher defensivo de la liga. Cuatro años en las ligas mayores y solo Iván Rodríguez está en su clase.
Para un equipo que tiene un pez tropical como mascota, él representa la pesca más grande de todas”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 25 noviembre 2023.
martes, 22 de julio de 2025
Cuarteto de peloteros borrado en el tiempo
A lo largo de la experiencia de un aficionado al juego de beisbol siempre existen muchos peloteros cuyos logros y anécdotas quedan solapadas bajo el cartapazo de páginas, artículos, revistas y barajitas de las grandes estrellas, los grandes ídolos del juego. Sin embargo hay aficionados obstinados y persistentes, quienes tenemos visiones repentinas de muchos de esos jugadores que en determinado momento, quizás al comienzo de nuestro seguimiento del beisbol profesional, nos llamaron la atención. De esa manera en los últimos meses he tenido varias visiones recurrentes de cuatro peloteros aparentemente secundarios en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y en MLB, dos jardineros, un campocorto y un lanzador quienes tenían en principio todos los atributos para trascender al montón, tanto en la liga venezolana como en MLB, y quizás lo consiguieron, pero por momentos tan fugaces que pronto la amnesia desplegó sus fauces sobre las pocas temporadas que aparecieron sobre un diamante beisbolero.
El primero de esos peloteros que burbujea reclamando atención en mis remembranzas es un jardinero con el cual LVBP y las Águilas del Zulia tienen una deuda por saldar, Steve Hovley no aparece en los trabajos que recogen las estadísticas vitalicias de todos los peloteros que han participado en la liga y tampoco en las guías de medios de las Águilas. De nada le valió batear para .277 en la temporada de 1969, con 91 imparables en 329 turnos al bate con los Pilotos de Seattle como jardinero de reserva. Empujó 20 carreras y anotó 41 al tiempo que despachaba 14 dobles, 3 triples y 3 jonrones y estafaba 10 almohadillas. La temporada siguiente aún mejorando su promedio de bateo a .281 en 135 turnos donde conectó 38 imparables en los primeros 40 juegos para los Cerveceros de Milwaukee, fue cambiado a los Atléticos de Oakland, ¿Quizás por su cabello largo? ¿Quizás por su aislamiento del equipo, motivo por el cual lo apodaban Orbit? Hovley terminó teniendo un resto de temporada 1970 muy descolorido con los Atléticos y aunque fue líder de la Liga Americana en apariciones como bateador emergente con los Reales de Kansas City en la temporada de 1972 el resto de su carrera se acortó hasta 1973. Luego de retirarse del beisbol se convirtió en plomero y muy rara vez habla de beisbol. En la temporada de 1970-71 con las Águilas del Zulia, Hovley estuvo entre los mejores bateadores de LVBP entre los meses de noviembre y diciembre, no pude comprobar como terminó Hovley esa ronda eliminatoria, pero no me sorprendería que hubiese terminado entre los diez mejores bateadores de la liga.
Luego viene el turno de Richard Chiles, un jardinero quién vino a jugar con los Navegantes del Magallanes en diciembre de 1970, en una situación muy dolorosa; Chiles fue el sustituto de Herman Hill, aquel veloz jardinero izquierdo que trajeran los Navegantes y falleciera de manera trágica, ahogado en la playa de Guaicamacuto, Carabobo el 14 de diciembre. Felipe dudaba que el reemplazo llegase siquiera a un cuarto del nivel de juego de Herman Hill, un pelotero que en pocas semanas había hipnotizado a la afición con su elegante defensiva y una relampagueante manera de correr en los jardines y las bases, además de su contacto martillante a la hora de esgrimir el madero. Jesús Mario decía que hubiera sido mejor que le dieran la oportunidad a Armando Ortíz de jugar todos los días, la temporada estaba muy avanzada y Chiles tendría que ponerse a tono sobre la marcha. 20 imparables en 57 turnos al bate, para promedio de .351 en 16 juegos, con 8 carreras anotadas, 6 empujadas y 10 boletos, empezaron a cambiar la opinión de mis hermanos. Por algo Chiles había bateado .304 con 126 imparables en 414 turnos al bate en la liga AAA donde jugó en 1970. Seguían extrañando a Herman Hill, solo que resultaba inevitable dejar de reconocer el nivel de juego mostrado por Richard Chiles y su injerencia en la clasificación del Magallanes a los play offs. El momento que más recuerdo de Chiles en la liga venezolana ocurrió en el sexto juego de la final de esa temporada 1970-71. Magallanes – La Guaira. Aquel 2 de febrero, un cuadrangular de tres carreras del receptor Harold King había igualado la pizarra a cinco carreras en la apertura del octavo episodio. En medio de un duelo de pitcheo entre los relevistas Orlando Peña por La Guaira y Jorge Lauzerique por Magallanes. Luego de los dos primeros outs del décimotercer inning, Rich Chiles entró al cajón de bateó y metió un lineazo imparable al jardín central, luego el manager Patato Pascual, trajo a Armando Ortíz de emergente por Nelson Cañas, aún recuerdo los gritos del narrador describiendo el arco del batazo de Ortíz internándose en el rincón de los músicos del estadio Universitario y la carrera incandescente de Chiles desde primera base hasta el plato para decretar la ventaja que ponía a ganar al Magallanes 6-5, para empatar esa serie final a tres juegos por lado. Chiles impuso una marca para los Astros de Houston con 11 imparables como bateador emergente en la temporada de 1971. Mucho después se dice que fue entrenador de bateo en la pelota amateur del segunda base de los Medias Rojas de Boston, Dustin Pedroia. La siguiente cita ilustra la manera como se fajaba Chiles en un terreno de beisbol: “No quiero ver esa mierda, lánzame tus mejores pitcheos”, le gritó Chiles a Nolan Ryan cuanto este le lanzó una curva bostezante, de acuerdo al testimonio del compañero de equipo Craig Cacek.
El tercer integrante de este cuarteto es un campocorto de grandes atributos defensivos, desde que fue anunciado por Cardenales de Lara para la temporada 1970-71, Roger Metzger creó grandes expectativas en una liga donde destacaban David Concepción y Enzo Hernández. Como pocos peloteros importados que han jugado en LVBP, Metzger respondió a las expectativas y se convirtió en uno de los peloteros más destacados de los pájaros rojos junto a Bob Watson, Faustino Zabala, Jim Shellenback, Ken Forsch, Oscar Zamora, Iran Paz, Scipio Spinks y Tommie Reynolds entre otros, quienes accedieron al playoff semifinal y se fajaron a sangre y fuego para solo ceder en el quinto juego ante los Navegantes del Magallanes. Metzger fue líder de los campocortos de LVBP en cada uno de los departamentos defensivos: En 58 juegos realizó 101 outs, 216 asistencias, 14 errores, 52 dobleplays, 33 dobleplays iniciados, 331 lances totales, .957 de promedio defensivo. Además bateó para .286, con 67 imparables en 234 turnos al bate, 34 carreras anotadas, 19 empujadas, 6 dobles, 6 triples, 1 jonron, 18 boletos, 11 ponches y 5 bases robadas. Sin duda uno de los mejores torpederos defensivos que haya jugado en LVBP. En 1970, con el equipo AAA de los Cachorros de Chicago, Metzger actuó en 134 juegos, tomó 492 turnos al bate, 133 imparables, 59 carreras anotadas, 20 dobles, 7 triples, 1 jonrón, 32 carreras empujadas, 12 bases robadas, 48 boletos, 44 ponches, .270 de promedio de bateo. Fue cambiado a los Astros de Houston por Héctor Torres, y jugó con los siderales desde 1971 hasta 1978, cuando fue vendido a los Gigantes de San Francisco. Lider de los campocortos de la Liga Nacional en porcentaje de fildeo con.982 en 1973 y .986 en 1976. Lider de los campocortos de la Liga Nacional en outs con 275 en 1971. Líder de los campocortos de la Liga Nacional en dobleplays con 101 en 1972. Ganó el guante de oro para la posición de campocorto de la Liga Nacional en 1973. Fue líder en triples de la Liga Nacional con 11 en 1971 y 14 en 1973. En una entrevista de 1983, Metzger comentó que le hubiese gustado jugar en una Serie Mundial, pero que del resto se sentía muy a gusto con su carrera en las Grandes Ligas, a pesar de haberse retirado de manera prematura al volarse las puntas de los dedos índice, medio, anular y meñique de la mano derecha, en un accidente con una sierra de carpintería. Despues del accidente de 1979, solo pudo jugar 28 juegos en la temporada de 1980 con los Gigantes de San Francisco.
El cuarto pasajero de ese taxi transtemporal, es un pitcher quien vino por primera vez a LVBP en la temporada 1974-75, lo recuerdo muy bien porque fue el pitcher abridor del primer desafío Magallanes – Caracas que presencié desde la tribuna central del estadio Universitario, por supuesto, ese atardecer sabatino de principios de noviembre, el estadio estaba a reventar, la esencia de la adrenalina tenía igual concentración en el terreno como en las gradas, tal como me lo había adelantado tío Rubén cuando veníamos en su Mercedes Benz cajita de fósforo por el autopista Francisco Fajardo, y cuando entramos al estadio por el acceso de primera base. El vértigo de la dinámica del juego me hizo apreciar la entrega y la presencia del pitcher de piel sepia cuya gorra se ajustaba sobre un tumulto de cabellos enrollados. Cada vez que los bateadores caraquistas descifraban sus envíos, me preguntaba porqué el manager no sacaba del juego a ese pitcher, casi inmediatamente cuando dominaba al siguiente bateador intentaba recordar los numeritos que había visto en el periódico el día que anunciaron su contratación. Larry Demery pitcher derecho, viene de lanzar 48 innings en 6 juegos con el equipo AAA de los Piratas de Pittsburgh, allí tuvo marca de 4-2 con efectividad de 2.81. Eso le valió subir a la gran carpa con los Piratas, donde en 19 juegos lanzó 95.1 innings y dejó marca de 6-6 con efectividad de 4.25. Podía entender lo de la efectividad porque era su primera experiencia de Grandes Ligas, lo que no me gustaba era su relación de boletos-ponches. Esa noche Demery se encargaría de empezar a demostrarme que era un pitcher a tomar en cuenta, fue capaz de fajarse con la peligrosa lineación caraquista hasta derrotarlos 5-4. Esa temporada 1974-75 Demery terminó con marca de 6-2 con 2.14 de efectividad, 67.1 innings lanzados (5 juegos completos), y sorpresa: solo 17 boletos por 31 ponches. Luego de aquel juego en el Universitario, seguí al detalle cada una de sus aperturas, hasta el primer juego de la serie final ante los Tigres de Aragua. Demery regresaría con Magallanes para la temporada 1975-76 y aunque solo tuvo marca de 2-2, su efectividad de 1.70 en 63.2 innings lanzados, indica que se las ingenió para dejar varados a todos los bateadores que embasó por boleto, esa vez concedió 25. En 1977 debió retirarse prematuramente por problemas en el brazo de lanzar, cuando lei la noticia, fue inevitable recordar la gesta de Demery para mantener al Magallanes compitiendo en el primer juego de la final de la temporada 1974-75, salió en el séptimo inning, abajo en la pizarra 2-1. Entonces apareció el jonrón de Dave Parker en el noveno inning para ganar 3-2, y se pudo apreciar en toda su intensidad el trabajo monticular de Larry Demery.
Quizás ahora haya un poco más de paz en mis remembranzas, aunque sospecho que solo habrá justicia cuando Hovley aparezca en el registro general de peloteros que participaron en LVBP. Cuando Magallanes explique porque no repitió a Chiles luego de aquella solvente sustitución que hizo ante la desaparición de Herman Hill. Cuando Cardenales reconozca con más detalle y profundidad la clase de temporada que tuvo Metzger en 1970-71. Cuando Magallanes le de el espacio que se merece Demery como uno de los mejores lanzadores que ha venido a reforzar al equipo.
Alfonso L. Tusa C. © 11-09-2016.
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