Se busca plasmar la conexión entre el béisbol y la vida, como cada regla del juego resulta una escuela de reflexión hasta para los seguidores más remotos cuando los sucesos del mundo indican que ciertas veces las normas de justicia son violadas; el transcurso de las sentencias de bolas y strikes reflejan la pertinencia y compromiso de cada pelotero en respetar la presencia del árbitro.Cada jugador deja lo mejor de sí sobre el campo de juego a pesar de lo complicado que pueda ser su vida.
martes, 30 de septiembre de 2025
Zurdo y marginado
Alan Schwarz. The New York Times. 15 de agosto de 2009.
Las cartas siguen llegando. Cada pocas semanas, Benny Distefano abrirá su correo y encontrará una carta de un jugador de pequeñas ligas, o del padre de uno, pidiendo consejo. Es la única persona que conocen quien entiende.
Hace veinte años este martes, Distefano, entonces pelotero de grandes ligas, participó como catcher zurdo en un juego de las mayores. Nadie lo ha repetido desde entonces. Como las noches cuando las damas entraban gratis al estadio y los pitchers llamados Wilbur, los catchers zurdos están extintos, por razones en las cuales hay pequeño consenso.
“No tengo idea”, dijo Joe Mauer, catcher del todos estrellas de los Mellizos de Minnesota (derecho, naturalmente).
“¿Es porque hay más bateadores derechos? dijo el catcher de los Bravos de Atlanta, Brian McCann.
“¿No ha habido ninguno en el juego por 20 años? ¿De verdad?” dijo Joe Torre, un catcher del todos estrellas a través de la década de 1960. “Bien, primero que todo, los pitchers zurdos no lanzan la pelota derecho”.
Los equipos de grandes ligas han estado clamando por más catchers desde hace algún tiempo, han rogado por que las madres le permitan a sus hijos jugar allí, y aún así dejan de lado un flujo de talento que lanza con la mano izquierda. En los últimos 100 años, Dale Long recibió dos innings para los Cachorros de Chicago en 1958 y Mike Squires la misma cantidad para los Medias Blancas en 1980.
Y desde el 18 de agosto de 1989, cuando Distefano fue catcher por última vez, el beisbol ha permitido los uniformes antiguos y hasta las ganancias compartidas, pero no los gustos de Distefano. Las ligas menores no tienen un solo catcher zurdo en este momento.
“Este es un juego de cambios lentos”, dijo Distefano, el actual coach de bateo de los Whitecaps de West Michigan, un equipo Clase A de los Tigres de Detroit. “Hace falta un manager creativo dispuesto a realizar algo que podría estar un poco fuera de orden”.
Distefano tuvo eso a finales de 1988, cuando le preguntó a su manager en los Piratas de Pittsburgh, Jim Leyland, si podía convertirse en el catcher de emergencia del equipo. Distefano había adorado ser catcher desde muchacho en los campos beisboleros de Brooklyn pero fue movido a los jardines. Leyland recordó como el mundo no giró sobre su eje cuando su antiguo jefe, Tony LaRussa usó a Squires de esa manera, así que le permitió a Distefano ir a la liga Instruccional ese otoño para reaprender la posición.
La próxima primavera, cuando el experimento de las nóminas de 24 peloteros le costó flexibilidad a los equipos, Distefano se mantuvo como jardinero de reserva, primera base y, si catcher. Lo trajeron en tres juegos para agacharse detrás del plato por seis innings. El único corredor que intentó robarle una base fue Oddibe McDowell el 18 de agosto.
“Curva contra el suelo”, dijo Distefano. “Estuve muy cerca. Tuve una buena oportunidad de hacerlo out y a cualquier otro”.
Desde entonces no ha habido ningún otro catcher zurdo. Pocas personas saben el porqué. Las ligas juveniles tienen catchers zurdos de vez en cuando, hay mascotas disponibles para ellos en las tiendas deportivas locales, pero las ligas profesionales nunca. Distefano entiende mejor que cualquiera cual teoría tiene sentido y cual no
Ninguna es más específica que la conjetura del bateador derecho, la cual indica que en los intentos de robo, los zurdos tienen que lanzar con el obstáculo del bateador derecho, el cual es más numeroso que el bateador del otro lado del plato. Pero los catchers derechos no parecen tener dificultades para lanzar cuando el bateador es zurdo; además, mientras los bateadores derechos representaban el 62 por ciento de las apariciones al plato hace 50 años, ahora solo representan el 56 por ciento por 44 de los zurdos.
La Wayward Southpaw Thesis de Torre fue descartada inmediatamente por el colega catcher convertido en manager Dan Wakamatsu, de los Marineros de Seattle.
“Hay muchos pitchers zurdos quienes no llegaron a las grandes ligas debido a que sus lanzamientos eran muy planos”, dijo Wakamatsu.
Respecto al punto de que el lanzamiento de un zurdo hacia segunda base generalmente se aleja del corredor, Distefano observó, “Eso se puede mejorar con la experiencia”.
Los tiros sorpresivos hacia primera base son menos importantes que los lanzamientos hacia tercera base, como dijo Torre, “Los corredores solo van en una dirección”, los bateadores derechos obstaculizan al catcher zurdo. Pero Distefano también refutó eso.
“Cuando tenía que lanzar a tercera, tenía un truco, me agachaba un poco más atrás y con el pie izquierdo algo abierto”, dijo él. “No tenía que acomodar mis pies porque tenía buen brazo. Y cuando hay intento de robo de tercera, 9 de cada 10 veces es porque le toman el tiempo al pitcher”.
Distefano ofreció dos explicaciones. Los toques hacia tercera base, dijo él, causan problemas a los catchers zurdos. Al atacar la pelota y tomarla, para pasarla a su mano izquierda y lanzar hacia primera o segunda base, sus cuerpos se enredan y entorpecen. Para los derechos esos lanzamientos son mucho más fáciles y naturales.
Pero el mayor problema que Distefano encontró fue con las jugadas en el plato. Debido a que tenía la mascota en su mano derecha, cada tiro preciso hacia el lado del corredor tenía que ser atrapado de revés, lo cual impedía tocar rápido al corredor. Y con los tiros del jardinero sobre la línea de primera base, atrapar la pelota con la mano derecha deja el hombro de lanzar abierto al corredor.
“Si hay una jugada que implica un encontronazo, el catcher zurdo saldrá lastimado”, dijo él.
Distefano se las arregló para explotar su nueva versatilidad para conseguir un trabajo mejor remunerado en Japón en 1990. Asistió al campamento primaveral de los Astros de Houston en 1992, con los pitchers y catchers, e hizo el equipo, en parte porque podía servir como catcher de emergencia. Nunca participó en un juego detrás del plato, pero ellos necesitaban una posibilidad adicional porque Craig Biggio iba a jugar en segunda base.
Hablando de la segunda base, también es pertinente pensar ¿Por qué tampoco hay segundas bases zurdos? ¿Ni campos cortos, ni terceras bases?
“Me parece que todos los zurdos terminan siendo pitchers”, dijo el campocorto de los Astros, Miguel Tejada.
Aparentemente era así. Hacía unos 15 años, un adolescente zurdo del equipo Lumps Gas Station en la liga de verano de Clifton, Tex., actuó en el campocorto en un juego, recordó él, “Dijeron que no se suponía que los zurdos jugaran esa posición”, y ya no jugó más allí. Ese adolescente era Zach Duke, ahora pitcher zurdo que ha jugado en el juego de estrellas, de los Piratas de Pittsburgh.
Ningun zurdo ha jugado un inning en el campocorto en las mayores en 100 años. En cuanto a la segunda base, solo ha habido tres desde la segunda guerra mundial: George Crowe con los Cachorros en 1958 (por dos tercios de inning), Sam McDowell con los Indios de Cleveland en 1970 (por dos bateadores derechos, antes de regresar al montículo) y Don Mattingly (debido a la indignación de Billy Martin en el último out del infame juego del alquitrán de pino en 1983).
Los segundas bases no pueden ser zurdos, no se puede hacer el dobleplay con esa mano, porque recibirías la pelota y tendrías que voltearte para lanzar”, dijo el tercera base de los Rangers, Michael Young, quien antes de esta temporada jugaba exclusivamente en el medio del infield. “Los campocortos zurdos, también tienen problemas para lanzar la pelota en un dobleplay. Nunca lo he visto. Y tampoco espero hacerlo”.
Lo cual nos lleva a la tercera base y al versátil Squires, quien fue uno de los antes mencionados cátchers zurdos. Pocos zurdos han jugado brevemente en tercera (incluyendo a Mattingly en 1986), pero Squires jugó allí en 13 juegos para los Medias Blancas de 1984.
Los terceras bases zurdos tienen que hacer de revés todas las jugadas hacia el hueco del campocorto, a su izquierda, lo cual restringe su alcance, a menos que su coordinación sea tan espectacular como si estuvieran jugando campocorto.
Squires, ahora scout de los Rojos, dijo que los terceras bases zurdos no pueden con los toques, porque pasar rápidamente la pelota hacia su mano izquierda mientras se adelanta es virtualmente imposible.
Pero y ¿los catchers zurdos? Squires no entiende por qué no.
“Se habla de veteranos quienes no quieren cambiar”, dijo él. “Siempre quise ser catcher cuando era joven. Pero no me lo permitieron”.
Distefano se convirtió en catcher únicamente para prolongar su carrera. En lugar de eso, alargó su legado, no solo entre los adictos a la trivia beisbolera, sino en la comunidad de los catchers zurdos, para quienes sigue siendo un héroe.
“No sabía que se acercaba el vigésimo aniversario de mi última vez como catcher”, dijo Distefano. “Definitivamente celebraré. Es agradable. Es una recompensa ser recordado de manera positiva”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Junio 20, 2017.
Nota del traductor: Benny Distefano actuó en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional con Navegantes del Magallanes (1983-1984. 1984-1985. 1985-1986).
lunes, 29 de septiembre de 2025
Obituario: Fred Klages (1943-2023)
Sam Gazdziak. 10 de abril de 2023.
Descanse en paz Fred Klages, un atleta estrella de Pennsylvania quien pitcheara para los Medias Blancas de Chicago en partes de dos temporadas. Falleció el 30 de marzo a la edad de 79 años de acuerdo a las publicaciones hechas en las redes sociales por familiares y amigos. Klages jugó para los Medias Blancas de Chicago en 1966 y ´67.
Frederick Albert Anthony Klages nació en Ambridge, Pa., el 31 de octubre de 1943. Fue un atleta de tres deportes en Ambridge High School (baloncesto, futbol americano y beisbol) y era bueno en todos ellos. De hecho, fue nombrado uno de los mejores jugadores en Pennsylvania en 1961.
Klages, tan bueno como era, no fue el mejor jugador de futbol Americano en Pennsylvania de esa época. Ese honor probablemente era del mariscal de campo de Beaver Falls High, Joe Namath. Beaver Falls y Ambridge eran rivales, Namath llevó a su escuela al campeonato de Pennsylvania occidental sobre Ambridge en su año final. Fuera del campo, los dos eran amigos, y Klages le contó al columnista del Daily News, Dick Young algunas historias cuando llegó a las mayores. “Lo que escogieras. Beisbol, futbol americano, baloncesto, billar. No había nada que Joe Namath no pudiera hacer, y lo hacía mejor que cualquiera. Podía entrar en una sala de billar y fajarse un buen rato, luego caminaba por la cuadra hacia el gimnasio y lanzaba 20 envíos al aro”.
Klages mostró su potencial beisbolero en la escuela secundaria y la pelota de la American Legion. En un juego de un torneo en agosto de 1961, Klages ponchó a 16 en un triunfo sobre Shannock Valley. Klages tuvo 16 triunfos seguidos en la temporada regular y lideró al equipo de Ambridge al título estadal de Legión de ese año. Cuando era estudiante de último año, fue muy seguido por las universidades por sus programas de futbol americano y por los scouts para sus equipos de beisbol. Firmó con la University of Tennessee en abril de 1962 para jugar futbol americano, pero llegaron los Medias Blancas de Chicago con un bono de cinco cifras. Firmó el contrato y se unió al equipo afiliado en la Appalachian League, los Smokies de Harlan, hacia el final de la temporada. Participó en 12 juegos, incluyendo 9 aperturas y fue zarandeado con una efectividad de 8.68.
La transformación de Klages desde un muchacho de 18 años con los humos en la cabeza en 1962 hasta un prospecto insurgente en el ´63 fue dramática. Pitcheó lo suficientemente bien para ser asignado al Clinton C-Sox Clase A de la Midwest League, y rebajó su efectividad hasta 3.59 con marca de 9-7. Permitió menos imparables, concedió menos boletos y ponchó 153 bateadores en 158 innings. Su control no siempre tan preciso, y sus ponches totales no eran tan impresionantes, pero seguía teniendo buenas actuaciones a medida que avanzaba en la organización de los Medias Blancas. Ganó 10 juegos, con 16 derrotas, mientras pitcheaba para Tidewater y Sarasota en 1964, y tenía marca de 13-5 en agosto de 1965 con el Lynchburg AA, lo cual le daba oportunidad de conseguir 20 triunfos en la Southern League. Klages perdió sus restantes cinco decisiones de la temporada, pero aún terminó el año con efectividad de 2.85 y 123 ponches. También pasaba sus inviernos pitcheando en la Florida Instructional League y en lugares como Venezuela. Después de la temporada de 1965, los Medias Blancas agregaron a Klages a su nómina. (Fuente. Chicago Tribune 1968).
Los Medias Blancas de 1966 terminaron con marca de 83-79-1 pero llegaron en un distante cuarto lugar cuando Klages debutó contra los Senadores de Washington el 11 de septiembre. Los Senadores, quienes eran un equipo de segunda división, fueron hipnotizados por Klages. Durante cinco innings, Washington solo pudo conectar dos imparables y solo una carrera contra el novato. Klages concedió cinco boletos pero se acreditó el triunfo en una victoria de Chicago 5-1. También apoyó la ofensiva de Chicago cuando el equipo anotó cuatro carreras en el cierre del quinto inning. Después que Ken Berry negociara boleto y Marv Staehle lo llevara con sencillo hasta tercera base, Klages despachó sencillo impulsor ante el abridor de los Senadores, Jim Hannan para marcar la primera carrera del día. Más adelante Klages anotó mediante sencillo de Don Buford. El corrido de las bases pudo haber cansado al pitcher, porque permitió un sencillo de toque a Bob Saverine y concedió boleto a Fred Valentine antes de ser salir del juego. Saverine anotó después mediante elevado de sacrificio de Willie Kirkland, pero el relevista Dennis Higgins se apuntó el salvamento en trabajo de cuatro innings.
Klages hizo dos aperturas más para los Medias Blancas y pitcheó hasta el sexto inning contra los Senadores y los Yankees a finales de septiembre. No tuvo decisión pero pitcheó bien. En sus tres aperturas, tuvo efectividad de 1.72 y permitió nueve imparables y siete boletos en 15.2 innings. También ponchó seis bateadores. Ese debut impresionante no le garantizó un puesto en la nómina de los Medias Blancas en 1967; empezó la temporada en el Indianapolis AAA antes de ser subido de vuelta a las mayores en junio para una apertura contra los Medias Rojas el 14 de junio. Permitió un par de carreras en cinco innings y cargó con el revés. Klages regresó a las ligas menores por poco más de un mes, antes que los Medias Blancas lo llamaran de regreso a finales de julio.
Los Medias Blancas de 1967 estaban destinados a terminar en el cuarto lugar otra vez, pero puntearon la Liga Americana buena parte de la temporada antes de fallar en agosto. Aún entonces, estuvieron involucrados en una carrera de cuatro rivales por el banderín con Boston, Detroit y Minnesota. El manager Eddie Stanky se afincó principalmente en sus ases, Gary Peters, Joe Horlen y Tommy John, así como en los relevistas Hoyt Wilhelm, Don McMahon y Bob Locker. Para el momento cuando se complicó la situación en agosto, necesitó un influjo de jóvenes para resistir la carga. Klages fue parte de los refuerzos, junto con Steve Jones y Cisco Carlos. Klages efectuó cinco aperturas durante el crítico mes de agosto y tuvo marca de 3-2 con efectividad de 2.67. Después que los patiblancos bajaron del tope de la tabla por primera vez en dos meses con una derrota el 13 de agosto, Klages venció a los Atléticos de Kansas City el 15 para poner a los Medias Blancas a medio juego del primer lugar. Su triunfo final del mes llegó contra Washington el 30 de agosto. Para entonces el equipo había caído al cuarto lugar.
Klages llamó a su triunfo sobre Nueva York su mejor actuación en las mayores. Reconoció al coach de Indianapolis, Ray Berres y al coach de los Medias Blancas, Marv Grissom por ayudarlo a desarrollar una buena curva. “Todo mi problema en el pasado, mientras vagaba en las ligas menores era que solo tenía la recta y una slider. Sabía que no podría establecerme en las grandes ligas a menos que desarrollara una curva”, dijo. “Todo lo que hice fue practicar a lanzar curvas y ahora pienso que he llegado a donde quería”.
Klages ganó solo un juego más. Eso ocurrió el 6 de septiembre contra los Angelinos de California. El juego permanecía sin carreras después de nueve innings, y ambos equipos marcaron dos veces en el undécimo inning. Klages entró al juego en la apertura del duodécimo inning y lanzó dos tramos en blanco, ponchó dos Angelinos. Ken Berry terminó el juego en el cierre del décimo tercer inning con un doble impulsor para llevar a los Medias Blancas a un cuádruple empate en el primer lugar. Klages hizo su apertura final el 11 de septiembre contra Baltimore y cargó con la derrota, al permitir tres carreras en tres innings. Su envío final fue devuelto como sencillo impulsor de una carrera por Davey Johnson. Desafortunadamente, Klages había empezado a sufrir de dolores en el hombro, y ese problema no había mejorado para la primavera de 1968. Era considerado como un posible cuarto abridor en la rotación de los Medias Blancas pero fue enviado a las ligas menores después de dos salidas complicadas en el entrenamiento primaveral. Pitcheó muy mal en las menores en 1968, con una efectividad sobre 5, pero al menos lo hizo con los Islanders de Hawaii. “Ese es un lugar muy especial”, dijo hacia el final de la temporada. “Nunca pensé que me enamoraría de una roca __Oahu”. Pitcheó para las organizaciones de los Medias Blancas y los Senadores en 1969, así como un par de juegos con el Reynosa de la Liga Mexicana. Se retiró al ser dejado en libertad por los Senadores en el entrenamiento primaveral de 1970. (Fuente: Beaver County Sports Hall of Fame).
Klages apareció en un total de 14 juegos con los Medias Blancas en partes de dos temporadas, incluyendo 12 aperturas. Tuvo marca de 5-4 y 3.28 de efectividad. Concedió 23 boletos y recetó la misma cantidad de ponches en 60.1 innings. Permitió 6 jonrones en 1967, pero tres de ellos fueron ante inquilinos del Salón de la fama: Al Kaline, Carl Yastzremski y Frank Robinson.
Después del Beisbol Klages se convirtió en dueño y presidente parcial de Titan Plastic Pipe International in Conroe, Texas. Fue inducido al Beaver County (Pa.) Sports Hall of Fame en 1985. Le sobreviven tres hijos, y hay una conexión beisbolera en la familia. Su hija Kim Klages Johns, es Senior Director de los PaddleHeads de Missoula y recibió el premio Executive of the Year 2021 en la Pioneer League.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 22 de abril de 2023.
Nota del Traductor: Fred Klages jugó en la liga venezolana de beisbol profesional en la temporada 1967-68 con los Navegantes del Magallanes: 23 Juegos, 2 completos, 4 ganados, 9 perdidos, 108 innings lanzados. 3.33 de efectividad.63 ponches.61 boletos.
domingo, 28 de septiembre de 2025
Una vitrina de Brooklyn.
Te fascinaban todas aquellas palabras sicilianas salpicadas del más efervescente inglés de Brooklyn, A veces tenías que tropezar a propósito con la mesa de la sala para que tu papá dejará la charla con María y Alfonso, sus “capisci”, “arancini”, “carciofi”, se petrificaban en los labios y tu padre se levantaba con una expresión áspera que te hacía temer una cruda reprimenda. Entonces suspiraba y preguntaba porque no podías tener un poco de “pacienza”. Desde que habían llegado desde Venezuela en aquel vuelo de Panamerican de la segunda quincena de julio de 1968, preguntaste a tu padre si aquel Brooklyn era el mismo donde jugaban los Dodgers de Jackie Robinson, Pee Wee Reese, Roy Campanella, Carl Erskine, Gil Hodges, Duke Snider, Carl Furillo, y el novato Sandy Koufax entre otros de aquellos fenómenos que leías en las revistas Sport Gráfico de tus hermanos. María tenía una mezcla de nostalgia y resquemor en la mirada cuando quisiste saber si había ido a ver a esos Dodgers en Ebbets Field. Alfonso carraspeó.
Hizo una seña de que lo esperasen y subió la escalera de ébano pulido. Luego que pasaran más de diez minutos, tu papá alzó la voz y le dijo a Alfonso: “Parliamo dopo”. Quisiste reclamar con la mirada, querías ver que tenía que mostrar Alfonso. La mirada de tu padre reverberaba de molestia. “Hablamos bastante en el avión sobre que no ibas a importunar a tus primos, ¿recuerdas?” Sabías que una oportunidad como aquella de saber más de aquellos Dodgers de testimonios de primera mano, sería muy difícil de conseguir en toda la vida. Solo habías tenido los cinco minutos antes de la cena posterior a aquella casa de ladrillos y madera de Brooklyn, con grandes árboles resguardando la calle. Alfonso te llamó para observar el crepúsculo desde las raíces de un sicomoro encajado a un costado de la acera. Te dijo que el beisbol siempre fue difícil para él, tenía muchas reglas, muchos detalles, y a él siempre le habían gustado los juegos directos, simples, dinámicos.
Mientras avanzaban a unas tres cuadras de la casa, escuchaste un rumor, una conversación entre cinco tipos, todos de cabellos platinados, tres de piel tostada y el otro par de epidermis más oscura. Hablaban de Jackie Robinson, de Roy Campanella, de Carl Furillo, de Gil Hodges y toda esa pléyade de peloteros. Repetían mucho las palabras Serie Mundial de 1955. Tu padre te miraba sorprendido. ¿Cómo puedes entender lo que dicen? ¿De donde sacas que están hablando de un pelotero llamado Sandy Amorós que fue el héroe anónimo de esa Serie Mundial? ¿Cómo sabes todo eso? Quise hablarle de las infinitas conversaciones de Felipe y Jesús Mario después de cada juego de la liga Venezolana de Beisbol Profesional. De cómo Jackie Robinson y Roy Campanella habían jugado beisbol profesional en Venezuela. Quise explicarle como cada tarde después de regresar de la escuela me zambullía debajo de la cama y sacaba tres o cuatro revistas Sport Gráfico que eran mi aperitivo antes de cenar.
Mientras el sol se resistía y manchaba de un anaranjado profundo los estertores de la tarde a través de las ramas del sicomoro, Alfonso te refería que había ido a todos los juegos de aquella Serie Mundial, los escenificados en Ebbets Field. Estuvo tentado a ir al Bronx en aquel séptimo juego pero a última hora debió hacer una diligencia en una ferretería para comprar un pegamento, había un tubo del fregadero que goteaba y cada vez la gota aumentaba. Cuando en el cierre del sexto inning vio a Sandy Amorós correr tras aquel batazo peligrosísimo de Yogi Berra, Alfonso volteó varias veces hacia el fregadero con ganas de acercarse y gritarle “testa di minchia” a la tubería. No le importó que aún no terminaba de ajustar la tubería y casi se mete en la pantalla del televisor, hasta acompañar a Sandy Amorós a capturar la pelota en las profundidades del rincón del jardín izquierdo de Yankee Stadium. María en vez de reclamarle por el pozo de agua le ayudó a secar el desastre mientras preguntaba de donde había salido ese Amorós.
Los tipos hablaban de aquel robo del plato que Jackie Robinson había conquistado ante el estupor y la ira del cátcher de los Yankees Yogi Berra, la jugada había sido muy cerrada pero la repetición en cámara lenta mostro que el spike de Jackie llegó primero que la mascota de Yogi. Tu papá te preguntó asombrado como hacías para entender lo que decían los tipos, no hablaban inglés, pronunciaban un enrevesado dialecto siciliano que ni él mismo entendía. Le dijiste que el beisbol es un lenguaje universal, que entiendes por señas y los términos intraducibles como strike, jonrón, squeeze play y passed ball. Casi convences a tu papá de intervenir en aquella tertulia, porque sabías más detalles de aquella noche cuando Carl Erskine fue a visitar a Roy Campanella al hospital luego del fatal accidente que le costo terminar sus días en una silla de ruedas. A último segundo tu padre desistió, nunca le había gustado irrumpir en conversaciones ajenas, tenía que haber una razón de muchísimo peso y esa simple conversación de un juego que él si apenas conocía no le daba motivo, ni derecho a ir de asomado a discutir de situaciones completamente extrañas para él.
Aún te preguntas que parte de la lengua te mordiste para evitar reclamarle o al menos preguntarle educadamente a tu padre por qué no había intervenido en aquella reunión de tipos platinados, si él al menos machucaba aquel dialecto aunque no fuese exactamente de su pueblo siciliano. Guardabas una mezcla quizás con un tenor mayor de miedo que de respeto hacia tu papá, por eso guardabas silencio casi siempre que él alzaba la voz y entornaba la mirada. Esta era una de esas ocasiones cuando creías tener suficientes recursos o motivos para preguntarle. Ibas a arriesgarte cuando apareció aquella tienda de memorabilia beisbolera con luces intermitentes y hasta un tren de juguete que avanzaba por el diamante hasta detenerse en el home. Había barajitas desplegadas en forma de zigzag a lo largo de las vías del tren, varias pelotas colgando de hilos invisibles que cargaban la atmósfera de esa fantasía de estar en varios juegos de campeonato a la vez. Permaneciste callado ante la insistencia de tu padre por seguir.
Mientras Alfonso se levantaba desde la pared de ladrillos sin quitar la vista del horizonte cada vez con más gradaciones azules que cárdenas, detuvo su observación de que era hora de cenar, cuando le preguntaste si te podía llevar al sitio donde había estado el Ebbets Field. Respiró profundo y estuviste a punto de llamar a tu papa cuando sus mejillas se tornaron moradas y sus manos temblaban colgadas a la altura delos muslos. “No digas, ni hagas nada, mi sento bene”. Sacó un pañuelo tan azul desteñido que parecía un pedazo de nube de abril. Desde que los Dodgers se fueron a Los Angeles me prometí que más nunca pisaría el lugar donde estuvo Ebbets Field, ni hablaría de eso. Son demasiados momentos emotivos. Jackie Robinson corriendo desde segunda base hasta el plato con un rodado al cuadro. El brazalete de Carl Furillo. La defensiva de Gil Hodges. La dinámica de Pee Wee Reese. Aquel novato Sandy Koufax. Son muchas imágenes que se encajan como puñales porque nunca más podrás verlos.
De pronto una pelota de costuras desgastadas, manchada de verde y marrón convirtió en migajas el vidrio de la vitrina y una alarma sonó mientras llegaban dos muchachos que metieron la mano y tomaron la pelota. Mientras corrían lamentando que no podrían seguir jugando en el solar de enfrente, tu padre templó tu mano al escuchar la sirena de la policía cada vez más estridente. El carro se detuvo cuando ustedes iban cruzando la esquina y los agentes corrieron hacia la vitrina. Aunque debieron contestar más de setenta preguntas relacionadas con si habían visto de cerca a los responsables del pelotazo en la vitrina, nunca te asustaste, sabías que esos muchachos solo jugaban pelota y no tenían malas intenciones, querías decir eso pero algo te decía que tu papá te iba a masacrar con la mirada y que además los policías no te iban a creer. Todas las cuadras de regreso apenas si respondías las preguntas de tu padre, el paso de aquel tren a través de los túneles de barajitas y pelotas firmadas cincelaban tu cráneo.
Aquella noche Alfonso te llamó hacia las luces del patio que apenas vencían la mitad de la oscuridad. Tenía varias fotografías en una mano y dos pelotas autografiadas en la otra. Le dijiste que la foto del outfield y todos aquellos anuncios comerciales era la misma que habías visto en la vitrina detrás de la ruta del tren de juguete. Querías saber cuantas jugadas, cuantos tiros de Furillo había visto desde las profundidades del right field hasta la mascota de Campanella, cuantos jonrones de Hodges, cuantas filigranas de Billy Cox, cuantas atrapadas en el jardín izquierdo corto de Pee Wee corriendo de espaldas, cuantas visitas inesperadas de Robinson al montículo en medio de un inning de base llenas. Alfonso te miraba con respiración entrecortada, los ojos parecían tomar todas las gradaciones más profundas de un carmesí hacia el fin del atardecer. Su voz luchaba por vencer el susurro. Le costaba mucho hablar de beisbol, había jurado alejarse de aquel rombo verde y anaranjado desde que Peter O´Malley se llevó a los Dodgers.
A punto de salir aquel jueves con María y mis padres hacia Manhattan, Alfonso me llamó para decirme que iba a hacer el intento de llevarme a los alrededores de lo que había sido Ebbets Field. Junto con papá acordamos que nos levantaríamos temprano el sábado para llegar a eso de las ocho de la mañana a ese lugar. Alfonso sacó una pelota, una gorra de los Dodgers y un guante desgastado, con varias firmas en la malla. Con mucha emoción indicaba los episodios previos a los juegos, cuando se asomaba en las gradas sobre el dugout del home club y se estiraba hasta casi desplomarse al terreno. Asi conoció a Sandy Koufax, el novato de quien se esperaban grandes cosas pero era muy descontrolado. Luego, las únicas veces que Alfonso volvió a escuchar los juegos de los Dodgers cuando estos ya estaban en Los Angeles era cuando le tocaba lanzar a Koufax, se maravillaba con las joyas de pitcheo que lanzaba, los campeonatos de 1963 y 1965, el juego perfecto de septiembre de ese año. Al llegar al lugar donde quedaba Ebbets Field, Alfonso te sorprendió al detenerse en distintos lugares de la vía pública para mostrar donde quedaba el plato, la primera base y el resto del cuadro interior, sin importar si alguna de las bases quedaba en medio de una avenida de gran tránsito.
Alfonso L. Tusa C. Abril 24, 2025. ©
El Pitcher de Tigres de Detroit Tarik Skubal Visita a David Fry de los Guardianes de Cleveland en un Hospital luego de golpearlo en la cara con una recta de 99 millas por hora.
Fry sufrió fracturas nasales y faciales en un intento de toque de pelota.
R.J. Anderson. CBSSports.com. Septiembre 24, 2025.
El zurdo de Tigres de Detroit, Tarik Skubal visitó al bateador designado de Guardianes de Cleveland en el hospital la noche de este martes 23 de septiembre, horas después que Fry recibió un pelotazo en el rostro intentando ejecutar un toque de bola ante una recta de 99 mph que le dejó múltiples fracturas de mínimo desplazamiento facial y nasal. Skubal fue llevado primero al hospital y luego al hotel de los Tigres por el manager de los Guardianes Stephen Vogt, quien suministró un reporte del estado de Fry antes del juego del miércoles contra los mismos Tigres.
“Él está lesionado. Adolorido. Tiene muchísimo dolor”, dijo Vogt, de acuerdo a The Atlantic. “Pero a medida que avance la vida, él va a estar bien. Cada vez que se tiene una lesión en la cabeza, se teme por los efectos a largo plazo de eso, pero a él se le ha descartado cualquier tipo de daño cerebral. Eso es lo que de verdad importa. Los huesos rotos se sueldan. Eso no significa que no va sentir dolor. Pero estamos muy, muy felices de que David esté bien”.
Skubal dijo que quería desearle a Fry una recuperación total y disculparse, aunque el claramente no hizo nada indebido. Fue un incidente fortuito__uno que vio a Fry terminar con una pelota en foul en intento de toque.
“No he visto la repetición de la jugada”, le dijo Skubal a los reporteros. “Lo vi en vivo, y no quiero seguir viendo eso”.
Los Guardianes colocaron a Fry en la lista de incapacitados este miércoles, lo cual terminó su temporada. El jardinero Jonathan Rodríguez fue llamado para ocupar su lugar en el roster activo.
“Las imágenes y exámenes clínicos han confirmado que David Fry, tuvo fracturas múltiples de mínimo desplazamiento en el lado izquierdo facial y nasal”, anunciaros los Guardianes la tarde de este miércoles. “Mientras la lesión requerirá monitoreo continuo, incluyendo evaluaciones seriales, se espera que David se recupere por completo en las próximas 6-8 semanas sin necesidad de cirugía. David fue dado de alta recientemente de Cleveland Clinic y está descansando cómodamente”.
Fry, 29, había aparecido en 66 juegos antes de la lesión del martes. Bateó para .171/.229/.363 (61 OPS+) con ocho jonrones y 2 carreras empujadas. Esos números estaban por debajo de la temporada pasada cuando bateó para .263/.356/.448 (129 OPS+) con 14 jonrones y 51 carreras empujadas.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Septiembre 28, 2025.
sábado, 27 de septiembre de 2025
Desde Félix Rodríguez hasta Endy Chávez
Cuando Félix Rodriguez debutó en la liga venezolana de beisbol profesional en la temporada 1972-1973, todavía bateaban los pitchers, se tocaba mucho la pelota, el bateo y corrido era casi una constante, los pitchers lanzaban mucho más adentro y amenazaban con golpear al bateador que le bateara con fuerza. A los jugadores de primera base les exigían, por lo general, a menos que fuesen excepcionales con el madero, una defensiva impecable, levantar piconazos, jugar por delante y por detrás del bateador de acuerdo a la circunstancia cambiante con un mismo bateador, saber jugar adelantado parea frustrar intentos de toque. Félix nunca fue un bateador de poder, por eso cada vez tuvo que perfeccionar su ofensiva de líneas hacia los callejones, de batazos hacia la banda contraria, de ejercitarse con carreras diarias en los jardines para sorprender desde los receptores contrarios hasta el más desprevenido aficionado al tomar una base adicional. Era lo menos que podía hacer para justificar su presencia en la alineación, fuese en la primera base o el jardín izquierdo.
Endy Chávez llegó de la mano de Alfredo Guadarrama y Gregorio Machado, ya había empezado y se enfatizaba la etapa de los especialistas en el beisbol, sin embargo, Endy siempre fue uno de esos raros especímenes que permanecen y permiten que el beisbol siga teniendo ese encanto de grandes emociones y magníficas satisfacciones mediante la entrega absoluta en los jardines y el empuje incansable en las bases. Desde su debut Endy siempre mostró un gran brazo, un sentido impecable de la ubicación y un oído excepcional para saber donde tenía que ir cuando el bateador hacía contacto, cuando la pelota parecía fuera del parque, él estaba allá adherido a la barda del jardín central y en el más inesperado salto sustraía la esférica de las gradas. Se convirtió en parte esencial de la transición del equipo desde la gloriosa década de 1990 hacia la primera y segunda décadas del nuevo milenio. Fue parte esencial en los títulos de 2001-2002, 2012-2013 y 2013-1014. Siempre con el batazo oportuno al final del juego, siempre con la atrapada fantasmal.
Félix siempre fue un jugador imperceptible, hacía su trabajo de manera invisible, pero a la hora de la verdad aparecía con el imparable clave, la carrera inesperada o la atrapada fantasmal que colaboraba a arreciar el viento en la popa del buque. En la temporada 1976-1977 fue co-lider en triples junto a su compañero de equipo Joe Cannon con 10, una marca que sigue vigente aun cuando ha sido igualada, esa temporada bateó para .314 en 53 juegos, anotó 29 carreras y empujó 26 en medio del tránsito hacia el campeonato, recibió 19 boletos y se ponchó 28 veces. En la serie final de esa campaña bateó para .280, con 7 remolcadas, un triple y un cuadrangular. En el sexto y decisivo encuentro de aquella serie final, Felíx sentenció a los Tiburones de La Guaira cuando despachó lineazo a la derecha impulsor de dos rayitas ante el relevista zurdo Larry Gura. En la Serie del Caribe de ese año fue líder bate con. En la temporada 1977-1978, en 65 desafíos, bateó para .323 (tope en su carrera) con 29 empujadas, 21 anotadas, 76 imparables (tope en su carrera), 11 dobles y 6 triples. Ese año negoció 28 boletos (tope en su carrera) y se ponchó 23 veces.
En la campaña 1978-1979, Rodríguez participó en 58 juegos, bateó para .274, con 23 remolcadas y 25 anotadas. Negoció 15 boletos y se ponchó 15 veces. Su última gran temporada fue la de 1981-1982, entonces bateó para .310 en 46 juegos. 21 remolcadas, 17 anotadas, 8 dobles, 3 triples, 3 jonrones, 21 boletos, 16 ponches. En series semifinales tuvo su mejor actuación en la justa 1984-195 cuando bateó para .571 con 8 imparables en 14 turnos al bate.
Endy siempre ha tenido una presencia más visible desde su excelencia defensiva, la potencia de su brazo, la rapidez de sus piernas y el contacto de su madero. En la temporada 2001-2002 bateó para .289, 59 imparables, 5 dobles, 4 triples, 1 jonrón, 15 carreras empujadas, 33 anotadas, 10 bases robadas en 49 juegos. Luego en la ronda semifinal tuvo promedio de .391, 18 imparables, 6 empujadas, 9 anotadas. Y en la final promedió .318, 7 imparables, 4 anotadas, 3 empujadas para colaborar en la obtención del décimo gallardete para los Navegantes.
Se recuerda siempre el gran sentido de ubicación y el arrojo de Endy en el jardín central, la elegancia de su guante y el coraje de lanzarse hacia adelante para tomar a ras de la grama batazos que parecían imparables o de correr de espaldas al plato para tomar contra la pared o sobre esta conexiones que parecían jonrones, salvaron más de un juego para los Navegantes. También se aprecia y reconoce su inmenso oportunismo con el madero, sobre todo en los innings finales o en medio del más encarnizado desafío de entradas extra, cuando el cansancio disminuye las fuerzas.
También fue pieza importante en los títulos de 2012-2013 y 2013-2014, principalmente con su defensiva que garantizaba respiro y alivio para el trabajo de los lanzadores. En la 2013-2014 hubo un juego del round robin semifinal ante los Tiburones de La Guaira cuando bateó de 4-3 y anotó tres carreras claves en la victoria 6-5. Mientras que en el juego decisivo de la serie final 2013-2014 bateó de 5-2 con anotada y empujada producto de un cuadrangular que avivó las esperanzas magallaneras en ese disputado encuentro que terminaron ganado 11-9 ante Cardenales de Lara.
Félix desde su pasividad engañosa apoyaba al equipo con hechos determinantes como aquel roletazo lento por segunda base en medio del cuarto inning de un duelo entre Edward Ricks y Tippy Martinez por Cardenales de Lara y Jim Sadowski por Magallanes. El camarero Jim Cox no pudo hacer el out en la intermedia debido a la lentitud del rodado, cual aprovechó Jim Holt para anotar la única carrera del juego efectuado el 15 de diciembre de 1974-
Endy puede llegar a ser muy enfático en su respaldo al equipo, el 23 de noviembre de 2003, en medio de un juego ante los Leones del Caracas, bateó un triple y dos sencillos para encabezar el ataque eléctrico con dos carreras anotadas y tres empujadas en ruta a una victoria 6-4.
Félix Rodriguez actuó en 17 temporadas de LVBP, con Navegantes del Magallanes. Campeón con los Navegantes en las justas 1976-1977 y 1978-1979. Líder de bateo en la Serie del Caribe de 1977. Exaltado al Salón de la Fama de Magallanes (2012) y su número 15 fue retirado. Es uno de tres peloteros con 600 o más imparables vitalicios con Magallanes
Endy Chávez participó en 19 temporadas de LVBP con Navegantes del Magallanes. Campeón con los Navegantes en las temporadas 2001-2002. 2012-2013 y 2013-2014. Novato del Año de LVBP en temporada 1999-2000. Es uno de tres peloteros con 600 o más imparables con Magallanes.
Alfonso L. Tusa C. © 18-12-2018.
jueves, 25 de septiembre de 2025
Paciorek se sobrepuso a una niñez dificil para disfrutar una larga carrera en el beisbol.
Bruce Markusen
Junio 2, 2017
Siempre he disfrutado el trabajo de Tom Paciorek como analista de las transmisiones de los juegos de los Medias Blancas de Chicago, desde sus primeros días como narrador en la década de 1990. Ahora retirado, él era divertido, agudo y reflexivo, una voz agradable de muchas maneras. Fue solo recientemente que supe acerca de su conexión con Detroit, lo cual me motivó a escribir de él.
Paciorek nació y se crió en la ciudad el motor, donde resistió una niñez difícil. Una vez que empecé a investigar el entorno de Paciorek, descubrí una historia fascinante y problemática que me hizo preguntarme como pude haber sabido tan poco de este beisbolista y narrador deportivo.
Uno de ocho hijos, Paciorek creció en la pobreza en una de las secciones más olvidadas de Detroit. Él, sus padres, y sus hermanos (incluyendo dos otros futuros jugadores de grandes ligas, John y Jim) vivían en una colapsada casa de tres habitaciones. Debido a los ingresos limitados de sus padres y a la presencia de muchos niños que alimentar y vestir, los Paciorek carecían de dinero hasta para comprar un televisor. De acuerdo a Paciorek, su familia fue la última de la vecindad en adquirir un televisor, eso ilustra las difíciles circunstancias económicas que vivieron los Paciorek.
Como si su situación monetaria no fuese lo suficientemente mala, Tom y varios de sus hermanos también enfrentaron un problema adicional. Asistían a la escuela secundaria en St. Ladislaus, en Hamtramck, una institución manejada por curas católicos. Como Paciorek reveló muchos años después, él y tres de sus hermanos fueron sometidos al abuso sexual por un cura en St. Ladislaus. Dada la cultura de la década de 1960, cuando era difícil retar a la autoridad del clero, Paciorek y sus hermanos se sintieron sin respaldo para denunciar al cura, reverendo Gerald Shirilla. Paciorek dijo que los repetidos incidentes con Shirilla lo traumatizaron, lo cual le afectó por años. A comienzos de la década de 1990, Paciorek se motivó a realizar una demanda contra el cura en St. Ladislaus (la cual ahora no existe), pero para entonces había expirado el período para denunciar el abuso sexual.
“Él me molestó durante cuatro años”, le dijo Paciorek a Detroit Free Press en 2002. “Definiría esos incidentes como ataques. Diría que hubo por lo menos cien de ellos”. La situación alcanzó su punto culminante durante un periodo de tres dias cuando Shirilla obtuvo permiso para que Paciorek se quedara con él por un fin de semana. “Por 72 horas, me sentí bajo un ataque constante”, dijo Paciorek. “Fue implacable. Me refiero a que me sentí prisionero en su casa…Recuerdo decir en un momento de silencio, cuando tal vez dormía un par de horas. ‘Dios ¿terminará esto alguna vez?’ ¿Cuándo va a terminar esto?’”
Sorprendentemente, Paciorek siguió siendo un buen estudiante en St. Ladislaus, donde se convirtió en jugador estrella de beisbol y futbol americano. Se ganó la oportunidad de asistir a la University of Detroit, donde destacó en el equipo de futbol americano. En otro episodio de infortunio, la universidad canceló el programa de futbol americano después del primer año de Paciorek. Tratando de mantener las esperanzas de una prometedora carrera en el futbol americano universitario, Paciorek se cambió a la University of Houston, donde no solo jugo como defensa en el futbol, sino que también surgió como un gran jardinero en el equipo de beisbol.
En 1967, Paciorek y los Cougars avanzaron a la Serie Mundial universitaria, lo cual sirvió para que lo vieran los scouts de grandes ligas. Luego vinieron más adversidades. En su último año en la universidad se lesionó una pierna al chocar contra la pared de los jardines. La lesión disminuyó la calidad de su juego, pero aún así los Dodgers de Los Angeles lo seleccionaron en el draft de grandes ligas de 1968. Los Dodgers lo escogieron en su quinta oportunidad. Ese año los Dolphins de Miami de la NFL lo seleccionaron en su escogencia de octava ronda. Tratando de no perder lo que consideraban un prospecto legítimo, los Dodgers convencieron a Paciorek de optar por el beisbol al ofercerle un bono de 20.000 $. Paciorek aceptó la oferta y se fue a su primera asignación de ligas menores, se reportó al equipo filial de los Dodgers en la liga novatos ubicado en Ogden, Utah.
Paciorek probó rápidamente que era capaz de batear el pitcheo profesional. Bateó .386 con un porcentaje de slugging de .653, mientras también se desempeñaba satisfactoriamente a la defensiva. Durante su estadía de 29 juegos con Ogden, Paciorek aprendió más del juego con un manager joven llamado Tommy LaSorda. Fue LaSorda quien le pondría a Paciorek su famoso apodo. Una noche, Paciorek y varios de sus compañeros de equipo cenaron en un restaurant. Todos los peloteros ordenaron filete, excepto Paciorek. El optó por una hamburguesa. Cuando LaSorda se enteró, lo llamó “Wimpy” (“Roque Pilón”), en referencia al personaje de la comiquita de Popeye.
Ahora conocido por su amor a las hamburguesas, Paciorek procedió a escalar a través del sistema de granjas de los Dodgers. A mediados de la temporada de 1968, se ganó una promoción a Bakersfield, donde alcanzaría grandes números en 1969. Entonces vino una promoción hasta el Spokane AAA en 1970, donde bateó para .326 con 17 jonrones y 101 carreras empujadas. Impresionados con su fácil transición a AAA, los Dodgers lo premiaron con una llamada de última hora a Los Angeles.
Paciorek parecía listo para quedarse en grandes ligas. Pero los Dodgers tenían un sistema de ligas menores cargado de talento, y ya tenían jardineros establecidos como Willie Crawford, Willie Davis y Manny Mota. Despues de la temporada de 1970, los Dodgers agregaron otro elemento a esa mezcla al adquirir a Richie Allen, otro pelotero que podía jugar en los jardines, en un cambio con los Cardenales de San Luis. Con esa clase de competencia, Paciorek pasaría la mayor parte de 1971 en AAA.
Luego de la temporada de 1971, los Dodgers salieron de Allen, pero añadieron a Frank Robinson. Una vez más Paciorek fue forzado a pasar más tiempo en las ligas menores.
En 1972, los Dodgers mudaron a Paciorek a primera base, posición donde jugaría en el Albuquerque AAA. Por supuesto, los Dodgers tenían otro enredo en primera base, donde el ganador del guante de oro Wes Parker era regular, y donde un prospecto llamado Steve Garvey jugaría pronto debido a problemas en el hombro que terminaron sus días como tercera base.
Para 1973, el aprendizaje de Paciorek en ligas menores llegó a su conclusión, pero tendría que asumir el papel de jugador a medio tiempo y jardinero de reserva. Al no poder establecerse en la alineación regular de los Dodgers, Paciorek jugó esporádicamente las próximas tres temporadas. En 1975, tocó fondo con promedio de .193. Disgustados con su una vez prospecto principal, los Dodgers hicieron un cambio grande ese invierno, enviaron a Paciorek, el jardinero Jimmy Wynn y los jugadores del cuadro Lee Lacy y Jerry Royster a los Bravos de Atlanta por el jardinero Dusty Baker y el jugador del cuadro Ed Goodson.
La mudanza a Atlanta ayudó a Paciorek. No solo le abrió la puerta para más tiempo de juego, sino que le dio la oportunidad de jugar en Fulton County Stadium, un parque mucho más amigable para los bateadores que Dodger Stadium. Al dársele más tiempo de juego en los tres jardines, primera base, y tercera base, Paciorek apareció en 111 juegos y bateó un impresionante .290, aunque falló en sacarle provecho a las dimensiones del “Launching Pad”.
Paciorek esperaba por una mayor experiencia como regular en 1977, pero tuvo dificultades en el plato, su promedio de bateo cayó a .239. Su imagen con Atlanta decayó tanto que los Bravos lo despidieron al terminar el entrenamiento primaveral. Luego, cerca de una semana después, lo volvieron a firmar, pero solo le dieron unos pocos turnos al bate como bateador emergente. Hacia finales de mayo, los Bravos lo despidieron por segunda vez, lo cual significó el final de su fracturada estadía en Atlanta.
Ahora su carrera estaba en una encrucijada, Paciorek encontró trabajo ocho días después, cuando los Marineros de Seattle lo firmaron como agente libre. Como equipo de la reciente expansión, los Marineros necesitaban ayuda en muchas posiciones, así que estaban muy contentos de contar con un pelotero con el potencial bateador de Paciorek.
Por las próximas tres temporadas y media, Paciorek jugó el jardín izquierdo para los Marineros, mientras mostraba un incremento en su producción casi cada año. Su pasantía en Seattle alcanzó su punto cumbre durante la temporada de la huelga de 1981, cuando bateó para .326 con 14 vuelacercas y su tope personal en OPS con .888. Paciorek fue líder en promedio de bateo de la Liga Americana hasta la semana final de agosto, aunque terminó segundo en la carrera por el título de bateo. Por primera vez en su carrera, Paciorek actuó en el Juego de Estrellas. Al final de la temporada, recibió alguna consideración para el premio al jugador más valioso de la liga, terminó décimo en la votación.
La mayoría de los peloteros no tienen el año de su carrera a la edad de 34 calendarios, pero Paciorek lo había logrado con los Marineros. En vez de conservar a Paciorek, los Marineros decidieron capitalizar su repentino valor en el mercado. Despues de la temporada del ’81, lo cambiaron a los Medias Blancas de Chicago por el cátcher Jim Essian, el campocorto Todd Cruz y el jardinero Rod Allen.
En las siguientes dos temporadas, Paciorek siguió siendo un pelotero productivo con los Medias Blancas, quienes lo mudaron desde los jardines hasta primera base. El rendimiento de Paciorek empezó a decaer en 1984 y 1985, muy comprensible debido a que se acercaba a los cuarenta años de edad. A mediados de la temporada de 1985 los Medias Blancas lo negociaron a los Mets de Nueva York por el infielder de ligas menores Dave Cochrane. Paciorek bateó para un respetable .284 en total esa temporada, pero aún asi fue despedido ese invierno. Firmó un contrato como agente libre con Texas, donde jugó sorpresivamente bien como jugador de reserva en sus últimas dos temporadas en las cuales bateó por encima de .280.
La carrera de Paciorek, que duró 18 años, es un testamento a su perseverancia. Fue ese raro pelotero, a la Mike Easler y Bill Robinson, quien fue mejor a los treinta años que a los veinte. Paciorek logró prolongar su carrera hasta los 40 años de edad, a pesar de los disgustos en los años con los Dodgers y las variadas despedidas de los Bravos. También hizo suficientes contactos en la organización de los Medias Blancas para asegurar un trabajo como narrador deportivo, una posición en la que entraba y salía. Además de los Medias Blancas, también narró juegos para los Tigres, Marineros, Bravos y Nacionales de Washington.
De manera más impresionante, Paciorek se sobrepuso a dos problemas de niñez que a menudo arruinan a las personas por el resto de sus vidas: la pobreza y el abuso sexual. Su voluntad para hablar del martirio de St. Ladislaus, junto a su voluntad para confrontar a su atormentador, ilustran el carácter de Paciorek.
Un orgulloso hijo de Detroit, Tom Paciorek lo ha hecho muy bien.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 12-12-2017.
miércoles, 24 de septiembre de 2025
Recuerdos de béisbol, fe y familia en las exequias de Gary Carter.
Andrew Keh. The New York Times. 24-02-2012.
Palm Beach Gardens, Fla. __ Entre los homenajes emocionales a Gary Carter este viernes 24 de febrero, sus logros beisboleros fueron un tópico inevitable.
Pero el servicio en memoria de Carter, quién falleció la semana pasada a los 57 años luego de batallar con un cáncer cerebral, también mostró su devoción por Dios y su familia.
El servicio se ofició frente a cientos de amigos, familiares y antiguos compañeros de equipo en Christ Fellowship, una iglesia grande ubicada en un campo de palmeras.
Entre los que asistieron al servicio en memoria de Gary Carter, estaban antiguos compañeros como Darryl Strawberry, Jesse Orosco, Wally Backman, Bobby Ojeda, Rusty Staub y Lenny Dykstra.
También estaban algunos de los integrantes actuales de los Mets, incluyendo al manager Terry Collins, David Wright, Jon Niese, Josh Thole y Bobby Parnell.
Otros vinieron de lugares lejanos.
Monique Worth, una edil de Montreal, dijo que había venido al servicio en representación del alcalde Gérald Tremblay.
“Gary Carter significó mucho para la ciudad de Montreal, nosotros lo amamos”, dijo Worth. “Por supuesto, era una fanática, como todos”.
Ralph Trigsted, quién dirigió a Carter en el equipo de fútbol americano de Sunny Hills High School en California, viajó desde la costa Oeste con una fotografía de Carter en el bolsillo de su chaqueta.
“Esto me rompió el corazón”, dijo Trigsted mientras hablaba de la muerte de Carter. “Significaba mucho para mí. No podía dejar de venir por nada del mundo”.
La fotografía tomada en el Bronx unas noches antes de que Carter fuera inducido al Salón de la Fama, no era el único recuerdo que Trigsted trajo con él.
“Tengo un mensaje de cuando me llamó a mi celular hace unos meses”, dijo Trigsted. “Todavía está en mi celular. No puedo borrarlo”.
Carter, un catcher que entró al Salón de la Fama como miembro de los Expos de Montreal, dejó de existir el 16 de febrero. Era el catcher regular, y uno de los peloteros clave del equipo de los Mets que ganó la Serie Mundial de 1986.
Se retiró en 1992, después de 19 temporadas en las grandes ligas. Durante su carrera fue elegido 11 veces al Juego de Estrellas y ganó tres Guantes de Oro.
En el servicio del viernes, fueron proyectadas noticias de béisbol, comerciales y presentaciones en televisión donde aparecía Carter, en un par de pantallas planas a los costados del lugar.
“Algunas veces, para ser honesto, los otros equipos no querían saber nada de él”, dijo Tommy Hutton, quién jugó contra Carter antes de ser su compañero en los Expos. Rápidamente se hicieron amigos.
Hutton, como los otros oradores, hizo mención a la profunda fé de Carter. Los tres amores en la vida de Carter eran su familia, el béisbol y Dios.
“Tengo que decir que el me idolatraba”, dijo el catcher del Salón de la Fama Johnny Bench, con una sonrisa. “Pero mientras estamos sentados aquí esta noche, me siento impresionado por las cosas que logró, la familia, los pastores, los amigos, el respeto, pensar en esa sonrisa es pensar en el tipo de persona que era él”.
Bench dijo que Carter siempre había querido dirigir en las Grandes Ligas. “Nadie fue tan inteligente como para contratarlo”, dijo.
Carter dirigió el equipo de béisbol de Palm Beach Atlantic University. Logan Thomas, un pitcher del conjunto, dijo que Carter tenía tres reglas básicas que le dejaba bien claro a sus peloteros: respetar al juego, respetar a los otros, y ser puntual.
“Él amaba el juego y a nosotros”, dijo Thomas, quién se paró en el podio con su camiseta de béisbol.
Los tributos más largos y emotivos fueron los de los tres hijos de Carter.
Su hija mayor, Christy Kearce, describió como la familia viajaba unida cuando a Gary le tocaba jugar en otros lugares en sus día de jugador activo.
“Mucha gente me pregunta, “¿Cómo se siente ser la hija de un famoso jugador de béisbol?”, dijo Kearce. “Todavía me hacía limpiar mi habitación y obtener buenas notas en la escuela. Nuestras noches transcurrían fuera de casa, en un campo de béisbol”.
Parafraseando a su padre, Kearce dijo, “Ahora, ustedes parecen estar en un largo viaje en la carretera”.
Cada hijo de Carter hizo una sentida referencia a la devoción de su padre por la limpieza. Más solemnemente, dijeron que se sentían aliviados porque había terminado el sufrimiento de su padre y creían que estaba en un mejor lugar.
“El Señor se ha llevado a mi papá al cielo, donde está felíz y sin dolor”, dijo su hija Kimmy Bloemers.
D.J., el hijo de Carter, dijo que no conocía el alcance de la fama de Carter hasta que los dos viajaron a Nueva York para la Serie Mundial de 2000 entre los Yanquis y los Mets.
“No podía creer que lo conociera tanta gente, y que tanta gente quisiera su autógrafo”, dijo. “La gente que no podía llegar hasta mi papá me pedía autógrafos a mí”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. Febrero 29, 2012.
martes, 23 de septiembre de 2025
La incandescencia de aquel juego perfecto de Armando Bastardo
Aquella noche de hace dieciséis años conversé alrededor de una hora con un hombre que había llenado de gloria al béisbol del estado Sucre, no podía creer que hubiese conocido por casualidad en una camioneta por puesto de Los Teques al pitcher estelar de la selección juvenil del estado Sucre cuando ganaron los campeonatos nacionales de 1966,1967 y 1968. Él, más que uno de los baluartes era el lider de aquel equipo. El propio pitcher de cabecera, el muchacho de la película. Armando Bastardo dejó marca de 13-3 en aquellos 3 campeonatos juveniles. La actuación que más se recuerda es una donde lanzó 17 episodios en blanco antes de que el juego fuera suspendido por lluvia. El juego se reanudó varios días después y Sucre se llevó el campeonato. Esa actuación provocó que los Navegantes del Magallanes le hicieran una oferta de 5.000 dólares de bonificación; Bastardo la rechazó, nunca firmó para jugar en el profesional.
“Está bien, vamos a hablar, pero me tienes que decir si en el mercado de Cumaná todavía se consiguen aquellos dulces de casabe, coco, clavo especia y papelón. Piñonatos, eso es lo que más recuerdo de Cumaná”. Si ahí estaba el artífice de al menos dos de los tres campeonatos nacionales juveniles que había ganado el estado Sucre entre 1966 y 1968. Pero más allá de eso lo que más relumbraba en mi memoria era que en más de cincuenta años de Liga Venezolana de Beisbol Profesional, todavía no se había producido (y sigue sin producirse) el primer juego perfecto. Los dos antecedentes más cercanos a la liga profesional son las joyas de pitcheo logradas por Gustavo “Mocho” García en 1952 y por el mismo Armando Bastardo protagonista de esta historia en 1971, ambas ocurridas en el beisbol aficionado AA.
El juego perfecto de Gustavo “Mocho” García data del 19 de abril de 1952, entonces lanzando para el Locomotora de La Guaira, venció 5-0 al Intendencia Naval. García era de Carúpano, desde ese momento ese juego perfecto fue otra de las armas que esgrimían los carupaneros en su rivalidad deportiva y general con los cumaneses. Aquel béisbol amateur era tan bravo que en Cumanacoa existe una leyenda que habla de un equipo local que venció al propio “Patón” Carrasquel en un juego de exhibición en los años cuando jugaba en Grandes Ligas”.
Todavía tengo grabado el titular del diario El Universal; “Armando Bastardo lanza juego perfecto en victoria 5-0 del MOP Zona 10 ante Urbanos”.
Bastardo empezó a rememorar sus tiempos de pelotero en Cumaná con cierta mirada nostálgica. “Me tuve que venir a Caracas porque allá era difícil conseguir trabajo. Empecé a trabajar en el MOP y me dieron la oportunidad de jugar en el equipo AA”
Subimos la acera de la calle Las Flores y devoramos las letras del periódico.
La reseña de El Universal crepitaba en mis memorias, “El MOP-Zona 10 se fue adelante con jonrón solitario de Oscar Rivas en el cierre del primer inning”.
En el quinto otro vuelacerca de Rivas con dos corredores a bordo alejó 4-0 al MOP Zona 10 ante el abridor Rubén Illas.
“Aquellos equipos de Sucre que ganaron esos campeonatos juveniles tenían mucha mística, mucho respeto. Había mucha química con el manager Ramón Rivas. Siempre salía alguien que hacía la jugada o daba el batazo”. Bastardo apretaba entre las manos su agenda.
“En el octavo tramo Silvio Flores destapó imparable y Rivas se apareció con su cuarto incogible, un doble remolcador”.
En el noveno acto Simón Delgado emergió por Francisco Oliveros como primer bateador de Urbanos, bateó un globo hacia los predios de Luis Maldonado en la segunda base. Era un elevado inofensivo pero alejado del camarero. Maldonado se arrojó de cabeza hacia su izquierda y atrapó la pelota cuando estaba a punto de tocar la grama. Superado el susto, Bastardo retiró a Pedro Millán con rodado al campocorto Silvio Flores, y al emergente Tadeo Flores con roletazo por la tercera almohadilla. El segundo juego perfecto del béisbol amateur se había logrado en el estadio Chato Candela un 23 de septiembre de 1971, en medio de la final del campeonato AA del Distrito Federal realizado entre los equipos: MOP Zona 10, Teléfonos, Vigilantes y Urbanos.
“La atrapada de Maldonado me calmó bastante los nervios, todavía recuerdo como se movió con rapidez y se lanzó de cabeza para agarrar esa pelota”, Bastardo inclina el torso hacia adelante en el mueble como cuando se doblaba en el montículo para precisar las señas del cátcher. “Ahí me di cuenta que estaba cerquita del juego perfecto, pero no quise distraerme con eso.
Bastardo hojeó un libro de pitchers venezolanos donde estaba documentada su hazaña y se inclinó en la silla de la sala. “Hasta el noveno inning no sabía nada del juego perfecto. Si había notado que casi nadie se me acercaba y me preguntaba ¿Qué está pasando aquí?” Cuando íbamos saliendo para servir en el noveno escuché: “Hay que echar el resto, es un juego perfecto”.
Sólo cuatro de los 27 outs los hizo en los jardines. Una línea de Francisco Depón a la izquierda en el primer episodio, un par de elevados al bosque derecho de Francisco Oliveros y de Pedro Millán en el tercero y un elevado de Rafael Barrera al leftfield en el octavo. ‘Muy pocas veces usé la curva’, agregó Bastardo. “Casi todos los lanzamientos que hice fueron rectas en la esquina de afuera.’” En la alineación de Urbanos destacaban el cátcher William Troconis y el jardinero Wilibaldo Quintana quien luego saltaría al profesional con los leones del Caracas.
Hasta el momento solo cinco pitchers venezolanos han lanzado un juego perfecto en el beisbol profesional, todos en el beisbol organizado estadounidense. En la Liga venezolana se han lanzado varios juegos sin hits ni carrera, ninguno perfecto hasta el momento. Los pitchers que lanzaron juego perfecto: Marcos Castillo en la California League (A) vistiendo el uniforme del San Bernardino venció 4-0 a Lake Elsinore en nueve innings, el 14 de junio de 1999. Guillermo Moscoso en la New York-Penn League (A) con la camiseta de los Tigers de Oneonta para vencer 6-0 a los MuckDogs de Batavia en nueve innings, el 15 de julio de 2007. Jeanmar Gómez, el 21 de mayo de 2009, en la Eastern League AA, defendiendo los colores del Akron venció 3-0 en trabajo de nueve innings al Trenton. Martín Pérez, el 19 de abril de 2011, en la Texas League AA, con el Frisco para vencer al Arkansas 1-0 en cinco innings. Félix Hernández, 15 de agosto 2012, en la Liga Americana, con los Marineros de Seattle venció a los Rays de Tampa Bay 1-0 en nueve innings; el séptimo juego perfecto con marcador 1-0 que se lanzaba en las grandes ligas.
Es cierto que el juego perfecto de Armando Bastardo no ocurrió en el beisbol profesional ante rivales de cierto nivel técnico y competitivo, sin embargo los méritos de un juego perfecto son indiscutibles en cualquier categoría o liga, más aún si recordamos que el beisbol AA o de máxima categoría amateur de Venezuela, tenía tan buen nivel en aquella época, que muchos peloteros firmados desde esa instancia fueron regulares de inmediato con sus equipos profesionales, como por ejemplo Gonzalo Márquez, o Chalao Méndez.
Alfonso L. Tusa C. 3 de agosto de 2021. ©
lunes, 22 de septiembre de 2025
Emilio Cueche primer pitcher venezolano en derrotar a Cuba en una Serie del Caribe.
Siempre ha representado un reto vencer al equipo cubano en cualquier categoría de béisbol. A las representaciones venezolanas les ha significado una especie de monstruo inexpugnable del cual alcanzan los dedos de las manos y pies para cuantificar las veces que han logrado resistir las duras batallas hasta tocar el tesoro de la victoria. Las Series del Caribe, en su primera etapa, resultaron fatales para las novenas venezolanas en su enfrentamientos ante los cubanos. Desde 1949 hasta 1953 Venezuela salió derrotada en los primeros diez encuentros ante Cuba.
Entonces llegó el primer juego de la Serie de 1954, efectuada en el estadio Sixto Escobar de San Juan, Puerto Rico. Pastora de Occidente, en representación de Venezuela versus Alacranes de Almendares por Cuba, 18 de febrero. Almendares llegó ganando 5-1 al noveno episodio. Allí tronaron los maderos de Johnny Temple, Wally Moon, Luis Camaleón García y Luis Oliveros para que Pastora se llevara la primera victoria venezolana ante Cuba en Series del Caribe. Ralph Beard se apuntó el triunfo, con salvado para Howie Fox. Junior Walsh cargó con el revés. En el Almendares había peloteros como: Willie Miranda, Forrest Jacob, Angel Scull, Sam Chapman. Héctor Rodríguez, Julio Bécquer y Ray Orteig.
El 11 de febrero de 1955, en la Serie del Caribe efectuada en el estadio Universitario de Caracas, Magallanes por Venezuela enfrentaba al Almendares de Cuba. Joe Hatten por los cubanos y Emilio Cueche por Venezuela se trenzaron en trepidante duelo de lanzadores. La pizarra permanecía en blanco hasta el séptimo episodio, entonces hubo una jugada polémica en primera base y el juego permaneció detenido unos 45 minutos debido a disturbios de fanáticos que saltaron al terreno a reclamar por la sentencia del árbitro. Al reanudar las acciones Cuba se había adelantado en el marcador y ganó 1-0. Cueche apenas permitió 2 imparables.
El 14 de febrero de 1955, Cueche salió con 2 dias de descanso a enfrentar nuevamente a Hatten y Almendares. Los cubanos salieron adelante en el segundo inning mediante boleto a Héctor Rodríguez (pasó a tercera cuando Bob Skinner no pudo atrapar un envío de Cueche intentando sorprenderlo en primera base) y elevado de sacrificio de Gus Triandos. Magallanes igualo en el cierre de la tercera entrada con sencillo de Skinner, por error de Lee Walls pasó a la intermedia, Luis St. Clair salió de segunda a primera y Skinner llegó a tercera. Luego de boleto a Cueche, Alfonso Carrasquel elevó a la izquierda para que Skinner marcar la igualada al pisa y corre.
Cuba pareció despegarse en la parte alta del cuarto tramo, a través de sencillos de Rocky Nelson y Rodríguez, más cuadrangular de Gus Triandos.
Magallanes descontó una en el cierre de la entrada con triple de Pablo García y rodado por tercera base de Dalmiro Finol. En el cierre del quinto St. Clair abrió con imparable. Cueche siguió con otro petardo a la derecha. Carrasquel se apareció con imparable a la derecha para remolcar a St. Clair, pero Cueche fue revenmtado en el plato con tiro de Mejías a Triandos a Rodríguez a Triandos. En la jugada Carrasquel ancló en la antesala. Jack Lorhke siguió con triple que trajo a Carrasquel con el empate. George Wilson salió de segunda a primera sin que se moviera Lorhke. Luego Pablo García descargó imparable al bosque izquierdo que impulsó a Lorhke con la ventaja. En el cierre del sexto marcaron otra rayita, Camaleón García detapó doblete, Skinner explotó a Hatten con infieldhit por el campocorto. Vino a relevar Raul Sánchez. St. Clair la rodó por segunda, mientras èl era out en primera camaleón anotaba.
En el noveno epìsodio Almendares amenazó, pero Cueche apretó el brazo. Rodriguez empezó con triple, Triandos abanicó el tercer strike, Earl Rapp negoció boleto, Willie Miranda corrió por él. Cueche ponchó a Carlos Paul y retiró a Juan Vistuer con rodado a la inicial. Así se concretaba el primer triunfo de un pitcher venezolano ante un equipo cubano en Series del Caribe.
Luego de esa victoria, Ramon Monzant lanzando para Industriales del Valencia en la Serie de 1958 (Estadio Sixto Escobar, San Juan Puerto Rico) venció 8-1 a los Tigres de Marianao el 11 de febrero. Mike Fornieles cargó con la derrota.
En la Serie de 2014, escenificada en el estadio Nueva Esparta, Margarita. Daryl Thompson lanzando para Magallanes venció 8-5 al Villa Clara el 2 de febrero.
Y en la Serie de 2015 escenificado en el estadio Hiram Bithorn, San Juan, Puerto Rico. Cesar Valdez venció 6-2 a Vegueros de Pinar del Rio. Y. Yera salió derrotado.
Alfonso L. Tusa C. Febrero 12, 2015.
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